En las elecciones legislativas del 6 de mayo de 2018, las listas procedentes de la «sociedad civil» que pone en cuestión el sistema confesional libanés no han conseguido grandes resultados. Las grandes formaciones comunitarias han dominado el juego electoral. Pero las correlaciones de fuerzas entre ellas han cambiado, lo que es seguido con atención por […]
En las elecciones legislativas del 6 de mayo de 2018, las listas procedentes de la «sociedad civil» que pone en cuestión el sistema confesional libanés no han conseguido grandes resultados. Las grandes formaciones comunitarias han dominado el juego electoral. Pero las correlaciones de fuerzas entre ellas han cambiado, lo que es seguido con atención por las potencias exteriores.
El techo de cristal del confesionalismo libanés no ha sido superado: la «revolución de las basuras» 1/del verano de 2015 no ha encontrado traducción electoral. Las decenas de miles de manifestantes de entonces protestaban contra la mala gestión de las basuras por el gobierno. Ponían igualmente en cuestión el «régimen confesional». En las elecciones municipales de mayo de 20162/, el movimiento Mouwatinoun wa mouwatinat fi dawla («Cuidadanas y ciudadanos en un Estado») dirigido por el antiguo ministro de trabajo Charbel Nahas o la lista Beirut madinati («Beirut es mi ciudad») intentaban ya transformar la dinámica del verano de 2015, con éxitos limitados.
¿Una «sociedad civil» invisible?
En mayo de 2018, la lista Kulna watani («Todos nosotros, mi país») no seduce al electorado: Paula Yacoubian3/ logra un escaño en la primera circunscripción de Beirut, mayoritariamente cristiana. Pero en las demás regiones, esta coalición que se reivindica de la «sociedad civil» ha quedado a menudo en último lugar. En la circunscripción de Biblos y de Kesruan, en el norte de la capital, no logra más que 2.526 votos, muy lejos de la Corriente Patriótica Libre (CPL) cercana al presiente de la República Michel Aoun. En Trípoli, segunda ciudad del país, la misma alianza no ha logrado mas que 2.680 votantes, no pudiendo competir con las grandes máquinas electorales del antiguo primer ministro Najib Mikati o de la Corriente del Futuro de Saad Hariri, que acumulan ellas dos más de 90.000 votos. El Partido Comunista Libanés (PCL) ha sido un actor notable de las movilizaciones sociales y sindicales de estos últimos años; sobrevive en el Sur de Líbano. Frente a una coalición hegemónica entre los movimientos Amal y Hezbolá (134.068 votos), recoge 11.481 votos en al circunscripción de Tyr-Zahrani.
No ha habido por tanto un avance significativo de las listas opuestas al sistema confesional libanés. Las razones de ello son múltiples. La ley electoral 4/ les ofrecía una oportunidad estableciendo una dosis de proporcionalidad, pero las quince grandes circunscripciones seguían a pesar de todo basadas en una demarcación comunitaria. Durante la campaña, la invisibilidad fue mediática5/, debiendo pagar muy caro las candidaturas independientes su presencia en la TV. Las redes sociales solo han tenido una eficacia limitada frente a formaciones confesionales que utilizan unos recursos financieros seguros, combinados a redes clientelistas instaladas. A veces se han ejercido presiones sobre las candidaturas independientes por parte de los grandes partidos comunitarios.
