Una llamada telefónica anónima alertó a los empleados de la Revista Réplica: hay una bomba en el local. Inmediatamente los empleados desalojaron el inmueble y a los pocos minutos apareció un enorme despliegue policial con carros patrulleros, bomberos, ambulancias. En tres ocasiones anteriores estallaron bombas en el edificio que ocupaban las redacciones de la revista […]
Una llamada telefónica anónima alertó a los empleados de la Revista Réplica: hay una bomba en el local. Inmediatamente los empleados desalojaron el inmueble y a los pocos minutos apareció un enorme despliegue policial con carros patrulleros, bomberos, ambulancias.
En tres ocasiones anteriores estallaron bombas en el edificio que ocupaban las redacciones de la revista miamense Réplica y una de sus oficinas, donde realicé la entrevista con su editor jefe Max Lesnik, fue destruida completamente en el año 1981.
En ninguna de las ocasiones los servicios de inteligencia ni la policía investigaron quienes podían haber sido los autores de esos hechos terroristas, partiendo de la realidad de que estos estaban en completo contubernio con las organizaciones ultraderechistas cubanoamericana, cuyos miembros odiaban y atentaban contra cualquiera que osara hablar o mencionar algo favorable al gobierno de Cuba.
La Revista Réplica surgió a finales de la década de 1960 como contrapartida a la única publicación en español que circulaba en aquella época en Miami, (no existían medios importantes de radio, televisión o periódicos) dirigida por personal de la derrocada dictadura de Fulgencio Batista y que se nombraba, increíblemente, Patria.
Los batistianos, por medio de su diario, influenciaban en la mentalidad de todos los emigrados, sembrando la intolerancia y el terrorismo contra el pueblo cubano.
Lesnik funda el semanario Réplica que cuando ve la luz en sus entonces oficinas de la 3026nw y 7 St., lo hace con ocho páginas tabloide, pocos anuncio y mala calidad de impresión. Pero sus artículos sirvieron para llenar el vacío informático y contrarrestar los planteamientos y filosofía de la ultraderecha batistiana.
Dado el impacto positivo que tuvo dentro de la emigración, de tabloide se convierte en 1972 en una revista semanal con 48 páginas y con un formato y estilo parecidos a la revista cubana Bohemia.
«Desde sus inicios no se aceptaron subvenciones extrañas y mucho menos de la CIA que por entonces entregaba dinero a periodistas, diarios y otras publicaciones», afirma Lesnik.
Debido a la confrontación desde sus páginas con la poderosa derecha cubanoamericana, apoyada por las diferentes administraciones estadounidenses, estos elementos comenzaron el boicot contra Réplica, sobre todo cuando en 1978 la publicación apoyó las conversaciones que se realizaron entre la comunidad emigrada y el gobierno de la Isla.
La agresividad no se hizo esperar y «la semilla venenosa del fascismo fue tomando cuerpo en el alma del exilio», puntualiza Max.
El resultado fue varias bombas en las oficinas, intentos de asesinato contra su editor, amenazas y agresiones a los comerciantes que distribuían las revistas en los establecimientos, intimidaciones a los anunciantes.
El cerco fue total y las entradas monetarias se fueron reduciendo a la mínima expresión mientras el gobierno federal «investigaba» los hechos pero nunca aparecieron los culpables.
Las autoridades norteamericanas no podían permitirse que la última bomba estallara. Cuatro libras de C-4 habían sido colocadas en el local, y su fuerza expansiva haría volar toda la manzana e incluso una escuela que se encontraba frente a Réplica.
El artefacto fue desactivado y con la intervención del FBI resultaron detenidos algunos elementos de la organización terrorista Omega 7, los que más tarde fueron liberados.
En 1983 el jefe principal de Omega 7, Eduardo Arocena fue detenido y acusado de planear el intento de asesinato contra el embajador cubano en Naciones Unidas, Raúl Roa Kourí, de tráfico de drogas y de colocar más de 20 bombas en Nueva York y Miami
En sus alegatos, antes de que fuera condenado a cadena perpetua, Arocena declaró que Pedro Remón, (el mismo que con Posada Carriles, Guillermo Novo y Gaspar Jiménez Escobedo intentaran asesinar en Panamá al presidente cubano Fidel Castro), era el autor directo de los asesinatos del funcionario cubano en Naciones Unidas, Félix García y del cubano emigrado Eulalio José Negrín.
Remón no se le acusó de asesinato y solo cumplió unos meses en prisión a pesar de que en 1986 el juez Robert L. Ward, del distrito federal de Manhattan lo condenó, junto con Andrés García y Eduardo Losada a 10 años de encarcelamiento. La sanción fue solo un engaño pues el magistrado Ward señaló en el juicio que admiraba las acciones de Omega 7 para sacar de la silla al gobernante cubano Fidel Castro.
Las agresiones contra Réplica, ejecutadas por Omega 7, ocasionaron que la revista y sus otras publicaciones que ya sumaban cuatro, fueran reduciendo tirada y personal hasta que a fines de la década de 1990 dejaron de circular.
En resumen, como indica su fundador y ex director, Max Lesnik, Réplica es otra víctima de las profusas acciones terroristas realizadas en Miami que durante más de 40 años han contado con el apoyo de las diferentes administraciones norteamericanas.