El Estado español solo ha desembolsado 17 de los 120 millones que comprometió para el Fondo Verde para el Clima, principal instrumento económico de lucha contra el cambio climático.
La guerra contra el calentamiento global tiene muchas aristas, pero no hay duda que la económica está en la cima de la pirámide, y España, que se autoerige como unas de las naciones qué más está apostando en la lucha contra el cambio climático, solo ha aportado un 14% de los 120 millones de euros que se comprometió a aportar para el Fondo Verde para el Clima (GFC), el principal instrumento económico para combatir el desastre.
El compromiso lo adquirió en noviembre de 2014, en los días previos a la celebración de la XX Cumbre del Clima (COP20) de Lima, para el período 2015-2020. Sin embargo, según el último documento de monitoreo del Fondo Verde para el Clima, fechado a 8 de mayo de 2018, la Administración española solo ha ingresado 17 de esos 120 millones, como ha denunciado Equo este lunes.
La situación de España contrasta con la de otros países como Alemania, que ya ha aportado 750 millones de euros de los 1.000 millones comprometidos y que recientemente ha anunciado que duplicará su contribución al GFC, hasta los 1.500 millones de euros.
Para el coportavoz de Equo y diputado de Unidos Podemos en el Congreso, Juan López de Uralde, «esta es una muestra más, de que por un lado van las palabras y por otro los hechos», remarcando además que «es importante cumplir los compromisos en materia financiera para respaldar la lucha contra el cambio climático en los países en desarrollo».
Sin dinero no hay cambio
El Fondo Verde para el Clima se constituye como el instrumento básico para la adaptación de la economía global a una economía descarbonizada. Para ello, las naciones acordaron movilizar 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020. Sin embargo, a día de hoy solo un 10% de esa cifra, 10.200 millones, está realmente comprometido y firmado, y solo 3.500 están en las arcas del GFC.
El GFC es, además, clave para las naciones más desfavorecidas, que piden más recursos económicos por parte de los países ricos -con una responsabilidad histórica mucho mayor en el calentamiento del planeta- para descarbonizarse.
El debate, por supuesto, es central en la Cumbre del Clima -COP24- que esta semana termina en Katowice (Polonia) y está por ver si las naciones del planeta consiguen ponerse de acuerdo para frenar el desastre. Tal como señalaba Rhys Gerholdt, del World Resources Institute, al comienzo de la cumbre, la COP24 «debe dar señales de que se aumente el apoyo a las naciones en desarrollo», haciendo especial hincapié en que «los más ricos deben comprometerse a nutrir el Fondo Verde para el Clima».
La cifra de los 100.000 millones, sin embargo, es puesta en cuestión por los grupos ecologistas, que dudan además de que los países con más recursos vayan a poner el dinero. Ecologistas en Acción, Oxfam, Greenpeace o Amigos de la Tierra han denunciado en repetidas ocasiones que la cifra debería ser, al menos, el doble.