Estamos viendo la masiva movilización del establishment político-mediático del país (detrás de la cual está el establishment financiero y económico) con el objetivo de asegurarse que el gobierno PP, liderado por el Sr. Rajoy, continúe gobernando en España, impidiendo así que haya un gobierno progresista que pueda sustituirlo. Parte de esta movilización es promover la […]
Estamos viendo la masiva movilización del establishment político-mediático del país (detrás de la cual está el establishment financiero y económico) con el objetivo de asegurarse que el gobierno PP, liderado por el Sr. Rajoy, continúe gobernando en España, impidiendo así que haya un gobierno progresista que pueda sustituirlo. Parte de esta movilización es promover la imagen, a través de prácticamente todos los mayores medios de información, de que Rajoy ha ganado las elecciones y, por lo tanto, sería antidemocrático negarle la investidura. Algunas voces poderosas dentro del PSOE están añadiendo su voz a este coro mediático, utilizando también este argumento, alentando a la dirección de su partido -el PSOE- a que no obstaculice que el Sr. Rajoy pase de ser presidente en funciones a presidente con plenas responsabilidades para asumir tal cargo.
Detrás de este argumento hay otro objetivo, menos explícito, pero igual de claro: el de evitar por todos los medios posibles que Unidos Podemos pueda alcanzar una alianza con el PSOE que, aun cuando facilitaría la investidura del dirigente socialista Pedro Sánchez como presidente, tendría el riesgo de que pudiera significar la entrada de Unidos Podemos en el gobierno, lo cual es totalmente inaceptable. Los seis meses de campaña mostraron claramente que, para el establishment político y mediático, el enemigo número uno del país es Unidos Podemos, identificando «país» con sus intereses particulares, que sienten que están amenazados por tal formación política.
Y en su campaña anti Unidos Podemos, tales voces dentro de PSOE, incluyendo su dirección, han enfatizado que Podemos es el partido responsable de que Pedro Sánchez no haya sustituido a Rajoy como presidente, al haberse opuesto a la alianza PSOE-Ciudadanos-Podemos, presentando tal alianza como la única alternativa que había para la investidura del candidato socialista. Este mensaje se ha ido transmitiendo machaconamente por tierra, mar y aire, con la activa colaboración de los mayores medios de información, en contra de Podemos entonces, y en contra de Unidos Podemos ahora. Y ha calado entre personas que votaron a Podemos en 2015, las cuales aceptaron el mensaje promovido por la dirección del PSOE de que Podemos había sido el responsable de mantener a Rajoy en el poder, tal como señalé en mi último artículo «El comportamiento antidemocrático del Estado y de los mayores medios y sus consecuencias en las elecciones», Público, 05.07.16.
La gran falsedad de las voces conservadoras dentro del PSOE
Es fácil de ver que tal acusación es falsa. Siempre hubo otra alternativa que hubiera permitido investir a Pedro Sánchez como presidente de un gobierno de coalición, con mayoría de izquierdas, y con el apoyo del PNV. Sumando 90 escaños del PSOE con 71 de Podemos, sus aliados e IU, y los 6 del PNV, da un número de 167, superior al número que daba la suma del PP con Ciudadanos, 163. En la segunda votación es más que probable que los partidos nacionalistas ERC, CDC y Bildu no hubieran votado en contra de la coalición del PSOE, Podemos y sus confluencias, IU y PNV, permitiendo así la formación de un gobierno con mayoría de izquierdas que hubiera podido revertir el gran número de políticas reaccionarias que han hecho un gran daño al bienestar de las clases populares y que, debido a su intolerancia hacia la aceptación de la plurinacionalidad, han activado las tensiones entre los distintos pueblos y naciones de España, incluyendo el crecimiento del independentismo. El diálogo del gobierno central con las fuerzas que se han convertido al independentismo recientemente (como consecuencia de la intolerancia primordialmente del PP) es esencial para que se resuelva el mal llamado problema catalán. Y digo mal llamado porque es básicamente un problema grave español, creado primordialmente por el Estado español, exacerbado cuando ha gobernado el PP. Debido al gran antagonismo de ERC y CDC con el PP, tales fuerzas nunca habrían votado por la investidura de Rajoy y se habrían abstenido en la investidura de Pedro Sánchez. De ahí que la alianza del PSOE, Podemos y sus confluencias, IU y PNV hubiera permitido la investidura de Pedro Sánchez.
