Recomiendo:
0

Una reflexión respecto a las diferencias en la concepción cultural del significado del término

La palabra árabe shahiid, y su más directa traducción al castellano, «mártir», en el mundo árabe y el occidental

Fuentes: Rebelión

1.- El contexto Llevo un tiempo trabajando de traductor árabe – castellano en una página web, la página Monitor de Medio Oriente. El 4 de Mayo traduje una noticia referida al procesamiento de la poetisa palestina-israelí Dariin Tatour y agregué al final de la misma una reflexión respecto a la diferencia que se da en […]

1.- El contexto

Llevo un tiempo trabajando de traductor árabe – castellano en una página web, la página Monitor de Medio Oriente. El 4 de Mayo traduje una noticia referida al procesamiento de la poetisa palestina-israelí Dariin Tatour y agregué al final de la misma una reflexión respecto a la diferencia que se da en el uso de la palabra mártir en castellano y en árabe, diferencia no tanto en cuanto a significado sino a su utilización y, digamos, «concepción social». Como me parece muy interesante, copiando la parte de la noticia que escribí yo, pasaré a ampliar el debate sobre esta cuestión. Diré además que según he ido reflexionando sobre esta cuestión todo se ha ido complicando: no, no es una cuestión baladí.

En dicha noticia, se informaba de la condena de la poetisa bajo los cargos, formulados por los tribunales israelíes, de «incitación a la violencia». Una de las causas, según otra web que curioseé, residía en la traducción de los siguientes versos:

قاوم يا شعبي, قاومهم     «Resiste, oh mi pueblo, resiste contra ellos
قاوم سطو المستوطن        resiste contra el pillaje de la colonización
واتبع قافلة الشهداء          y sigue la caravana de los mártires».

La cuestión es que la utilización de la palabra «mártir» en esta traducción está muy relacionada con la acusación de que es objeto la poetisa en tanto que para la acusación de la ocupación hablar de seguir «la caravana de los mártires» supone una forma de «incitar al martirio», y con ello «incitar al terrorismo».

Al respecto hay que explicar que aparte el hecho de que estamos hablando de poesía, luego presuponer esto o censurarlo supone una terrible forma de censura a la libertad de creación y expresión, la ocupación juega para plantear esta acusación con un prejuicio cultural relacionado con la palabra «shahiid«, y la cuestión de su significado en árabe.

2.- El significado

«Shahiid«, la palabra original en el poema, acepta esta traducción, «mártir», como la más cercana y así suele traducirse, pero se debe explicar cuál es el concepto y el uso de la palabra «mártir» en la lengua árabe y el ámbito musulmán, teniendo este concepto similitudes y diferencias respecto del significado en castellano.

Resumiendo, se puede decir que al igual que la palabra «mártir» en castellano su uso originario es religioso, pero como en castellano ha pasado con el tiempo a describir algo más general, pudiendo uno ser «mártir» por una causa no religiosa o por una causa política, y pudiendo uno ser «mártir» aun siendo una persona no creyente.

Se debe hacer notar que, curiosamente, al igual que en castellano, no hay otra palabra que defina lo mismo para el ámbito no religioso o las cuestiones no religiosas: la palabra «héroe», una de las más cercanas, es parecida, pero no implica esa muerte.

También se debe mencionar una vez más que hablamos de la cultura árabe con independencia de la religión musulmana: es una palabra no sólo usada por los y las musulmanas, sino también por la población cristiana árabe, atea, y las personas pertenecientes a otras religiones existentes en el seno de la sociedad árabe que, hemos de recordar, es el conjunto de países en los que se habla la lengua árabe: esta lengua es la característica que define al mundo árabe, no la religión islámica.

Aunque sí hay una diferencia importante: así como en castellano y la religión cristiana el martirio está asociado actualmente de forma total a la «no violencia» en la lengua árabe, y por tanto en la sociedad árabe, se utiliza a día de hoy tanto para aquellas víctimas inocentes que han sufrido una muerte injusta a manos de un poder opresor como para las que han muerto en combate contra los que la usan consideran como tal.

Sin embargo, debo destacar que, tras curiosear este tema en internet un poco, se debe destacar que en la religión cristiana y la lengua castellana esto es así ahora. Según parece ser en un principio la concepción cristiana del «martirio» sí estaba relacionada con la no-violencia; pero esto cambió a partir del siglo VII y por tanto a los participantes en las cruzadas también se les dio el tratamiento en su tiempo de mártires. Como se dio, por parte de algunos estamentos religiosos y políticos, a los que otros llaman «caídos» en la Guerra Civil española, por poner un par de ejemplos. y en ambos casos hablamos de comportamientos no asociados a la no-violencia, aunque en la actualidad la iglesia ha limitado este tratamiento a los no combatientes.

Volviendo al momento actual, junto al desconocimiento del mundo árabe e islámico y la islamofobia instaurada en parte de la sociedad occidental tras siglos de conflicto y colonización, esta sutil pero importante diferencia también influye en que tanto la ocupación como gran parte de la sociedad occidental encuentre este concepto «radical».

Hecho con el que juega la «justicia» de la ocupación para pretender condenar a esta poetisa. En esencia, en este caso, se juega con el prejuicio «anti-islámico» que persiste en el subconsciente de parte de la sociedad occidental, y que mete en un tótum revolutum conceptos como «terrorismo islámico – jihad – martirio – decir «Allahu Akbar» » y otros. Relacionado con este tema ya escribí otra reflexión publicada en esta misma página, http://www3.rebelion.org/noticia.php?id=220677.

