Del 13 de agosto al 15 de noviembre Cuba somete su anteproyecto de Constitución aprobado por la Asamblea Nacional del Poder Popular ―que reemplazaría a la que se aprobó en referendo en 1976― a la discusión pública. A lo largo y ancho de la Isla se realizan miles de asambleas, y también participan los compatriotas […]
Del 13 de agosto al 15 de noviembre Cuba somete su anteproyecto de Constitución aprobado por la Asamblea Nacional del Poder Popular ―que reemplazaría a la que se aprobó en referendo en 1976― a la discusión pública. A lo largo y ancho de la Isla se realizan miles de asambleas, y también participan los compatriotas residentes en el extranjero.
El texto será sometido a referendo el 24 de febrero de 2019.
Como dijo Fidel, en un legado grabado a fuego, se trata de » cambiar todo lo que debe ser cambiado » .
A través de esta reforma, el Ejecutivo procura igualmente impulsar las reformas propuestas por el expresidente Raúl Castro para abrir una apertura de la economía cubana, la atracción de la inversión extranjera y permitir, de modo muy controlado, el desarrollo del sector privado.
El anteproyecto recoge además varias formas de propiedad, entre ellas la socialista de todo el pueblo, la mixta y la privada.
La nueva Constitución incluye un preámbulo y 224 artículos, divididos en 11 títulos, 24 capítulos y 16 secciones. Aspectos Generales del proyecto de Constitución:
- Se ratifica el carácter socialista de la Revolución y el papel rector del Partido Comunista de Cuba
- Irrevocabilidad del modelo político y económico cubano
- Se preservan los principios de justicia social y humanismo
- Mayor normatividad a la Constitución
- Se hace énfasis en la preservación del medio ambiente
- Total de artículos: 224 (113 son modificados, 87 se incorporan y 11 se eliminan)
- Se incorporan una amplia gama de derechos de los ciudadanos
- Se amplían los mecanismos de participación ciudadana en cada municipio
El 16 de octubre asisto a la realizada por el Comité de Defensa de la Revolución (CDR) N° 2 de Centro Habana, Zona 23. Ha llovido a la tarde, así que la noche está fresca y agradable. Puntuales, a las 20 horas, Graciela dice «¡Asistencia!». Como no soy cubano ni del barrio no me inscriben en la nómina. Somos unas 50 personas reunidas en la esquina de Estrella y Águila. La asamblea comienza cantando La Bayamesa, el himno cubano, bajo una ochava.
La coordinadora marca las pautas de participación, que se remitirá a puntos específicos del Proyecto. Todos tienen una copia, muchas subrayadas y con anotaciones, así que no hay improvisación. Las participaciones son precisas y pertinentes. Las chicas del CDR toman nota de cada intervención. Las propuestas, divergentes o no, se expresan con respeto. Una cultura política admirable. Quizá debería agregar «envidiable». ¿O «ejemplar»?
Llama la atención la unanimidad en cuanto al papel dirigente y unitario del Partido, «único, martiano, fidelista (…) la fuerza dirigente de la sociedad y del Estado», aunque hay matices, sí, con términos que se juzgan ambiguos. Pero para eso se discute libremente.
La crónica de esa asamblea es tan exigua como mi participación. Pero se trata, precisamente, de dar cuenta de modo compendioso de tal actividad que amplía derechos y reafirma principios.
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