Las voces conservadoras del PSOE se opusieron, pues básicamente no querían aliarse con Podemos, utilizando el eterno argumento de «defender la unidad de España» (que nadie estaba amenazando en la coalición PSOE-Podemos-PNV) como justificación para no considerar dicha alternativa. El manoseado argumento de que no querían depender del voto de los independentistas (que nadie pedía, pues no se pedía el voto a tales fuerzas, sino su abstención) queda desacreditado, pues el PSOE ha colaborado con tales fuerzas aprobando conjuntamente muchas leyes en las Cortes. Es más, en Catalunya el PSC gobernó en coalición con ERC, siendo tal partido un componente leal del programa del tripartito (el mejor gobierno que ha tenido Catalunya), que no incluía ningún paso hacia la secesión de Catalunya de España.
¿Qué pasó en la fallida alianza PSOE-Ciudadanos-Podemos?
Igualmente falsa es la acusación de que Podemos hizo fracasar el proyecto de alianza PSOE-Ciudadanos-Podemos. En esta acusación se manipula la información, pues no fue una propuesta de alianza tripartita, sino una alianza (en realidad, más que alianza, fue incluso un pacto) entre el PSOE y Ciudadanos a la cual, una vez ya se había firmado el pacto, se invitó a Podemos a añadirse, en una situación subalterna, pues el pacto PSOE-Ciudadanos era el punto de referencia. Es imposible que la dirección del PSOE no fuera consciente de que la manera como estaba diseñando el proyecto destinaba a este al fracaso, fracaso que muchas voces en el PSOE deseaban.
Podría haberse hecho un pacto PSOE-Podemos, y entonces invitar a Ciudadanos a sumarse. En caso de que este no se hubiera sumado, hubiera aparecido este, Ciudadanos, como el responsable de mantener a Rajoy en el gobierno. Pero esto no era lo que los conservadores en el PSOE deseaban, pues lo que querían era utilizar el pacto con Ciudadanos para mostrar que era Podemos el responsable del fracaso. Su objetivo era destruir a Podemos, al cual la dirección del PSOE continuó presentando como el adversario (cuando no el enemigo principal).
Pero de todas las falsedades, ahora la mayor es que Rajoy ganó las elecciones
Las mismas voces conservadoras del PSOE ahora acentúan que debe reconocerse que Rajoy ganó las elecciones de junio. Pero ello no es cierto. Rajoy no ganó las elecciones. Unas elecciones a un parlamento no son una liga de fútbol. En un sistema pluripartidista gana el que consigue más votos y escaños para que pueda formar gobierno, no el partido minoritario que consigue más votos. Es profundamente antidemocrático asumir que el partido minoritario que consiguió más votos es el ganador. Es un insulto a la mayoría del electorado que no votó a Rajoy (15.257.732 personas, que votaron a los otros partidos con representación en el Congreso) decir que este ganó y/o que los representa (con solo 7.906.185 de votos). Solo en una cultura democrática de tan baja calidad como la española (incluyendo la catalana) se puede presentar en base a estos datos que Rajoy ganó las elecciones. En realidad, tenemos ya evidencia de que la gran mayoría del electorado y de los españoles no desean que Rajoy (la derecha dura con ribetes franquistas) continúe de presidente. Así lo han indicado no solo Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, sino también Albert Rivera (que lo repitió machaconamente durante las elecciones) y los dirigentes de casi todos los otros partidos (PNV, ERC, CDC y Bildu). No puede ser, pues, que salga escogido presidente de España el que todos los demás no desean.
Este deseo generalizado en contra de Rajoy y su partido se debe a que la gente tiene memoria histórica y sabe qué es y lo que representa el PP, fundado por ministros de la dictadura, siendo hoy uno de los partidos más corruptos, más antidemocráticos y más reaccionarios que existen en la UE, continuador y sostenedor de la cultura franquista todavía extendida a lo largo de amplias áreas del territorio español. La gran mayoría de partidos políticos en las Cortes (excepto Ciudadanos) participaron en la lucha antidictatorial y se consideran antifranquistas. El PP nunca rompió con los lazos que le unen a sus fundadores, próximos, cuando no ligados, al anterior régimen. Es percibido como la ultraderecha dura, antidemocrática y corrupta, por la mayoría de fuerzas democráticas enraizadas en las formaciones que participaron en contra de la dictadura.