El día mismo de las elecciones, las listas independientes no podían rivalizar con los aparatos partidarios de la Corriente del Futuro, del CPL o de Hezbolá, cuya militancia estaba ante los colegios electorales. La heterogeneidad de estas listas ha influido en su fracaso: claramente, solo con la oposición al comunitarismo y a la corrupción no basta para dibujar una alternativa política. La coalición Kulna watani sumaba a fuerzas diversas: algunas estaban en la izquierda, como el movimiento Ciudadanas y ciudadanos en un Estado, así como personalidades cercanas al Partido Comunista como Mohamed Mokdad, candidato en la única zona chiíta de Biblos. Otros se reclamaban más sencillamente de la «sociedad civil» -un concepto difícilmente identificable, y a veces alejado de la sociedad real. Las candidaturas de Kulna watani tenían a veces posiciones en las antípodas sobre los grandes asuntos regionales: Siria, Irán, conflicto israelo-árabe. Sin embargo, queda un avance: incluso minoritarias y heterogéneas, estas listas independientes han contribuido modestamente a diversificar la oferta política, defendiendo temas de campaña que cumplen la función de ser pequeñas grietas para el futuro, como el derecho a la ciudad y al espacio público, la ecología o la deconfesionalización del sistema libanés.
Hezbolá: un voto nacional de dimensión regional
Los y las electoras no se han movilizado ni sobre el tema de la corrupción, ni sobre el de la mala gestión del Estado, ni sobre la carencia escandalosa de servicios sociales o la reorganización de las instituciones. Han defendido su comunidad por una parte y una cierta idea del orden regional por otra. El ejemplo flagrante es el de la comunidad chiíta: desde cualquier punto de vista, el éxito de las listas de unión entre Hezbolá y el movimiento Amal (partido del presidente del Parlamento Nabih Berri) es total: ellos dos consiguen juntar al 37% del cuerpo electoral6/. Gozan igualmente de los votos de diputados sunitas a los que han apoyado. Así, en la circunscripción de Saida-Jezzine, en el sur, la lista de Oussama Saad, líder de la Organización Popular nasserista ha obtenido 22.083 votos, superando la de Bahia Hariri, hermano del antiguo primer ministro Rafik Hariri asesinado en febrero de 2005 (16.470 votos). En la Bekaa occidental, Hezbolá pude ya contar con el apoyo del diputado sunita Abderahim Mrad, de la Unión Socialista Árabe (nasserista). En Trípoli, la lista de Faycal Karameh logra dos escaños, mientras que en Beirut, la apadrinada por Hezbolá logra la hazaña de conseguir un escaño sunita. En efecto, Adnan Traboulsi, miembro de la hermandad islámica de los Ahbash ha logrado 13.018 votos en la circunscripción de Beirut II. Además de haber movilizado masivamente a los y las chiítas, Hezbolá y el movimiento Amal han logrado avances significativos en una comunidad sunita sin embargo reputada como hostil a la intervención del ejército del Partido de Dios en Siria.
Los éxitos electorales de Hezbolá y de su socio el movimiento Amal son la expresión de dos dinámicas combinadas. Por una parte, las dos formaciones son donantes de bienes y servicios para la comunidad chiíta. Pero contrariamente a una opinión extendida, es claramente Amal quien tiene las principales riendas de la redistribución de una renta popular y comunitaria, habiéndose introducido desde comienzo de los años 1990 en numerosas instituciones estatales (ministerios públicos, Consejo del Sur-Líbano). Por su parte, Hezbolá se apoya en una doble legitimidad popular. La primera es relativa a su implicación en la resistencia a Israel en el sur de Líbano: los efectos diferidos de la liberación del sur en mayo de 2000, traducida en una retirada no negociada de las tropas israelíes de la parte ocupada del país, o la de la guerra de julio-agosto de 2006 entre Israel y Hezbolá se hacen notar todavía, incluso a nivel electoral. Una parte de la comunidad chiíta comparte con Hezbolá la memoria de la ocupación israelí, transmitida de generación en generación desde mediados de los años 1980.
