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Pasar hambre con sus hijos

Fuentes: The Electronic Intifada

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos


La familia de Latifa al-Naji Abu Humaid está preocupada por su salud. Tratan de convencer a esta mujer de 70 años de que debería empezar a comer. Pero Latifa esta decidida a seguir sin comer en solidaridad con sus hijos en huelga de hambre en cárceles israelíes. «No puedo comer mientras mis hijos pasan hambre», afirmo Latifa, que vive en el campo de refugiados de al-Amari cerca de Ramala, una ciudad de la ocupada Cisjordania. «Si ellos ponen fin a la huelga de hambre, yo también lo haré».

Cuatro de los hijos de Latifa están en a cárcel desde 2002. Todos ellos son miembros de las Brigadas de los Mártires de al Aqsa, la rama militar de la organización Fatah, y han sido considerados culpables de varios cargos y condenados a múltiples penas de cadena perpetua por el papel desempe ñ ado en organizar y ayudar a llevar a cabo atentados suicidas y otras operaciones armadas . Los cuatro se sumaron a la huelga de hambre masiva de las y los presos palestinos.

Los nueve hijos vivos de Latifa están todos ellos en cárceles israelíes. El décimo, Abd al-Munim, fue asesinado por las fuerzas israelíes en 1994 después de que supuestamente asesinara a un agente de la inteligencia en una emboscada en Ramala.

Nasr Abu Humaid, uno de los hijos de Latifa en huelga de hambre, tiene dos hijos adolescentes.

«Estoy exhausta mentalmente», afirma Alaa, la mujer de Nasr. «Mis dos hijos están preocupados por su padre y sus tíos. Siempre me preguntan que le va a pasa a su padre».

Segun Alaa, Nasr decidió emprender la huelga de hambre en protesta por que se le denegaran las visitas familiares. Cuando murió su padre hace dos años, Israel impidió a la familia contactar con Nasr y sus tres hermanos encarcelados. «[Su padre] falleció y ellos no lo supieron», afirmo Alaa.

Acabar con las restricciones a las visitas familiares es el objetivo clave de la huelga de hambre masiva emprendida el 17 de abril. Otras reivindicaciones son mejorar la atención medica y acabar con la practica israelí de la detención administrativa, esto es, el encarcelamiento sin cargos ni juicio.

Unos 1.500 presos y presas palestinas se unieron a la huelga de hambre. Según la agencia de noticias Ma’an, unos 1.300 siguen rechazando la comida.

Aislamiento

Nasr está encarcelado en la prisión de Ashkelton, en el sur de Israel. Su madre señaló que sus cuatro hijos presos habían estado en esa cárcel hasta hace poco pero que desde que empezó la huelga de hambre dos de ellos han sido trasladados. Parece que esto forma parte de una política deliberada de Israel de aislar a las y los presos e impedir que se comuniquen entre sí y con el mundo exterior. Ha habido un traslado generalizado de presos y presas palestinas en huelga de hambre a otras cárceles y a módulos diferentes dentro de una misma cárcel. También han enviado a las y los presos a aislamiento y se les ha impedido contactar con sus abogados.

Najat al-Agha, conocida como Um Diaa, es otra mujer que rechaza la comida para apoyar a su hijo en huelga de hambre. Su hijo Diaa fue condenado a cadena perpetua por su supuesta implicación en el asesinato de un israelí en una colonia de Gaza a principios de la década de 1990. Es miembro del partido político Fatah.

Durante tres semanas Um Diaa acudió todos los días a una tienda instalada para apoyar a las y los huelguistas de hambre en la ciudad de Gaza. «¿Cómo iba a comer cuando él esta en huelga de hambre?», preguntó Um Diaa, que vive en la zona de Khan Younis al sur de Gaza. «Por la noche no puedo dormir porque pienso en él constantemente».

Visitas prohibidas

Um Diaa no pudo visitar a su hijo durante todo el año pasado. Afirmó que el Comité Internacional de la Cruz Roja le había informado que Israel le había prohibido visitar a su hijo Diaa por «razones de seguridad». No le han explicado las razones. «No sé por qué me prohíben visitarle», indicó. «Solo tengo noticias de él a través de las familias de otros presos cuando van a visitar a sus hijos». «Diaa fue encarcelado cuando tenía 16 años», añadió. «Ahora tiene 43. Yo tengo 68 años y mi único sueño es ver a mi hijo antes de morir».

Um Diaa se desmayó poco después de hablar con The Electronic Intifada y la llevaron en ambulancia al hospital. Su salud se ha deteriorado al llevar sin comer desde hace más de tres semanas.

Por lo menos ocho madres palestinas han decidido rechazar la comida en solidaridad con sus hijos en huelga de hambre. Samira al-Haj Ahmad, conocida como Um Raed, es otra mujer de Gaza que se sintió obligada a actuar. Su hijo Raed al-Hajj Ahmad está encarcelado en la prisión de Nafha, situada en la región de Naqab de Israel. Fue condenado a 20 años de cárcel en 2004 tras un intento de atacar el checkpoint de Erez en el norte de Gaza. Como su hijo está en huelga de hambre, ella decidió dejar de comer también. «Ni siquiera entro en la cocina de casa. En cuando empiezo a tener ganas de comer, me acuerdo de mi hijo y lloro», dijo.

A Um Raed se le prohibió visitar a su hijo hace un año, pero al padre de Raed se le ha autorizado a visitarlo. «Está muy animado, aunque muy triste porque no puedo ir a visitarlo», afirmo Um Raed.

Apoya totalmente la huelga de hambre de Raed y afirma que es «la única manera que tiene las y los presos para poder hacer cumplir sus reivindicaciones básicas».

Yusra Saleh, conocida como Um Ramzi y también de Gaza, tiene dos hijos -Ramzi y Said- en la cárcel. Ambos llevan encarcelados en prisiones israelíes desde hace más de una década por sus actividades en la Yihad Islámica.

También a ella Israel le denegó el permiso para visitar a sus hijos el año pasado sin darle una explicación. Como no puede comunicarse con sus hijos, no sabe si están participando en la huelga de hambre, a pesar de lo cual se ha unido a la huelga solidaria. «No sé nada de mis hijos. Solo sé que Said estuvo en aislamiento durante dos años, pero salió hace unas pocas semanas», dijo.

Um Ramzi ha estado siempre presente en la tienda solidaria de la ciudad de Gaza en apoyo de las y los presos en huelga de hambre Le da pavor la clara posibilidad de que las y los presos mueran durante esta huelga de hambre. Haciéndose eco de lo que opinan muchas personas en Palestina acerca de sus seres queridos encarcelados, afirmó: «Solo espero que la huelga de hambre no dure más tiempo».

Maram Humaid es una traductora y periodista que vive en Gaza.

Fuente: http://electronicintifada.net/content/starving-their-sons/20511

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.