De ahí que se necesite una alianza de todas las fuerzas democráticas frente a los herederos de la dictadura. El hecho de que el Presidente Rajoy no haya condenado el comportamiento fascista del Ministro del Interior, el cual ha sido apoyado por el PP, además de mostrar su complacencia con la corrupción masiva en su partido, es indicador de su carácter antidemocrático. De ahí que, tal como hicieron en el año 1936, las fuerzas democráticas deben aliarse frente a la continuidad en el poder de los herederos del franquismo, bajo el mismo lema que utilizaron sus antecesores de «No pasarán». Naturalmente que Ciudadanos, Podemos, En Comú Podem, En Marea, Compromís y otros partidos son partidos nuevos. Pero algunos están enraizados en fuerzas progresistas. Y otros han mostrado a lo largo de su corta vida un comportamiento democrático que se ha distinguido del del PP.
Hay todavía alternativas
Hay que señalar, tal como ocurrió en 2015, que hoy continúa habiendo alternativas al gobierno Rajoy, si pudiera establecerse una alianza de todas las fuerzas democráticas para evitar su permanencia en el poder. Los votos al PSOE y Unidos Podemos (10.474.443) suman más que los votos al PP (7.906.185). Y los escaños de PSOE-Unidos Podemos (156) suman más que los escaños del PP (137). Faltaría que Ciudadanos (que ha dicho repetidamente en la campaña electoral que nunca votaría o facilitaría la investidura de Rajoy) votara en contra de Rajoy y a favor de Pedro Sánchez, o se abstuviera en la investidura de este último para que Pedro Sánchez sustituyera a Rajoy. Es más, Unidos Podemos podría apoyar la investidura de Pedro Sánchez en base a una alianza, tomando como punto de referencia el programa electoral del PSOE, sobre el cual trabajar un acuerdo. Para ello se necesitaría que el PSOE dejara de considerar a Unidos Podemos como el adversario (casi el enemigo), viéndolo como un partido clave para poder proteger los logros alcanzados en las áreas sociales, e incluso expandirlos, impidiendo su retroceso. Y el otro requerimiento sería que Ciudadanos cumpliera sus promesas y que, por lo tanto, además de no votar a Rajoy permitiera que Pedro Sánchez gobernara, absteniéndose. Ciudadanos es, después de todo, el partido que ha perdido más escaños. En el caso de que este partido votara en contra de Pedro Sánchez, quedaría claro que es Ciudadanos el responsable de la permanencia de Rajoy en el gobierno.
Otra alternativa sería que la coalición PSOE-Unidos Podemos fuera apoyada por el PNV y ERC (170), que sí sumarían más escaños que la suma PP + Ciudadanos (169). Ello facilitaría la resolución no solo del tema social, sino del tema nacional, abriendo un muy necesario diálogo con las fuerzas nacionalistas.
¿Son tales alianzas posibles?
La respuesta de la dirección el PSOE a cada una de estas alternativas sería el test de si PSOE quiere o no gobernar en coalición o en alianza con Unidos Podemos. Soy escéptico en cuanto a que el PSOE aceptara ninguna de estas alternativas, permitiendo al final la permanencia del PP. Pero si renuncian a cualquiera de las alternativas, estará claro que, en 2016, tal como ya ocurrió en 2015, habrá sido el PSOE y no Podemos el responsable de la permanencia de Rajoy. Esta es la única manera de probar que no es Unidos Podemos, sino el PSOE, el responsable de que continúe gobernando Rajoy.
Si dice no a cada una de estas alternativas, es este partido el que claramente no quiere ninguna relación con Unidos Podemos, incluso a costa de mantener a Rajoy en el poder. Termino invitando a los dirigentes del PSOE a que consideren las consecuencias de su comportamiento. La clase trabajadora y las clases populares de España no pueden aguantar más el enorme dolor que están causando las políticas impuestas al pueblo español por el PP. El PSOE, el heredero de millones de personas, incluidos mis padres, que lucharon para defender el gobierno democrático de unidad popular durante la Segunda República para conseguir una España justa, democrática y plurinacional, no puede por activa o por pasiva hacer posible que continúe en el poder el heredero de aquellas fuerzas que impidieron la obtención de aquel objetivo. Y otra consecuencia que deberían considerar es que el triunfo de Rajoy será la agudización de lo que se llama el «problema catalán», que es, en realidad, el «problema español», que será enorme si sigue gobernando el PP. No hay duda de que la elección de Rajoy, heredero de las derechas que ganaron la Guerra Civil y establecieron la dictadura contra los «rojos» y «separatistas», agudizará los problemas mal llamados territoriales. Y es más que seguro que el porcentaje de la población catalana que desea separarse de España (hoy el 48%) llegaría a ser la mayoría. Los que están pidiendo dentro del PSOE que no se dificulte que Rajoy gobierne serán responsables de todo ello.
Vicenç Navarro. Autor del libro ‘Ataque a la democracia y al bienestar’ (Anagrama, 2015)
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.