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Entrevista a Francisco Báez Baquet sobre la industria criminal del amianto

«Para desencadenar un mesotelioma bastan dosis muy reducidas»

Fuentes: Rebelión

Francisco Báez, extrabajador de Uralita en Sevilla, autor de Amianto: un genocidio impune, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra esta industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, ha reseñado […]

Francisco Báez, extrabajador de Uralita en Sevilla, autor de Amianto: un genocidio impune, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra esta industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, ha reseñado y destacado su obra.

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Hace ya días que no conversamos. Son muchas las preguntas pendientes. Una selección breve. Por cierto, ¿ya ha cumplido años? Felicidades si es el caso. Me ha llegado esta reflexión. Tiene su firma por supuesto: «La responsabilidad de los directivos más recientes, es incluso mayor, porque es evidente que el conocimiento científico, y su difusión entre quienes tienen obligación de su permanente conocimiento actualizado, sobre los diversos efectos nocivos del asbesto, ha sido progresivamente mayor, mejor, y con más evidencias científicas disponibles, a lo largo del tiempo, a medida de que ese conocimiento, de consenso generalizado, ha ido avanzando, como es lógico que así suceda. Por consiguiente, si bien es cierto que todos los directivos empresariales dispusieron ya de todas esas evidencias, no obstante, no es menos cierto que los últimos en acceder a sus respectivos cargos directivos, lo han hecho en condiciones que hacen todavía más inexcusable su negligencia o manifiesta indiferencia. Parece obvio, por otra parte, que cuanto mayor es la carga pulmonar y/o extrapulmonar de asbesto acumulado en el organismo humano, mayor será la probabilidad de afloramiento de todas las patologías asbesto-relacionadas, incluido el mesotelioma. Meter en esto al dilatado tiempo de latencia de este último, es «hacer trampas», con evidente parcialidad por parte de esos jueces». ¿Responde a alguna polémica? ¿A qué viene esta nota si me permite la expresión?

 

Estas reflexiones mías vienen determinadas por una pregunta que se nos hace a algunos activistas o expertos en los efectos nocivos del amianto, a propósito de varias sentencias judiciales acaecidas en Italia, en las que, basándose en el dilatado tiempo de latencia (intervalo temporal transcurrido entre la exposición y el diagnóstico o el afloramiento de los primeros síntomas) del mesotelioma , los jueces respectivos han considerado que esa circunstancia justificaba exonerar de responsabilidad a aquellos directivos empresariales que ejercieron sus funciones únicamente durante la etapa final del tiempo de exposición laboral, asumiendo que dicha exposición última no presupone rol etiológico, habida cuenta del susodicho lapso temporal amplio, de la latencia.

Esa es una conclusión gratuita e injustificada, dado que no existe evidencia alguna de que la probabilidad de afloramiento del mesotelioma, o de cualquier otra patología asbesto-relacionada, no venga determinada por la totalidad de la carga pulmonar y/o extrapulmonar acumulada en el organismo del paciente.

Hay, además, otra cuestión implícita en todo esto, y es que el tiempo de latencia, como tantas otras cosas en Biología, responde a una distribución gaussiana, esto es, representable de mediante un curva en forma de campana, y no mediante una única vertical tajante, que es justamente lo que vienen a asumir, de forma implícita, todas aquellas consideraciones que se argumentan como si realmente estuviéramos ante ese límite concreto y definido: a un lado con etiología atribuible, y al otro, no.

Muy bien visto. Me llega esto, también de usted por supuesto, como casi todo. «Por si interesa: http://www.europeanasbestosforum.org/ «. ¿Qué fórum europeo es este?

Se trata, según tengo entendido, de un evento centrado en el ámbito europeo, relativo a la cuestión de las repercusiones que para el mercado de las edificaciones de segunda mano tiene la presencia de amianto en las mismas, habida cuenta de aquellas legislaciones nacionales (entre las que no se encuentra la española), que obligan a que en la documentación acreditativa de las transacciones de compra-venta de este tipo de edificios, quede constancia pormenorizada de toda la presencia de amianto que pueda haber en los mismos, con el evidente propósito de que los nuevos propietarios sean conscientes, desde el primer momento, de esa circunstancia, y de que, por lo tanto, a la hora de efectuar reparaciones o demoliciones en el inmueble, deberán ser inexcusablemente consideradas todas las precauciones especificadas por la legislación sobre asbesto, para tal contingencia.

