Traducido del Inglés para Rebelión por J. M.
Puedes atacar a los palestinos en América interrumpidamente, pedir su expulsión y negar su existencia. Simplemente no te atrevas a decir una mala palabra sobre Israel, el santísimo lugar.
Marc Lamont Hill en CNN. Captura de pantalla / CNN
Marc Lamont Hill es un escritor y conferencista en comunicaciones estadounidense en la Universidad de Temple en Filadelfia y analista de la CNN. La semana pasada durante un discurso en una conferencia de las Naciones Unidas, pidió «una acción internacional que nos brinde lo que requiere la justicia y eso es una Palestina libre desde el río hasta el mar».
En cuestión de horas los cielos se colapsaron en una histeria bien orquestada. Seth Mandel, editor del Washington Examiner, acusó a Hill de haber llamado al genocidio judío; Ben Shapiro, un analista de Fox News, lo llamó un discurso antisemita; el cónsul Dani Dayan tuiteó que las declaraciones de Hill eran como «una esvástica pintada de rojo», la Liga Antidifamación dijo que eran equivalentes a pedir que Israel fuera borrado del mapa. El resultado inevitable no tardó en llegar y la CNN despidió al analista rebelde ese mismo día.
¿Cómo se atreve? ¿En qué estaba pensando? ¿Dónde creía que estaba viviendo, en una democracia con libertad de expresión o en un país donde el diálogo sobre Israel está bajo la seria censura del oficialismo judío y la propaganda israelí? Hill intentó afirmar que se oponía al racismo y al antisemitismo y sus comentarios estaban destinados a apoyar el establecimiento de un Estado binacional, laico y democrático. Pero él no tuvo una oportunidad.
En la realidad de mano dura que ha tomado el control sobre el diálogo en los Estados Unidos no hay espacio para expresiones que puedan ofender a la ocupación israelí. En un día liberal está permitido decir «dos estados» siempre que lo hagas en voz baja.
¿Qué hubiera pasado si Hill hubiera pedido el establecimiento de un Estado judío entre el Jordán y el mar? Habría seguido a salvo manteniendo su trabajo. Rick Santorum, el exsenador, dijo en 2012 que «ningún palestino» vive en Cisjordania. Nadie pensó en despedirlo. Incluso el crítico de Hill, Shapiro, hizo un llamado en el pasado para la limpieza étnica de los palestinos en los territorios (él retrocedió unos años después) y no le sucedió nada.
Puedes atacar a los palestinos en EE.UU sin interrupción, llamar a expulsarlos y negar su existencia. Solo no te atrevas a tocar a Israel, el lugar santísimo, el país que existe por encima de la sospecha. ¿Y los límites de la chutzpah? Israel y el oficialismo judío siguen acusando a los medios de comunicación, incluida la CNN, de calumniadores de Israel. No hay peor broma que esa. Trate de publicar un artículo crítico sobre Israel en un periódico convencional de Occidente, cada vez es más difícil, más a menudo imposible. Pero nada satisfará el hambre del león, cuanto más protesta, más fuerte se vuelve.
La palabra clave, por supuesto, es antisemitismo. Se ha escrito mucho sobre el uso que Israel y sus partidarios hacen del antisemitismo. Y funciona maravillosamente, es una palabra mágica que silencia a las personas. Todavía no ha habido una sola crítica de la ocupación que no esté etiquetada de antisemitismo. Todo es antisemitismo: Hill es antisemita porque prefiere una solución de un solo estado, Roger Waters es antisemita porque así lo describió Gilad Erdan en una conferencia sobre propaganda en Alemania la semana pasada. UNRWA es antisemita. Y por supuesto BDS. El mundo entero está contra nosotros.
La semana pasada hubo mucho alboroto por una encuesta mundial de antisemitismo realizada por CNN. Resulta que los judíos no son tan odiados como le gustaría a Israel, solo el 10 por ciento dijo que tenía sentimientos negativos sobre ellos. Casi cuatro veces más personas dicen que no les gustan los musulmanes. Junto con sus aspectos preocupantes, la encuesta señala más que algunas verdades que no se pueden negar. El 28% de los encuestados dijo que el antisemitismo en sus países es el resultado de la política israelí. Un tercero cree que Israel aprovecha el Holocausto para avanzar en sus posiciones. Uno de cada cinco pensaba que los judíos tenían demasiada influencia en los medios de comunicación.
Despida a más analistas que se atrevan a criticar a Israel o sugieran soluciones justas a la ocupación y más personas encuestadas dirán lo que todos saben: los judíos e Israel tienen un grado increíble de influencia en los medios occidentales. Ahora puedes llamarme antisemita también.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.