3.- La cuestión ideológica

Respecto a la utilización del concepto del martirio se debe explicar que la diferencia en la interpretación cultural que se hace de esta palabra halla su origen en el hecho de que en la cultura occidental, debido a la cuestión del laicismo del estado y de la izquierda, es una palabra, digamos, «mal vista» y con «mala prensa» en algunos sectores, que ha dejado prácticamente de utilizarse excepto en el ámbito religioso. Se debe señalar también que la izquierda sí la ha utilizado históricamente en ocasiones pero por su tendencia hacia el laicismo ese uso es ahora algo muy extraño.

Sin embargo, en el mundo árabe su uso es a día de hoy común y normal a nivel de prácticamente toda la sociedad, izquierda incluida. Por eso, digamos, en todo el mundo árabe se usa de forma común hoy en día mientras en occidente es una palabra que apenas se encuentra hoy en día en prensa o medios. Y es por esta razón, aparte el hecho de esa diferencia originada en que en la lengua árabe no lleva asociada a día de hoy la «no-violencia», que a los occidentales nos puede parecer «extraño» y «radical» mientras en el seno de esa cultura y esa sociedad árabe no se ve de la misma manera.

En justicia sí se debe decir también que en tanto que es una palabra utilizada ampliamente por toda la sociedad también es, muchísimo y siendo parte de su «discurso», utilizada por los sectores más extremistas y takfiríes. Y en tanto que estos hacen una interpretación radical y extremista de la religión musulmana en ese caso le otorgan un sentido religioso: ellos sí se refieren al «martirio religioso», a veces además con un sentido ofensivo y violento y, tristemente, para ellos tan «shahiid» es el niño asesinado por una bomba lanzada desde un caza como el terrorista que ha puesto una bomba en cualquier ciudad buscando la muerte de civiles en nombre de su extremismo.

Pero el que esos sectores puedan hacerlo no implica que lo haga, por ejemplo, esta poetisa, o la parte de la sociedad que en ocasiones utilice esta terminología: es decir, no implica que esta poetisa o tanta gente que la utilice lo haga desde una óptica extremista y takfirí.

En Palestina, por ejemplo, se aplica este título en general a todo aquel que haya muerto combatiendo contra la ocupación israelí o asesinado de forma injusta por la misma con independencia de si era una persona creyente o atea: esa persona pasa a ser «mártir» (de la causa palestina) y hay múltiples ejemplos de poetas, políticos o pensadores de ideologías de izquierda o laicos que la utilizan.

Por cierto, el detalle de que también se considere mártir a quien ha muerto asesinado injustamente da muestra de otro matiz de la cuestión, que es el que ese «martirio» árabe no tiene por qué ser algo «ofensivo» ni «violento»: por poner un ejemplo claro, ese es el tratamiento que se da en la sociedad y los medios árabes a los y las jóvenes gazatíes que están siendo asesinados estos viernes por el ejército israelí por protestar pacíficamente y desarmados exigiendo sus derechos, o a los civiles muertos por causa de bombardeos indiscriminados o acciones terroristas ya sea en Palestina, Siria, Yemen, Egipto, u otros sitios, y con independencia de su religión.

Aunque sí, este tratamiento también se da por parte de la sociedad a aquellos que entran en combate, o en ocasiones, a los que han ejecutado acciones violentas contra inocentes: eso en el mundo árabe también ocurre por parte de sectores. De lo que otro muy curioso ejemplo es el caso de Siria, donde ambos bandos en guerra la usan por igual para describir a sus propias víctimas, ya sean civiles o combatientes y, una vez más, con independencia de su religión.

También me da la impresión, aunque de esto no estoy seguro, que al igual que pasó en la sociedad occidental, poco a poco, a veces, parte de la sociedad árabe puede ser que tienda, por «alejarse» de ese sentido religioso, a utilizarla menos. Pero es algo sobre lo que «teorizo» sin asegurarlo ni saberlo a ciencia cierta. Y en todo caso las diferencias culturales y el desarrollo histórico de esa sociedad hacen que el camino que esta cultura, como cualquier otra, deba recorrer, no tenga por qué ser comparable al recorrido por la sociedad occidental.

4.- Conclusión

Lo único cierto a día de hoy es que es una palabra que en el mundo árabe se usa con normalidad, y que es el hecho de que no se haga en occidente, y, quizá, esa diferencia y el problema que se deriva de la traducción directa y la no bidireccionalidad entre los significados -¿cuántas veces pasa esto?- lo que lleva a una especie de «malentendido cultural» que, en ocasiones, colabora en ampliar la brecha de falta de entendimiento y a prejuzgar que su utilización implica un extremismo o una violencia que no es tal. Aunque también puede pasar lo contrario, que es que su utilización en el otro sentido implique un pacifismo o una no-violencia que no es tal: es lo que tiene esa traducción «shahiid – mártir» no bidireccional, no biyectiva, digamos.

Para finalizar añadir que en el caso de la poetisa sí introduzco elementos de juicio: me parece que su condena se debe más a factores represivos por parte de Israel que a un intento de hacer justicia y que este estado ocupante utiliza de forma torticera este problema semántico y cultural para encausar a una persona que hace uso de su libertad de creación para defender su visión de una injusticia flagrante, como es la que sufre el pueblo palestino.

El resto de mi escrito no intenta ser un juicio sino una aportación a la reflexión y al debate: sinceramente, soy consciente de que esta cuestión no es algo obvio con una respuesta simple y según iba dándole vueltas al asunto y pretendiendo reflexionar sobre ello todo se ha ido complicando… A raíz de darme cuenta de ello he escrito esto mismo en la introducción. Pero, en fin, entender, o intentar entender las cosas, pensar, reflexionar sobre ellas… No suele ser malo. Y hasta aquí he llegado, de momento. Quien tenga más opiniones o matices que aportar, le animo a ello.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.