En todo esto hay un efecto colateral innegable, y es que el reconocimiento de la presencia, más o menos amplia, del amianto, en el edificio objeto del acto de compra-venta, incide negativamente en el valor de tasación de la edificación, tanto por el riesgo que ello representa, como, sobre todo, por el oneroso sobrecoste que, llegado el momento, supondría el desamiantado. Además de la amplitud de esa presencia del amianto instalado, es un dato que también asume relevancia, la fecha, exacta o en su defecto aproximada, de su instalación, porque ella será, a su vez, determinante, de la vida útil más o menos dilatada, que todavía reste, para el amianto instalado.

Hay otro efecto colateral igualmente previsible, y es la pulsión, por parte de los vendedores de esos edificios, a ocultar la eventual presencia de amianto en los mismos, omitiéndola en la documentación presentada en el acto de compra-venta. Téngase presente, que hay presencias de asbesto que quedan ocultas a una simple inspección ocular. Es el caso, por ejemplo, de las chapas planas de amianto-cemento, utilizadas como barrera de impermeabilización frente a la lluvia, en la configuración de las azoteas visitables, una solución, por cierto, que en su momento se prodigó relativamente en nuestro país.

¿Quién fue Giuseppe Manfredi? Me he llegado esta nota: «Compañeros de lucha por la Salud de los trabajadores. No hay palabras para expresar el dolor que significa para todos, la muerte por el asbesto, que pudo ser prevenible de un compañero de lucha por la salud de los ciudadanos de Casale Monferrato y del mundo. Sólo quiero compartirles este poema de Miguel Hernández que dedicó a su amigo Ramon Sijé, y que expresa lo que sentimos muchos por esta pérdida del compañero Giuseppe Manfredi, Presidente del AFeVA, que está en español, pero no me atrevo a traducir».

Se alude al reciente fallecimiento, por mesotelioma, de Giuseppe Manfredi, Presidente de la asociación de víctimas del asbesto, de Casale Monferrato (Italia), cargo en el que había sucedido a Romana Blesotti, cuya familia quedó diezmada por el denominado «mesotelioma familiar» (dos o más miembros de una misma familia, con o sin consanguineidad entre sí, afectados por mesotelioma).

El homenaje así rendido, corresponde al reconocimiento de mérito, efectuado por la doctora mexicana Guadalupe Aguilar Madrid, experta en mesotelioma e incansable activista contra la permanencia en el uso del asbesto.

Un día le preguntaré por la doctora Guadalupe, queda pendiente. Me han llegado también buenas noticias. Esta por ejemplo: «Uralita se ha visto pagar una indemnización de 135.612 euros a una mujer viuda y a sus cinco hijos por la enfermedad que sufrió su marido cuando trabajaba en las instalaciones que la firma fabricante de fibrocemento tenía en Valladolid». ¿Sabe algo más del tema?

Se trata de la indemnización a la familia de un trabajador fallecido de mesotelioma, que había trabajado en la descarga de camiones, en la fábrica de amianto-cemento. Se confirma así, una vez más, que para contraer un mesotelioma, no hace falta ninguna suerte de «contacto directo con el amianto», como en diversas sentencias españolas se ha llegado a postular como requisito decisivo, para llegar a dar por buena la etiología laboral, en uso judicial de una expresión tomada prestada de otras situaciones relativas también a la prevención, pero que, en el caso de las dermatitis, sí estaría justificada.

Ya hemos hablado de ello en algunas ocasiones.

Sí, sí, claro. Dicho peyorativamente, pareciera, para esos jueces españoles, que el trabajador tuviera que llegar a lamer el amianto, para que pudiera resultar afectado por el mesotelioma.

