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El boicot académico y la izquierda israelí

Fuentes: Palestine Chronicle

Algunos de los más comprometidos representantes de la oposición israelí a la ocupación militar de los territorios palestinos, manifestaron recientemente serias reservas, por no decir un claro rechazo acerca del llamamiento palestino al boicot de las instituciones académicas y culturales israelíes. Creemos que merece la pena analizar sus preocupaciones. Casi todas las críticas que se […]

Algunos de los más comprometidos representantes de la oposición israelí a la ocupación militar de los territorios palestinos, manifestaron recientemente serias reservas, por no decir un claro rechazo acerca del llamamiento palestino al boicot de las instituciones académicas y culturales israelíes. Creemos que merece la pena analizar sus preocupaciones.

Casi todas las críticas que se hicieron publicas, estaban precedidas por el apoyo moral del derecho de los palestinos a la resistencia a la ocupación, de forma noviolenta, por supuesto, incluso llamando al boicot para conseguir ese objetivo. Un tema común en su rechazo al boicot académico es sin embargo la consideración pragmática de que el boicot puede ser «contraproducente» en la lucha contra la ocupación. Se permiten tal objeción porque se consideran colaboradores de los palestinos en el campo contra la ocupación y no como meros simpatizantes externos. Esta premisa puede ser válida para algunos casos, pero en la mayoría de ocasiones no lo es. Los israelíes que se atribuyen el derecho exclusivo de arbitrar en cualquier cuestión que tenga que ver con los palestinos, deberían pensar dos veces antes de autoproclamarse como los únicos que decidan sobre la forma que debe adoptar la lucha contra la ocupación.

Los israelíes que están en contra de la ocupación deberían entonces actuar con una base moral sobre todo, y no dictar el rumbo de la lucha. Ésta sigue siendo una lucha de los palestinos y sus partidarios, entre ellos los israelíes conscientes, llevada por los palestinos contra las políticas racistas y coloniales de Israel. Es la hora de reconocer este hecho determinante.

Otra cuestión crucial que tratamos aquí, es el hecho de que incluso los israelíes conscientes se encuentran en una situación de conflicto de intereses: cualquier boicot, incluso en su forma más sutil y matizada, perjudicará, tarde o temprano sus intereses. ¿Este hecho les tiene que privar a los israelíes del derecho de opinar o darles consejo a los palestinos sobre el boicot, dado que su vista está nublada por el interés propio? No, pero el hecho de que sus intereses estén sobre la mesa no tiene que ser ignorado a la hora de decidir sobre la imparcialidad de sus opiniones. Algunos académicos de principios, como Ilan Pappe, decididamente se situaron por encima de este conflicto de intereses, declarándose estar preparados para aceptar el precio que habrían que pagar como resultado de la realización de cualquier boicot significativo contra las instituciones académicas israelíes. Semejante claridad moral y coherencia deberían servir de ejemplo a los demás académicos israelíes.

Independientemente de las intenciones y consideraciones morales, creemos necesario hablar de los argumentos pragmáticos/políticos más recurrentes presentados por la izquierda israelí, y responder a cada uno de esos argumentos con la debida reflexión.

La afirmación sobre lo «contraproducente» del boicot, la más potente de todas, se basa en los siguientes argumentos:

Primera afirmación: El boicot académico perjudicará a aquel sector de la sociedad opresora, que tiene mayor probabilidad de ser simpatizante de la lucha del pueblo oprimido. Israel no es ninguna exepción, sino la regla.

Respuesta: Incluso si es así en otros lugares, en Israel no lo es. En términos generales, los académicos israelíes hacen servicio militar en el ejército de la ocupación, y casi nunca denuncian públicamente la ocupación israelí, ni su sistema de discriminación racial contra sus propios ciudadanos palestinos, ni la absoluta denegación de derechos de los refugiados palestinos, derechos reconocidos por la ley internacional. Esto nos lleva a una conclusión: están, aúnque de manera pasiva, a favor de la opresión criminal del pueblo palestino llevada a cabo por su estado. Es más, las organizaciones académicas israelíes, como juntas universitarias o asociaciones profesionales, guardaron silencio acerca de la conducta de aquellos científicos que contribuyeron a la ocupación sea directamente, prestando servicios de consulta, sea desarrollando «conocimientos» que puedan utilizarse para el control, opresión y ocupación. Según nuestra información, ningún racista o científico colaboracionista ha sido reprobado en público por una organización académica representativa. Muchos de los israelíes que rechazan el boicot académico, admiten libremente la complicidad de la comunidad académica con el proyecto colonial, tanto histórica como actualmente.

Segunda afirmación: el boicot académico por su propia naturaleza está en contradición con la libertad académica.

