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Monsanto consigue que los paises latinoamericanos en los que se cultiva la soja transgenica abonen una "compensación" por las cosechas obtenidas

Transgénicos: la entrega total de nuestra soberanía

Fuentes: biodiversidadla.org

Durante la reunión del Consejo Agropecuario del Sur (CAS) realizada los días 28 y 29 de abril en Asunción, Paraguay, tal como se esperaba, los Ministros de Agricultura de los países del Mercosur más los de Chile y Bolivia acordaron aceptar el pago de compensaciones por la soja transgénica cosechada a la multinacional Monsanto. De […]

Durante la reunión del Consejo Agropecuario del Sur (CAS) realizada los días 28 y 29 de abril en Asunción, Paraguay, tal como se esperaba, los Ministros de Agricultura de los países del Mercosur más los de Chile y Bolivia acordaron aceptar el pago de compensaciones por la soja transgénica cosechada a la multinacional Monsanto. De esta manera, se da un paso más en la entrega de nuestra soberanía a mano de las grandes corporaciones de la alimentación permitiendo que ellas impongan primero sus semillas transgénicas por cualquier vía y luego cobren por ellas sus regalías

Varias organizaciones presentaron en esa reunión una carta a los Ministros de Agricultura del CAS llamándolos a la reflexión sobre el significado de la agricultura transgénica y sus impactos y sobre la necesidad de «plantear un nuevo rumbo para nuestra agricultura, donde la soberanía alimentaria de nuestros pueblos ocupe el centro de los esfuerzos y podamos salir así de este círculo vicioso de una agricultura industrial que está convirtiendo a nuestro continente en un enorme ‘desierto verde’ con las graves consecuencias que para nuestros pueblos esto acarrea».

Abril de 2005

Reproducimos a continuación el texto completo de la carta que, por supuesto, no ha tenido ninguna respuesta por parte de las autoridades:

Carta de Organizaciones a los Ministros de Agricultura del CAS

Señores Presidentes
Países del MERCOSUR, Bolivia y Chile

Aprovechamos la ocasión de la reunión del Consejo Agropecuario de Sur que realizarán en los próximos días para plantearles nuestras preocupaciones sobre uno de los temas centrales de esta reunión, según ha trascendido en los medios de comunicación: el pago de regalías semilleras a la empresa Monsanto S.A.

Ante el pedido del Ministro de Agricultura de Argentina de tratar esta temática, consideramos que la ocasión es apropiada para reflexionar sobre las implicancias que esta problemática tiene para nuestros países y las razones por las que llegamos a esta situación. Estamos convencidos que el problema se extiende mucho más allá de la discusión por el pago de regalías.

Buscando el fondo de la cuestión aparece claramente el centro del problema: el modelo de agricultura que nuestros países han impulsado durante las últimas décadas. El modelo agroexportador basado en el cultivo de semillas transgénicas ha puesto toda nuestra agricultura en manos de las grandes corporaciones y este es un callejón sin salida del cual el incidente actual es sólo la punta del iceberg y del que difícilmente salgamos de no mediar importantes decisiones políticas.

Los transgénicos no ofrecen ninguna ventaja para los agricultores y trabajadores agrícolas de nuestros países, ni para los consumidores. Uno de los principales objetivos de las empresas del agronegocio es lograr el control de la agricultura y las semillas a través de los derechos de propiedad intelectual, y el caso de la Soja RR es el más claro ejemplo de los intentos de Monsanto por cobrar ahora su botín después de años de generar y estimular la contaminación transgénica en el Cono Sur.

Por el contrario, el modelo de producción agrícola basado en los transgénicos ya ha demostrado claramente sus graves impactos para nuestros pueblos -impactos sociales, ambientales, económicos, culturales- provocando la extensión de los monocultivos, graves impactos por el mayor uso de agroquímicos, deforestación, destrucción de las economías locales, concentración en el uso de la tierra, expulsión de trabajadores rurales, pérdida de variedades locales de semillas y, fundamentalmente, que nuestros países hayan dejado de producir alimentos para su población y hayan pasado a «fabricar» commodities para la exportación. Queda claro quién se ha beneficiado con la implementación masiva de este modelo de agricultura.

Por esta razón es que los invitamos a reflexionar sobre las causas de fondo que han llevado a esta situación y a plantear un nuevo rumbo para nuestra agricultura, donde la soberanía alimentaria de nuestros pueblos ocupe el centro de los esfuerzos y podamos salir así de este círculo vicioso de una agricultura industrial que está convirtiendo a nuestro continente en un enorme «desierto verde» con las graves consecuencias que para nuestros pueblos esto acarrea.

Esperando que esta carta ayude a iniciar un nuevo camino para nuestra agricultura, los saludamos atentamente

Elizabeth Bravo
Red por una América Latina Libre de Transgénicos
[email protected]

Oscar Rivas
Sobrevivencia, Paraguay
[email protected]

Karin Nansen
REDES-AT, Uruguay
[email protected]

Jorge Rulli
Grupo de Reflexión Rural, Argentina
[email protected]

Carlos A. Vicente
Acción por la Biodiversidad, Argentina
[email protected]