La segunda legitimidad popular se refiere a la guerra en Siria. Ciertamente, Hezbolá ha sufrido pérdidas en el frente sirio desde 2013, pero la multiplicación de los atentados7/ orquestados por la organización del Estado Islámico en los suburbios sur de Beirut durante los últimos años ha unido con fuerza a los y las chiítas libaneses alrededor de Hezbolá. Su retórica antiterrorista funciona electoralmente a posteriori. Su batalla del verano de 2017 en las fronteras del este del país contra Fatah Al-Cham, un grupo antiguamente ligado a Al Qaeda, o su relativa coordinación con el ejército libanés en algunos combates han reforzado la narración «patriótica» del partido. En fin, una parte del electorado chiíta ha tenido indudablemente un reflejo defensivo: frente a los ataques regulares de la aviación israelí contra posiciones militares de Hezbolá en Siria, ante las sanciones financieras y políticas americanas y sauditas contra el Partido de Dios desde la celebración de la cumbre «islamo-americana» 8/de Riad de mayo de 2017, el voto de apoyo de la comunidad chiíta al tándem Amal-Hezbolá tiene una dimensión tanto nacional como regional.
Saad Hariri: el efecto rebote saudita
La hegemonía de Hezbolá y del movimiento Amal sobre los chiítas libaneses contrasta entonces con fuerza con el debilitamiento sustancial de la Corriente del Futuro del primer ministro Saad Hariri. La comunidad sunita le apoya menos que en el pasado -una dinámica anunciada en las elecciones municipales de mayo de 2016. La Corriente del Futuro no dispone mas que de 21 escaños en el nuevo Parlamento -contra 33 en la precedente legislatura. En la circunscripción de Beirut II, Saad Hariri ha sido reelegido al lado de su Ministro del Interior, Nohad Machnouk. Si la Corriente del Futuro logra acumular 62.970 votos, no logra sin embargo mas que seis escaños de once en la capital. En el Akkar, tradicional feudo nordista de la formación de Saad Hariri, la Corriente del Futuro aguanta, con cinco escaños de siete. Pero es en Trípoli donde sufre su erosión más significativa. Ciertamente, 51.937 votantes han apoyado al Primer Ministro saliente, pero la lista Dignidad Nacional, cercana a Hezbolá y dirigida por Faiçal Karameh gana dos escaños, mientras que la del antiguo Primer Ministro Najib Mikati obtiene cuatro. La corriente del Futuro solo puede pretender a menos de la mitad de los once escaños de la segunda ciudad del país.
Saad Hariri ha sufrido visiblemente el efecto rebote electoral de la ofensiva saudita de noviembre de 2017 cuando convocado a Riad, anunciaba su dimisión en condiciones que siguen estando oscuras. Las autoridades sauditas intentaban entonces hacer estallar a un gobierno de unión nacional que asociaba a la Corriente del Futuro con Hezbolá. Ciertamente, la ofensiva saudita fracasó, y Saad Hariri se echó atrás de su dimisión el 22 de noviembre. Con la Conferencia Economica para el Desarrollo por las Reformas y con las Empresas (CEDRE) que se celebró en París9/ apenas un mes antes de las elecciones, los principales países occidentales -con Francia a la cabeza- parecían querer apoyar in extremis al Primer Ministro libanés: 11.000 millones de dólares (9.300 millones de euros) de préstamos y de donativos fueron concedidos a Líbano. Pero ni la ayuda de una parte de la «comunidad internacional» ni la campaña de un primer ministro capitalizando la simpatía de una parte de la opinión pública han bastado para salvar a la Corriente del Futuro: el retroceso es ya seguro, y parece perenne. La única ventaja del primer ministro saliente es que su partido sigue siendo nacional en el sentido de que abarca todas las regiones de Líbano. No es el caso de sus adversarios sunitas: la lista de Najib Mikati no tiene real existencia más que en Trípoli. Aliado a Hezbolá, el diputado Oussama Saad no puede contar más que con las tropas de la Organización Popular Nasseriana en Saida. En retroceso, la Corriente del Futuro sigue siendo sin embargo la primera formación sunita en número de votos. No hay aún solución de recambio a Saad Hariri, que debería ser renovado en sus funciones.
