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70 años sentados alrededor de la mesa con brasero

¿Y los refugiados?

Fuentes: Rebelión

Sentados alrededor de la mesa con brasero a sus piés, opinan desde hace casi 70 años sobre las consecuencias de su acción en Palestina, que ha dado como resultado ser la mayor fábrica de refugiados del mundo. Esos maestros de la democracia no han sido, ni son, ni serán lo que decía Louis Michel de […]

Sentados alrededor de la mesa con brasero a sus piés, opinan desde hace casi 70 años sobre las consecuencias de su acción en Palestina, que ha dado como resultado ser la mayor fábrica de refugiados del mundo.

Esos maestros de la democracia no han sido, ni son, ni serán lo que decía Louis Michel de los maestros, a su vez maestra y combatiente de la Comuna de París, «soldados oscuros de la civilización, cuya obligación es dar al pueblo los medios intelectuales para rebelarse». Crearon un infierno, y después una tertulia que llega hasta nuestros días.

Los que organizaron la partición de Palestina con el fin de conservar un pie en Oriente Medio para no perder definitivamente los negocios, encontraron la forma de entretener mientras la acción sionista limpiaba el terreno, que como cuña en la madera rompía la razón anticolonialista, y debilitaba y dividía al mundo árabe.

Los maestros divisores han dejado a 8 millones de palestinos y palestinas sin su lugar en la tierra, 8 millones entre los que aún quedan allí y la inmensa mayoría en el exilio.

El caso es que los medios intelectuales para rebelarse, que decía Louis Michel, al pueblo palestino se los ha dado su propia experiencia histórica y sus propios maestros, por eso se agarra con todas sus fuerzas a su tierra. Y mientras, los sentados a la mesa con brasero hablan y hablan, le dan la razón al pueblo palestino una y otra vez, es la rutina que se repite y no cambia nada: dejan pasar el tiempo.

¿Cuántos de ellos han esperado y cuántas veces que la resistencia al invasor sionista se aplaque, que la resistencia se desintegre? La pregunta del revés: ¿Quién se beneficia si no hay resitencia al opresor?

El derecho a resistir al invasor está reconocido como un derecho de los pueblos. Y quienes se sientan a la mesa con brasero, quienes afirman eso mismo, quienes tomaron la decisión de darle más de la mitad de Palestina al sionismo ¿no van a hacer nada más? Charlar y charlar. ¿Y si el pueblo palestino es disuelto?, ¿y si se pierde en una diáspora causada por el neocolonialismo?, ¿y el neocolonialismo a qué pueblo le interesa?

Será la vergüenza de la Humanidad, la vergüenza de los pueblos, la vergüeza de las naciones. Será una opresión más de calibre histórico, pues la independencia, la soberanía y la igualdad quedarán en entredicho.

Así se encuentra el mapa de los campamentos en los que se refugian más de 4 millones y medio del total de 8 millones de palestinos y palestinas, víctimas de la decisión que tomaron el 29 de Noviembre de 1947 los maestros de la democracia occidental. Los restantes se encuentran dispersos por el mundo. Puede observarse que los campamentos de refugiados se encuentran en Cisjordania, Gaza y los países de alrededor, ninguno en lo que se denomina Estado de Israel:

MAPA: https://www.google.com/maps/d/u/0/viewer?mid=1UJx3ITeCOJz2ENmJ03qPoNtaRa4&hl=es&ll=33.785781850171446%2C35.804958000000056&z=7

Y cuando los sentados alrededor de la mesa camilla se levantaron y se sentaron otros bien distintos el 23 de diciembre de 2016, éstos condenaron los asentamientos sionistas en Palestina. Ese dictamen se confirma ahora en una reunión de 70 países en París. ¿Y a continuación?, ¿van a sentarse con los piés junto al brasero?

Hacer, ¿dónde ha quedado el concepto «hacer»? Hacer: realizar una actividad que comporta un resultado, y puede ser transformador. Un primer asunto a hacer para transformar: que cumplan y hagan cumplir cada una de las Resoluciones aprobadas en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre Palestina. Por ejemplo, el Derecho al Retorno a su tierra de los Refugiados Palestinos lo aprobaron en la Resolución 194 en 1948.

Si en la Resolución 181 aprobaron el robo al pueblo palestino del 54 % de su territorio, dejando a éste el 46 % de su país, y después se sentaron a hablar y a calentarse los piés ¿no daban con ello la aprobación del sionismo y su avance conquistador, ¿¡no es eso un apoyo!? Hoy apenas le queda al pueblo palestino el 20 % de su país.