La realidad, por el contrario, es que el contagio se extiende allende el perímetro de la instalación en la que el amianto se manejó laboralmente, como lo evidencian los estudios epidemiológicos pertinentes, de forma que se pueden llegar a detectar, entre la población del entorno, y sin mediar exposición ocupacional, tasas de mesotelioma, superiores a la de fondo, en un radio de varios kilómetros (a veces, incluso decenas), con un gradiente de intensidad centrado en el foco industrial, en concordancia con la dirección de vientos predominantes (otro elemento de convicción), y llegando a afectar incluso a los animales domésticos residentes en ese entorno, y para los que evidentemente no cabe atribuirles ninguna suerte de eventual exposición laboral, oculta o manifiesta.

Eso es así, porque para desencadenar un mesotelioma, décadas después de haberse producido la exposición, bastan dosis muy reducidas, concentraciones muy dispersas, exposiciones muy débiles, o breves, esporádicas e incluso puntuales o únicas, como lo evidencian también los estudios experimentales.

Es precisamente la imposibilidad material de poder llegar a garantizar un uso seguro del amianto, cualesquiera que sean las precauciones y medidas preventivas adoptables, lo que ha justificado que haya tenido que llegarse a una prohibición absoluta de uso, como única alternativa viable.

Por consiguiente, por lo que respecta al riesgo de llegar a padecer mesotelioma por exposición laboral, en un centro de trabajo en el que ha estado presente el asbesto, los puestos de trabajo sujetos a ese riesgo, lo son todos ellos, sin excepción.

También me gustaría que comentara esta información: «Importante novedad: la Diputación de León ha decidido la eliminación programada de todas las tuberías de amianto-cemento de la provincia: http://www.diariodeleon.es/noticias/provincia/amianto-sigue-HYPERLINK «http://www.diariodeleon.es/noticias/provincia/amianto-sigue-presente-14-red-abastecimiento-leon_1086228.html»presente-14-red-abastecimiento-leon_1086228.html «. Un diputado de las cortes de Castilla y León de IU, José Sarrión, es un buen conocedor del tema. Y está muy informado y no se calla desde luego.

La dificultad, tanto técnica como económica, en consumar un desamiantado generalizado, está teniendo dramáticas consecuencias. Ilustrémoslo con un ejemplo.

Islandia fue uno de los países en los que en fecha más temprana se prohibió el uso de todas las variedades de amianto. Sin embargo, a día de hoy, varias décadas después, no solamente no se observa ninguna disminución en la tasa nacional de mesoteliomas, sino que incluso se registra un incesante incremento, que hasta el presente no ha llegado a declinar. En parte, esa situación se explica por el dilatado tiempo de latencia del mesotelioma, pero también, para acabar de poder explicarla, el factor indudable a considerar, es la continuada presencia del amianto que permanece instalado en su mayor parte.

Mientras no se concluya el desamiantado general, esa tasa se seguirá manteniendo básicamente en la misma tendencia. Sin que quepa descartar, además, que incluso mediando las máximas medidas precautorias, ese mismo desamiantado generalizado no pueda contribuir a un incremento de las patologías malignas asbesto-relacionadas. Es lo que ha llegado a ocurrir en Polonia.

En relación con esto último, añadamos lo ya dicho por nosotros en otra ocasión: «Nos referimos al contenido del trabajo de Frost et al. (2008), en el que se analiza la mortalidad detectada entre los trabajadores que se dedican a las labores de desamiantado, y que es el primero que se ocupa de dicha cuestión, dado que, por el dilatado tiempo de latencia de las patologías del amianto, posiblemente no ha habido margen temporal para que otros posibles estudios anteriores hubieran llegado a poder haber sido realizados.

Se detecta una elevada SMR por la totalidad de causas, para la totalidad de tipos de cáncer, para el cáncer pulmonar, para el mesotelioma, y para enfermedad circulatoria, comprobándose, además, que no existen diferencias significativas, atendiendo a la técnica de supresión o al tipo de respirador usado; una conclusión, cuya gravedad no es preciso resaltar, pues habla por sí misma».

Otras informaciones no son buenas. Le pregunto por ellas a continuación.

De acuerdo, cuando quiera.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.