Respuesta: Esta afirmación tiene que ser examinada con atención. Creemos que la libertad que los académicos israelíes quieren preservar, es su libertad de seguir siendo eruditos, es decir: tener un flujo ininterrumpido de fondos para la investigación, conseguir subvenciones para ser liberados de la enseñanza, tomar años sabáticos, poder seguir escribiendo, participar en debates científicos, en otras palabras, todas las cosas que un académico respetable se supone tiene que hacer. ¿Pero pueden o deben disfrutar de esas libertades (que para nosotros parecen más bien privilegios) sin tener que preocuparse de lo que está ocurriendo al otro lado de los muros de la cátedra ni de qué papel juegan sus instituciones en la perpetuación del colonialismo? Aquí afrontamos de nuevo la visión del mundo que tienen los israelíes desde su posición ventajosa, suponiendo y exigiendo que los demás hagan lo mismo. ¿Por qué tiene el resto del mundo que ayudar a los académicos israelíes a perpetuar su posición privilegiada?

Tercera afirmación: Los académicos israelíes que están en contra de la ocupación, se oponen, en su mayoría, al boicot. De este modo, insistiendo en el boicot, se corre el riesgo de perderlos. Los palestinos no pueden permitirse esto, teniendo en cuenta su evidente debilidad politica.

Respuesta: Aunque nos importen las opiniones de nuestros partidarios israelíes acerca de los métodos de lucha, no son ni nuestra única ni la más importante consideración. Como ya dijimos, esperamos que su oposición a los crímenes que se cometen en su nombre no se base sólo en consideraciones pragmáticas, y que sean capaces de verse a sí mismos en el contexto más amplio de la lucha, y por lo tanto superar la tendencia de creer que están en el centro del universo. Boicot es un método de lucha moralmente justificado, un desafío que empujará a Israel hacia el cumplimiento de la ley internacional, un método que servirá a los intereses de los palestinos en su lucha por la emancipación, autodeterminación e igualdad. Esta es nuestra consideración más urgente.

Cuarta afirmación: Los israelíes conscientes que son eximidos de ser objeto del boicot serán estigmatizados por sus propios colegas israelíes si aceptan semejante privilegio. Esto afectará su posición y disminuirá su posibilidad de influencia sobre las actitudes del círculo académico sobre la ocupación.

Respuesta: Esta afirmación es aún menos relevante que la anterior! La respuesta que dimos es perfectamente válida para ésta.

Quinta afirmación: Aunque la llamada de los palestinos al boicot pide explícitamente un boicot «institucional», no individual, eximiendo a los «académicos israelíes conscientes», que se oponen a la ocupación y la opresión, esto implica que el resto de los académicos individuales israelíes tienen que ser biocoteados. Esta contradicción aparente hace dudar de la sinceridad y la coherencia del llamamiento palestino.

Respuesta: Aunque rechazamos por principio hacer el papel de los acusados en este no tan inocente cuestionamiento de nuestra integridad, responderemos a esta acusación. Un año después de la publicación del llamamiento palestino al boicot, el numero de declaraciones públicas, notas de presna, artículos publicados y llamadas inequívocas al seguimiento del boicot es tal que no se puede dudar de nuestra moralidad y consistencia política. Nuestro Llamamiento, de forma explícita y clara llama al boicot internacional. La manera en que dejábamos claro que había que «excluir como objetivo de las referidas acciones a cualquier académico e intelectual israelí que se oponga a las políticas coloniales y racistas de su Estado» venía dada por ser conscientes de que existe siempre un área indefinida donde un académico puede ser percibido como representante de su institución antes de que por su propia persona. Fuimos cautos y previmos con antelación esta eventualidad. Nuestra afirmación no va más alla de lo que explicita. Nuestro discurso siempre ha evitado la doble lectura y la ambigüedad, a diferencia del de muchos de nuestros detractores.

El punto final y crucial es el siguiente: ¿dónde estaban esos críticos del boicot durante los años del boicot general (en todos los campos, incluído el académico) del régimen de apartheid de Surafrica? ¿Se opusieron entonces a los criterios del boicot, mucho más duros? Si no, son hipócritas o bien tienen buenas razones para creer que esas medidas punitivas no serán igual de eficaces con Israel que en el caso de su predecesor sudafricano. Aún está por publicar un buen argumento que justifique esa idea infundada. La pelota de la prueba está en su tejado, no en el nuestro.

El tratamiento de Israel como un Estado fuera de la historia, para el que no existe la ley internacional y moralmente intocable, tiene que llegar a su fin. Esto refleja la inconsistencia moral y miopía política, además, sirve para perpetuar la opresión del pueblo palestino y por lo tanto imposibilita la lucha para la paz, basada en la justicia y el principio universal de igualdad.

* Los autores son miembros de la Campaña Palestina para el Boicot Académico y Cultural de Israel (PACBI)
11 de mayo de 2005. Traducción para CSCAweb de Natalia Litvina