Traducido para Rebelión por Carlos Sanchis
En respuesta a los ataques perpetrados por unos, todavía, desconocidos, a unos colonos cerca de Belén, el gobierno israelí ha sellado las ciudades palestinas, prohibiendo a los automóviles privados palestinos circular por las carreteras que van de ciudad a ciudad, y han anunciado su intención de reanudar las incursiones militares.
En efecto, Israel ha decretado que los palestinos solamente están autorizados a hacer uso del transporte público para viajar entre pueblos y ciudades. El transporte público es inexistente en las aldeas y pequeñas poblaciones e inadecuado para muchos profesionales, estudiantes y para gente con afecciones médicas crónicas y para casos de urgencias.
Incluso algunos caminos sin pavimentar han sido destrozados con excavadoras por el ejército israelí, destruyendo el último recurso de movilidad de los palestinos cuando las carreteras principales son cerradas. Miles de estudiantes, profesores, médicos, funcionarios civiles entre otros van a ser sencillamente incapaces de llegar a sus instituciones, instalaciones médicas y lugares de trabajo.
El castigo colectivo de prohibir a todos los palestinos usar sus automóviles privados en las carreteras entre ciudades, encarcelará literalmente a miles de estudiantes y de trabajadores, haciendo imposible que puedan llevar a cabo su trabajo.
La situación de la sanidad también va a verse directamente afectada. Las embarazadas también se verán directamente afectadas al ser incapaces de llegar a los hospitales por la noche, los enfermos cardiacos no podrán recibir un rápido tratamiento que salve sus vidas y los enfermos crónicos, como aquellos que requieren un tratamiento regular de diálisis quedarán atrapados tras los cierres.
Estos cierres han infringido terribles penurias a la sanidad, educación y al empleo en Cisjordania durante los pasados cinco años y sólo conducirán a más miseria frustración y paro para los palestinos.
El encierro colectivo de cientos de miles de palestinos inocentes es cruel, ilegal bajo las leyes internacionales y contraproducente para aspirar a la paz.
Llamamos al mundo para que presione a Israel para que acabe con estas medidas ilegales, crueles y contraproducentes y que permita a los palestinos la libertad básica de movimiento entre sus ciudades, pueblos y aldeas para acceder a sus escuelas, hospitales y puestos de trabajo.
Otros castigos colectivos
Los palestinos de Cisjordania tienen vetada la entrad a Jerusalén para rezar en la Mezquita de al-Aqsa. Anteriormente, las fuerzas israelíes habían permitido la entrada diaria de unos 4.000 residentes cisjordanos mayores de 45 años durante el mes santo del Ramadán.
El Ministro de Defensa Israelí Shaul Mofaz ha cortado todas las conversaciones de seguridad con la Autoridad Palestina y ha ordenado la construcción de bloqueos de carreteras y la reinstauración de los puntos de control militar previamente desmantelados alrededor de Hebrón, Belén y Ramallah. También se incrementará la presencia militar alrededor de Belén y Hebrón, con la posibilidad de incursiones militares.
17 Octubre 2005
Traducido por Carlos Sanchis