Las tertulias en torno a la mesa con brasero son la expresión misma del entretenimiento, de la distración, de la mentira que ya dura casi 70 años.

Fijesé si la invasión de Palestina tiene consecuencias que hasta las actos más comunes que realiza el pueblo palestino se ven afectados, los tres últimos que he conocido:

1. Los sionistas quieren aprobar una ley para prohibir la llamada a la oración por los altavoces de las mezquitas, lo denominan «proyecto de ley almuédano».

2. Los sionistas quieren prohibir hablar árabe en cafeterías y restaurantes de la ciudad palestina de Haifa.

3. Los sionistas se proponen en la mesa de su parlamento la expulsión de parlamentarios palestinos si expresan puntos de vista distintos a los de ellos.

¿Dónde se ha quedado la Resolución 194, el Derecho al Retorno a su tierra de los Refugiados Palestinos?

Lo que transcribo a continuación pertenece al libro «El infierno en Tierra Santa. Crónica de una paz imposible», de Francisco Medina. Capítulo «El otro éxodo: los refugiados palestinos. El derecho a sufrir a cambio de la dignidad»:

«En el año 2000, un prestigioso instituto de estudios palestino-israelí, el IPCRI (Centro de Investigación e Información Palestino-Israelí), realizó una encuesta en nueve campos de refugiados. La intención del estudio, saber cómo deseaban los afectados que se afrontara su situación, lo que para otros era «el tema de los refugiados» y para ellos era «su vida diaria». La encuesta se llevó a cabo con 1830 personas elegidas de forma aleatoria. Los resultados fueron demoledores: el 99,8 por 100 consideraban que el regreso debe realizarse al mismo lugar del que fueron expulsados. El 98,7 por 100 pensaban que la compensación económica no podía sustituir el derecho a regresar. La totalidad, que el derecho al retorno significaba regresar a los territorios en los que vivían antes de 1948, no a los territorios gobernados por la Autoridad Palestina. El 78,8 por 100 desconfiaban de que los negociadores palestinos supieran defender sus derechos frente a los negociadores israelíes. El 99,2 por 100 de los refugiados rehusaban integrarse en las zonas donde ahora viven. El 96,5 por 100 no conceden a la Autoridad Palestina la potyestyad de renunciar al derecho a regresar. El 85, 2 por 100, con tal de regresar a su localidad de origen, aceptarían vivir bajo soberanía y con nacionalidad israelí. El 64,5 por 100 estarían dispuestos a oponertse por la fuerza a una solución insatisfactoria. En fin, se les dio una lista de posibilidades entre las que no se incluía la que ellos piden: regresar y al tiempo ser compensados por sus pérdidas y sus sufrimientos y los de su familia. Esta fue su repuesta a esa elección:

  1. 68,9 por 100 regresarían sin compensación.

  2. 2,4 por 100 aceptarían una propuesta en la que se incluirían compensaciones económicas con el regreso y la reunificación familiar en zonas controladas por la Autoridad Palestina.

  3. 3,6 por 100, un reasentamiento.

  4. 23,7 por 100 piensan que el problema de los refugiados no tiene solución.

  5. 1,3 por 100 no supieron elegir.

De la encuesta destaca, como primera conclusión, una que salta a los ojos: la uniformidad en la forma de pensar entre los refugiados. Los porcentajes a favor de una u otra respuestas son abrumadoramente mayoritarios. Lo segundo, su falta de esperanza en una solución negociada a su situación y su escasa confianza en la Autoridad Palestina para representarles. Y, por último, quizá lo más esclarecedor a la hora de valorar lo que significa para ellos la posibilidad de regresar a sus lugares de origen, lo que mejor permite comprender la emotividad que ponen en ese hecho, es que, a pesar de la situación social y económica desesperada en la que viven, se niegan a renunciar al derecho al retorno a cambio de compensaciones económicas.»

El pueblo palestino se manifiesta unido, ¿y vosotros?: sacad los pies de debajo de la mesa con brasero y poned en práctica la Resolución 194.

Ramón Pedregal Casanova es autor de «Gaza 51 días». «Dietario de crisis», «Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios». Presidente de la Asociación Europea de Cooperación Intgernacional y Estudios Sociales AMANE.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.