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El Consejo de Seguridad Nuclear hace la vista gorda

La Central Nuclear de Ascó opera sin cumplir sus normas de seguridad

Fuentes: Rebelión

El asunto se remonta al mes de octubre de 2004, cuando la central nuclear Ascó-1 se encontraba parada para recargar combustible. Aprovechando la parada, la central instaló (sin pedir autorización al Consejo de Seguridad Nuclear, CSN) en el sistema de refrigeración de emergencia del reactor unos tubos venturi para evitar vibraciones en las bombas que impulsan el agua del sistema.

Con la instalación de estos dispositivos, el caudal que circula por este sistema, que es fundamental para la seguridad de la central, se redujo por debajo de lo que exigen las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento (ETF) de la central, que es un documento que autoriza el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio (MITyC) y cuyo cumplimiento es una exigencia legal. Esta circunstancia no permitía el funcionamiento de la central sin que antes se cambiara lo requerido por las ETF, lo que, a su vez, requiere una autorización del MITyC, previa apreciación favorable del CSN.

Para no tener que prolongar la parada de recarga de la central hasta que el Ministerio concediera la autorización, lo que requiere un trámite administrativo largo y complicado, Ascó solicitó al CSN una exención del cumplimiento de las ETF. Como suele ser la tónica habitual en estos casos, dada la constatada connivencia entre el CSN y las centrales nucleares, este organismo no dudó en conceder la exención solicitada el 5 de octubre de 2004, por un plazo máximo de 5 meses, concretamente hasta el día 1 de marzo de 2005. La única condición impuesta por el CSN fue exigir a la nuclear que solicitase al MITyC una revisión de las ETF para que el cambio del valor mínimo del caudal del sistema de refrigeración de emergencia se hiciese efectivo antes de la fecha límite de la exención.

Sin embargo, las cosas no sucedieron como estaban previstas. Entre el retraso de la central en presentar la solicitud del cambio de las ETF y el tiempo que después tardaría el CSN en evaluar la propuesta, no fue hasta el 23 de febrero de 2005 que el organismo dio su apreciación favorable, como paso previo a que el MITyC concediese la autorización del cambio. Por razones que tendrá que aclarar el Gobierno, la apreciación favorable del CSN tardó varias semanas en llegar al Ministerio de Industria, lo que condujo a que no fuera hasta el 14 de marzo de 2005, catorce días después de agotado el plazo de la exención, cuando finalmente se autorizó el cambio.

Esta situación se ha evidenciado gracias a una pregunta parlamentaria que realizó Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) en el Congreso de los Diputados, grupo que ha contrastado con Greenpeace la información conseguida. ERC ha reclamado al secretario general de la Energía, Antonio Fernández Segura, en su comparecencia del pasado miércoles 15 ante la Comisión de Industria, Turismo y Comercio del Congreso, explicaciones claras sobre lo ocurrido y la violación de la normativa nuclear por parte de la central y el CSN.

«Para Greenpeace la situación es muy clara, no importa si la culpa fue del retraso de la central, del CSN o del Ministerio, el caso es que la central nuclear estuvo funcionando incumpliendo su propia normativa de seguridad durante los días 1 a 14 de marzo, y por lo tanto, con la reglamentación en la mano, debe de ser sancionada», declaró Carlos Bravo, portavoz de Greenpeace en temas nucleares.

Un análisis detallado de los hechos pone a la luz otras deficiencias, ya que la normativa nuclear requiere que los cambios que se realizan en las centrales nucleares que necesitan revisar las ETF, y también otros documentos importantes de la central, deben ser también autorizados por el Ministerio de Industria antes de su ejecución. En definitiva, en opinión de Greenpeace y según planteó ERC en el Congreso, Ascó actuó indebidamente cuando en la recarga instaló los tubos venturi en el sistema de refrigeración de emergencia sin pedir autorización del cambio.

Para Greenpeace, lo ocurrido en Ascó-1 demuestra una vez más que el CSN es un elemento más del sector nuclear, lo que hace que no pueda tener ninguna credibilidad ante la ciudadanía. Todo apunta a que Ascó sabía que los tubos venturi provocarían una reducción del caudal de agua que refrigera al núcleo por debajo de las ETF, pero si lo hubiera puesto de manifiesto habría tenido que pedir autorización del cambio y retrasar la recarga. Por eso, conociendo que el CSN siempre actúa de manera benévola con las centrales nucleares, Ascó esperó a que el cambio estuviera hecho para entonces pedir la exención de las ETF.

«Esta forma de actuar es un evidente fraude de ley, del que el CSN es tan responsable como la central, ya que en lugar de reaccionar en contra de los abusos de ésta, manteniéndola parada hasta disponer de la autorización del Ministerio, concedió una exención para favorecer sus intereses, lo que es contrario a la reglamentación», declaró Bravo.

A esto se debe sumar la desidia con la que el CSN afronta la seguridad de las centrales, ya que a pesar de haber actuado de manera tan favorable a la central, después nadie en el organismo reparó que el plazo de la exención se estaba agotando, hasta el punto que debe anotarse al CSN la culpa de que la central operara fuera de las ETF entre el 1 y el 12 de marzo. Para Greenpeace esto es una demostración de lo urgente que es que el Congreso apruebe la Propuesta de Ley de Reforma del CSN de Izquierda Verde (IV-IU-ICV), que ya se está tramitando en el Congreso, para terminar de una vez por todas con estas situaciones tan lamentables.

Greenpeace considera este caso como particularmente grave, porque, a pesar de que el fondo del problema pueda achacarse a la desidia de la Administración, la central debe operar en todo momento conforme a las ETF, y éstas son muy claras, con el caudal por debajo de lo permitido tiene que iniciar la parada de la central en 72 horas. La central sabía que el caudal era inferior a lo exigido por las ETF y sin embargo no hizo, por doloroso que fuera, lo que exigían éstas. «Ascó antepuso sus intereses económicos por encima de lo demás, relegando la seguridad a un segundo plano», añadió Bravo.

Esto supone un caso más de los numerosos fallos en la cultura de seguridad a que nos tienen acostumbrados las centrales nucleares y que el CSN no solo no evita sino que alienta con sus lamentables actuaciones. En todo caso, Greenpeace espera que el CSN sancione a la central por haber operado fuera de las ETF y que ello sirva de ejemplo para otras centrales.