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Declaraciones de Amnistía Internacional

El régimen sirio ejecutó hasta 13.000 personas en la prisión de Saydnaya

Fuentes: The Guardian

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández


 

Vista aérea de la prisión de Saydnaya (Foto AI)

Según informa Amnistía Internacional, hasta 13.000 opositores a Bashar al-Asad fueron secretamente ahorcados en una de las prisiones más abyectas de Siria en los primeros cinco años de guerra, como parte de una política de exterminio ordenada desde los más altos niveles del gobierno sirio.

Muchos miles más de personas encerradas en la prisión de Saydnaya murieron a causa de las torturas y el hambre, dijo Amnistía, y los cuerpos eran enterrados en dos inmensas fosas comunes en las afueras de Damasco entre la medianoche y el alba, en las madrugadas de los martes, durante al menos cinco años.

El informe, Human Slaughterhouse [Matadero humano], detalla acusaciones de torturas sancionadas por el Estado que no tienen precedentes en la guerra de Siria, un conflicto que viene consistentemente rompiendo todos los límites de la depravación y que ha causado ya al menos 400.000 muertos y el desplazamiento de casi la mitad de la población.

En él se sugiere que en Saydnaya, desde finales de diciembre de 2015, han podido morir ahorcados varios miles de detenidos más, ya que después de que antiguos guardias y exdetenidos hablaran con Amnistía ya no se pudo acceder a información verificable desde el interior de la prisión.

Ente las 84 personas entrevistadas había cuatro antiguos guardias de dos edificios clave, el «edificio rojo», en el que se mantenía a los detenidos civiles, y el «edificio blanco», en el que encerraban a antiguos miembros del ejército y en cuyo sótano se llevaban a cabo los ahorcamientos. Más de doce meses de investigaciones se centraron en 31 hombres que habían estado retenidos en ambos edificios. También se entrevistó a un juez militar.

Los testigos afirmaron que una o dos veces por semana, entre 20 y 50 presos eran ahorcados a la vez tras una farsa de juicio ante un tribunal militar. Sus cuerpos eran conducidos al cercano hospital militar Tishrin, donde se registraba como causa de muerte disfunción respiratoria o fallo cardiaco. Eran enterrados en terreno militar en Najha, al sur de Damasco, y en Qatana, una pequeña ciudad situada al oeste.

La autora del informe, Nicolette Waldman, dijo que las estimaciones acerca de la cifra de personas ahorcadas fluctúan entre un mínimo de 5.000 y un máximo de 13.000.

«No hay razón alguna para confiar en que los ahorcamientos hayan parado. Creemos que es muy probable que las ejecuciones prosigan hasta el día de hoy y que muchos miles más de personas hayan sido asesinadas», dijo.

«Venían a por ellos los lunes. Antes de ahorcarles, las víctimas eran condenadas a muerte en un juicio que duraba de dos a tres minutos. La sentencia de muerte era firmada por el ministro de Defensa, quien actuaba en delegación del presidente Asad. Es inconcebible que todos los altos funcionarios no supieran nada de lo que ocurría. Se trataba de una política de exterminio.»

1 Edificio rojo

Al menos una vez por semana, hasta 50 personas eran llevadas a una celda subterránea donde eran duramente golpeados.

2   Edificio blanco

De noche, con los ojos tapados, las víctimas son llevadas a una sala en el sótano donde son ahorcadas.

3 Hospital Tishrin

Los cuerpos se trasladan para registrarlos a este hospital militar

4   Najha y Qatana

Las víctimas son enterradas en fosas comunes en terreno militar

(Guardian graphic Source: Amnesty International, © OpenStreetMap contributors Image: Google)

 

Waldman dijo había que diferenciar a las víctimas de los ahorcamientos de la matanza sistemática de más de 11.000 detenidos en Siria desde marzo de 2011 hasta agosto de 2013, documentadas por un fotógrafo bajo el pseudónimo de Cesar que trabajaba para la policía militar siria.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos afirmó en mayo pasado que al menos 60.000 personas habían muerto como consecuencia de las torturas o de las terribles condiciones de las cárceles sirias desde los primeros meses de la insurrección anti-Asad.

Desde entonces, Siria ha sido gradualmente desgarrada. El levantamiento inicial tuvo como respuesta una represión brutal y detenciones masivas, por lo que a finales de 2011 empezó a transformarse en una insurgencia armada que intentó derrocar a la dinastía Asad, que duraba cuatro décadas, y a la estructura estatal que la mantenía.

A mediados de 2012, al levantamiento se habían incorporado yihadistas del exterior de Siria, con cientos de islamistas de núcleo duro liberados de las cárceles sirias que comenzaron a dividir la oposición. Mientras tanto, los arrestos masivos y las detenciones se aceleraron, lo que provocó un éxodo de civiles desde la mayor parte del país.

La guerra provocó pronto la mayor crisis mundial de refugiados desde finales de la II Guerra Mundial. La inmigración masiva ha sido desde entonces un punto central del discurso político en Europa y EEUU, alimentando el auge del populismo y de líderes nacionalistas como Donald Trump, cuyas prohibiciones de viaje impedían que los sirios, entre otros, entraran en EEUU, hasta que la orden fue anulada por un juez federal el viernes pasado.

Amnistía declaró que grupos armados no estatales habían perpetrado también graves abusos de los derechos humanos contra los detenidos. Señaló a Yabhat al-Nusra, inspirado en al-Qaida, y al Estado Islámico, como autores de crímenes de guerra. Pero dijo que la «inmensa mayoría de las violaciones relacionadas con la detención desde 2011 han sido perpetradas por las autoridades sirias».

Testigos de los asesinatos en Saydnaya describieron una rutina metódica en función de la cual, por la tarde, se llevaban del bloque de celdas del edificio rojo a los presos que se aprestaban a ahorcar diciéndoles que iban a trasladarles a otra prisión. Sin embargo, eran llevados a un sótano situado en el edificio blanco, situado a varios centros de metros, donde eran repetidamente golpeados. Después, les conducían ante un juez militar que les condenaba poco antes de que les ahorcaran entre la medianoche y las tres de la madrugada.

«Al principio, algunos de ellos no sabían a que se debían los sonidos que escuchaban», dijo Waldman. «Porque la experiencia en la prisión había sido ya horriblemente brutal y deshumanizadora».

Amnistía dijo que los testigos habían detallado cada fase del proceso, que algunos habían relatado muy gráficamente cómo se producían los ahorcamientos en la habitación que estaba por debajo. La organización dijo que a mediados de enero había intentado conseguir una respuesta a estas acusaciones de las autoridades sirias pero que no obtuvo contestación alguna. Los investigadores de Amnistía tienen prohibida la entrada en Siria.

«Lo que hemos descubierto ahora supera todo lo visto anteriormente», dijo Waldman. «Esto exige un nuevo tipo de respuesta. Esas prácticas tienen que parar. Es un nuevo paso adelante en el nivel de atrocidades perpetradas por las autoridades sirias».

Martin Chulov cubre la información sobre Oriente Medio para The Guardian desde hace doce años. En 2015 recibió el Premio Orwell de periodismo.

Fuente: https://www.theguardian.com/world/2017/feb/07/up-to-13000-secretly-hanged-in-syrian-jail-says-amnesty

Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.