Las Fuerzas Libanesas dan la sorpresa
Un Hezbolá reforzado, una Corriente del Futuro debilitada: estas son dos tendencias estructurales que se han confirmado. La verdadera sorpresa de estas elecciones legislativas viene en cambio del ascenso de las Fuerzas Libanesas (FL) de Samir Geagea en el seno de la comunidad cristiana, en particular la maronita. El perfil del partido es conocido: ferozmente opuestos a Damasco y a Teherán, las FL han seducido también a Riad estos últimos meses, cuando en septiembre de 2017 Samir Geagea efectuaba un viaje a Arabia Saudita al lado de Samy Gemayel, responsable de las Falanges Libanesas (Kataeb). Los Emiratos Árabes Unidos no son tampoco insensibles a la retórica de las Fuerzas Libanesas. Al mismo tiempo, las FL han ganado en crédito estos últimos años mostrando un pragmatismo cierto. Apostando por al imagen de una formación que defiende la reconciliación intercristiana, firman en enero de 2016 una entente10/ con la CPL (Corriente Patriótica Libre) de Michel Aoun contra la que se habían enfrentado militarmente a comienzos de los años 1990. En fin, las FL se han revelado como una organización partidaria particularmente eficaz: han realizado una campaña de carteladas masivas en el país, han estudiado el mapa electoral mejor que otros, y han movilizado un aparato militante estructurado.
Las FL no han ganado las elecciones, ciertamente, y la CPL sigue siendo la primera formación cristiana, con un bloque parlamentario de 25 diputados. Pero doblan su apuesta, pasando de 8 a 16 escaños. En la tercera circunscripción de la Bekaa, mayoritariamente chiíta, logran con holgura el único escaño maronita de la región; su candidato Antoine Habchi obtiene 14.858 votos. Las Falanjes libanesas de Samy Gemayel pensaban capitalizar una cura de oposición al gobierno, en el que no participan; no obtienen al final más que tres diputados, perdiendo dos escaños.
Se opera así una recomposición política en el seno de la escena cristiana, cuyos contornos es aún difícil dibujar. Desde febrero de 2006, la CPL era tributaria de una entente con Hezbolá11/. Las dos formaciones siguen siendo aliadas, pero han hecho un camino separado en estas elecciones. Las relaciones entre el partido presidencial y el movimiento chiíta Amal, socio electoral de Hezbolá, están, en efecto, en su momento más bajo -rompiendo una antigua coalición del 8 de marzo que parecía sin embargo sólida. Las Falanges Libanesas se desmoronan en beneficio de las FL, que monopolizan ya un discurso tradicional y aún anclado en la comunidad cristiana: el de la oposición al vecino sirio. La antigua coalición del 14 de marzo, nacida en 2005 en el crisol de las manifestaciones que pedían la retirada siria de Líbano, tiene ahora un nuevo portavoz que puede reactivar su discurso: las Fuerzas Libanesas.
¿Un país bajo dependencia?
Más allá de las relaciones de fuerza intra e intercomunitarias, las elecciones legislativas libanesas confirman un rasgo singular de Líbano: el de un cambio coyuntural en una permanencia estructural. Sería vano afirmar que no hay nada nuevo bajo el sol. Al contrario, el Parlamento se ha rejuvenecido. Una nueva generación reemplaza a los «padres»: Taymour Joumblatt12/, el hijo del líder druso Walid Joumblatt13/, entrará en el nuevo parlamento libanés, con la fuerza de los 11.478 votos obtenidos por él mismo. En la tercera circunscripción del Norte de Líbano, el heredero de la familia Frangie, Tony, que solo tiene 31 años, retoma la antorcha maronita de su bisabuelo Sleiman Frangie, presidente de la República de 1970 a 1976, así como de su padre, diputado saliente de Zghorta. La distancia entre las dos grandes coaliciones del 8 de marzo y del 14 de marzo, que actúa desde 2005, ha sido relativizada en estas eleciones. El futuro dirá si las relaciones entre la CPL y Hezbolá han sido deterioradas por un escrutinio en el que en realidad estuvieron enfrentados. Las listas de oposición al sistema confesional no han encontrado un hueco, pero su existencia a una escala nacional sigue siendo inédita. En fin, la complejidad de una ley electoral que combina lógica confesional, dosis de proporcionalidad y «voto preferencial» -los y las electoras estaban llamados a votar a la vez por listas, y a marcar a su candidato favorito- ha animado a alianzas locales a veces extrañas. Así, en la circunscripción de Saida-Jezzine, la CPL cristiana se ha visto aliada a los Hermanos Musulmanes de Bassasm Hamoud, por oposición a la Corriente del Futuro.
