Recomiendo:
0

Indígenas-Guatemala

Educar a dos voces

Fuentes: IPS

En la escuela de la aldea Xepanil, en Santa Apolonia, al oeste de esta capital, una veintena de niños indígenas aprenden cakchiquel y español. La maestra maya Marta Lidia Rodríguez, una de miles de docentes de educación bilingüe en Guatemala, camina una hora por día para llegar al aula.

En la aldea hay niños que no entienden español. Hablarles en su idioma en la escuela es elemental y productivo», comenta a IPS Rodríguez, que enseña a estudiantes de nivel primario, de entre siete y 12 años.

La alfabetización, que en 1989 apenas comprendía a 54 por ciento de la población indígena de entre 15 y 24 años, aumentó a 71 por ciento en 2002, según el II Informe de Avances en el Cumplimiento de las Metas del Milenio en Guatemala, publicado en 2006.

No obstante, tres de cada 10 adultos guatemaltecos no saben leer ni escribir y entre los indígenas el analfabetismo alcanza 48 puntos porcentuales, más del doble del de la población no indígena, según datos oficiales. Sesenta y cinco por ciento de las mujeres aborígenes rurales son analfabetas.

En este país de 13 millones de habitantes, la población indígena representa 41 por ciento del total, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística, y hasta 60 por ciento, según otras fuentes, y está integrada por 22 comunidades etnolingüísticas de origen maya y por las comunidades xinca y garífuna..

El sistema público cuenta hoy con 6.342 maestros bilingües que dan clases en 14 departamentos a alumnos de educación inicial y primaria en los cuatro idiomas mayoritarios, quiché, quekchí, cakchiquel y mam, y 14 minoritarios, dice a IPS Pedro Us, asesor técnico del Viceministerio de Educación Bilingüe e Intercultural.

Us explica que los profesores de educación bilingüe reciben formación en una veintena de escuelas dependientes del Viceministerio, a la que también contribuye con cursos de idiomas la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala.

El proyecto de presupuesto del Estado para 2008 prevé dedicar a educación bilingüe, según precisó Us, 353 millones de quetzales (45,9 millones de dólares), lo que representa 0,83 por ciento del total.

Pero «la voluntad y los recursos financieros han sido realmente limitados» para la educación bilingüe, por lo que «sigue siendo un espacio financiado por la cooperación internacional», dice a IPS Álvaro Pop, analista político maya quekchí.

La enseñanza bilingüe surgió en 1980 con un proyecto del Ministerio de Educación guatemalteco apoyado por la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés) para facilitar el acceso de los niños mayas al aula y reducir la deserción.

En 1995, se creó la Dirección General de Educación Bilingüe Intercultural (Digebi) y en 2003 el Viceministerio que se encarga de esta materia a nivel estatal.

Uno de los obstáculos a la educación bilingüe es la pobreza que asuela las poblaciones indígenas, su compleja accesibilidad y la escasa disponibilidad de infraestructura, dice a IPS Abelardo Quezada, oficial del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Cincuenta y uno por ciento de los guatemaltecos son pobres y 15,2 por ciento son indigentes (con ingresos menores a un dólar diario), siendo la población rural, las mujeres y los indígenas los más desfavorecidos.

Según Us, de origen maya quiché, el avance de la educación en español a la bilingüe impartida por profesionales indígenas no es fácil «porque hay docentes que no son afines, al suponerles un doble esfuerzo», pero también debido a la pervivencia de «prácticas discriminatorias».

El racismo hace que los ladinos o mestizos consideren superior la cultura española y su idioma, que es el oficial de Guatemala, frente a las «lenguas vernáculas, que forman parte del patrimonio cultural de la Nación», según recoge su Constitución.

Las maestras entrevistadas por IPS recibieron quejas de padres de alumnos que envían a sus hijos a la escuela «para que aprendan español» y critican el uso del idioma cakchiquel en el aula con el argumento de los niños «ya lo conocen» y supone un atraso.

Melida Xicó, maestra en la aldea de Xejolón, en el oeste, piensa que enseñar el idioma materno como primera lengua y el español como segunda, «ayuda a que los niños puedan desenvolverse y tener más participación en las actividades», además de reforzar su identidad y valores.

La mayoría de los alumnos indígenas dejan de estudiar en el último grado de primaria, siendo las niñas las que más desertan, ya que «en las aldeas el ser mujer sigue siendo una limitante», dice Xicó.

«Aprender nuestros idiomas maternos es más que un derecho humano, es un derecho lingüístico», manifiesta a IPS Francisco Ruiz, director de Planificación Lingüística y Cultural de la Academia de las Lenguas Mayas de Guatemala, para quien los idiomas vernáculos «se están revitalizando» y no corren peligro de desaparecer.

«Muchos niños aprenden a leer y escribir en su propia lengua, lo que les ayuda a conocer su cultura», valora Luis Javier Crisóstomo, coordinador nacional del Programa de Educación Intercultural Multilingüe de Centroamérica que, apoyado por el PNUD y con financiación de Finlandia, atiende 70 escuelas primarias guatemaltecas mam y cakchiquel con 15.000 alumnos y 700 maestros.

Crisóstomo, educador maya mam, dice a IPS que la alfabetización de los pueblos indígenas ha dado un «salto conceptual cualitativo» al pasar de ser «un tema prohibitivo en tiempos del conflicto armado interno» a ser «abordable» y enmarcarse en el sistema educativo del Estado.

En 1996, los acuerdos de paz pusieron fin a 36 años de guerra entre la insurgente Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca y el Estado, que dejó unas 200.000 víctimas, la mayoría indígenas.

En el Acuerdo de Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas, suscrito en 1995 en México e integrado un año después a los acuerdos de paz, «el gobierno se comprometió a promover el uso de todos los idiomas indígenas en el sistema educativo, la educación bilingüe e intercultural en instancias como las escuelas mayas e informar a las comunidades indígenas en sus idiomas».

El reto es ahora trascender el ámbito de los pueblos indígenas e influir en el currículo de la educación general haciendo énfasis en la diversidad, según Us.

Para ello, se ha trasladado a la Digebi la responsabilidad de elaborar el currículo para todo el país, adelantó Us, quien espera que «las nuevas generaciones de guatemaltecos no indígenas entiendan que viven en un país diverso y que los indígenas tienen derecho a participar del resultado del desarrollo y no sólo de los procesos».

Virginia Ajxup, maya quiché y coordinadora del programa educativo Pop Noj (tejiendo ideas), dedicado a capacitar a organizaciones indígenas desde su cultura, asegura que en estos años se ha logrado mucha investigación y textos en lenguas vernáculas para la niñez y la juventud, pero el Estado no permite que los mayas «dirijamos nuestras propias escuelas con nuestra propia visión de la educación».

La educación destinada a los pueblos indígenas «ha sido tradicionalmente un instrumento de discriminación y esclavitud», dice Ajxup a IPS.

«En Guatemala nunca ha sido posible una educación que responda a los intereses y demandas de las poblaciones mayas», concluye.

La maestra Xicó usa un fruto de aguacate y plumas de ave para enseñar la grafía cakchiquel del número cero, representado como una semilla y cargado de significado religioso. «El cero es el principio y el fin» cuenta a sus estudiantes. Traza después en la pizarra el símbolo arábigo del cero, ante una treintena de miradas atentas.