Estos cambios coyunturales no ocultan sin embargo un dato estructural: el electorado, aún débilmente movilizado -el 49% de los y las inscritas- parece votar en función de dos criterios. El primero es confesional: menos que el programa, es la defensa de la comunidad lo que sigue aún contando. Las elecciones legislativas no han visto enfrentarse grandes proyectos de sociedad, en términos de economía o de gestión del Estado. El segundo criterio es regional: el voto libanés está ligado a una gran geopolítica. Es particularmente cierto para una comunidad chiíta unida por la historia del conflicto israelo-árabe de una parte, y por los efectos de la guerra en Siria de otra. Es también cierto para una Corriente del Futuro y para una comunidad sunita fuertemente tributaria de las orientaciones sauditas.
¿Hace del Líbano esta relación entre las lógicas electorales libanesas y la gran geopolítica próximo-oriental un país bajo dependencia? Hay que creer que no, pues el voto libanés tiene incidencias regionales. Arabia Saudita, Israel, los Estados Unidos o la Unión Europea siguen sus resultados con miedo o atención. Por su opción electoral, los y las libaneses dirigen de hecho mensajes políticos claros a la escena internacional: es un pueblo que cuenta, por muy dividido que esté.
Notas
1/ https://orientxxi.info/magazine/une-revolution-des-ordures-au-liban,1005 nota de orientxxi
2/ https://orientxxi.info/magazine/un-plafond-de-verre-confessionnel-au-liban,1324,1324 nota de orientxxi
3/ https://www.lorientlejour.com/article/1096444/paula-yacoubian-candidate-aux-legislatives-a-beyrouth.html nota de orientxxi
4/ Laure Stephan, » Au Liban, l’adoption d’une nouvelle loi électorale consacre la puissance du Hezbollah «, Le Monde, 17 juin 2017. http://www.lemonde.fr/proche-orient/article/2017/06/17/au-liban-l-adoption-d-une-nouvelle-loi-electorale-consacre-la-puissance-du-hezbollah_5146174_3218.html#kzKziqvbtUJk0K7C.99.
5/ https://orientxxi.info/magazine/le-bazar-des-elections-legislatives-a-la-libanaise-ou-elections-au-liban-bouger,2443 nota de orientxxi.
6/ https://libnanews.com/liban-legislatives-statistiques-voix-hezbollah-amal-cpl-fl-futur/ nota de orientxxi.
7/ http://www.middleeasteye.net/analyses/l-tat-islamique-face-au-hezbollah-une-porte-d-entr-e-palestinienne-804657637nota de orientxxi.
8/ https://www.huffpostmaghreb.com/2017/05/21/riyad-des-travaux-du-somm_n_16740988.html nota de orientxxi.
9/ https://www.lorientlejour.com/article/1108947/conference-cedre-les-prets-et-les-dons-obtenus-par-le-liban.html nota de orientxxi.
10/ https://www.lesclesdumoyenorient.com/Liban-l-alliance-surprise-de-Samir-Geagea-et-de-Michel-Aoun.html nota de orientxxi.
11/ Nicolas Dot-Pouillard, » Révolution chez les chrétiens du Liban «, Le Monde diplomatique, juin 2009.
12/
13/ https://orientxxi.info/magazine/walid-joumblatt-il-faut-garder-le-liban-de-gouraud,0777 nota de orientxxi.
Fuente original: https://orientxxi.info/magazine/les-elections-libanaises-au-prisme-des-conflits-regionaux,2461
Traducción: Faustino Eguberri paraviento sur