Hace años, seguramente comenzó cuando la guerra del Vietnam, se puso de moda, se decía y se escribía «Yankis go home». No era entonces, como no lo es ahora, ningún acto xenófobo ni antiamericano porque todo el mundo puede comprender que cualquier ciudadano de los países invadidos por la fuerza -con la fuerza más bestial […]
Hace años, seguramente comenzó cuando la guerra del Vietnam, se puso de moda, se decía y se escribía «Yankis go home». No era entonces, como no lo es ahora, ningún acto xenófobo ni antiamericano porque todo el mundo puede comprender que cualquier ciudadano de los países invadidos por la fuerza -con la fuerza más bestial y las armas más mortíferas- esté más que harto de tanta sangre y de tanto crimen (Como para que además le acusen de anti ocupante -Yanki o Sionista- como ahora está sucediendo).
¿Qué otra cosa están aportando los Yankis allí a donde van y permanecen? ¿Qué ayuda («humanitaria») están llevando por el mundo con más de un centenar de bases militares a rebosar de armas de destrucción masiva que utilizan sin contemplaciones? ¿Qué aportan los Yankis y a cambio de qué vacían de recursos y materias primas de cada país? El modelo económico de EEUU es la causa porque es insaciable, no importa cómo lo denominen, si capitalismo, neoliberalismo o imperialismo.
Sin embargo todo se camufla, les sobran los pretextos claro: la lucha contra el terrorismo, fundamentalismo, contra el comunismo, por la paz y por alguna otra simpleza pero poniendo siempre del otro lado lo peor y lo más abyecto, cuando en cambio, la realidad de cualquier foto de cómo estaban antes y cómo ahora después de cada intervención «salvadora» y «humanitaria» es más que elocuente.
Pero los Yankis aún añaden que les asiste el derecho a defenderse y, por si esto fuera poco, justifican y «legalizan» el ataque preventivo como si sólo ellos tuvieran derechos, todos los derechos y ninguna obligación y, mucho menos, ninguna consideración. El código de Hammurabi escrito hace casi cuatro mil años en Babilonia parece haber llegado a un punto de inflexión para retroceder otros tantos milenios. Dice el Código, que si alguien acusara de homicidio a otro y no pudiera probarlo, el acusador será condenado a muerte. Puede que como medida preventiva, para curarse en salud, los Yankis están arrasando ahora lo que en otro tiempo fuera la Babilonia del rey Hammurabi (Situada al Sur de Iraq).
El sionismo israelí surge como una perfecta réplica de la política y quehacer diario de los yankis, es la misma cosa. También Israel vive en peligro y se siente amenazado por todo lo que le rodea y son, se creen, las víctimas, las únicas víctimas, mientras el resto, todos los otros, son los culpables. Reproducen el mismo lastimoso discurso de su mecenas Yanki cuando, lo mismo que ellos, son los principales causantes de los conflictos de la zona. Ambos practican la política de a río revuelto: enfrentan, corrompen, dividen, nombran y destituyen, apoyan y financian lo que haga falta, no tienen límite, no lo tiene su moral, ni su modelo.
Los Yankis no se fueron de Vietnam, los echaron. Los sionistas no se irán de Palestina, pero tampoco se podrán quedar. No hay sitio bastante ni suficiente ni en Palestina ni en todo el planeta Tierra para el sionismo.
Israel es un invento, es un plan perverso que se inicia en la Primera Guerra Mundial con la «Declaración de Balfour» en la que Gran Bretaña se asocia con el Sionismo y rematan con los acuerdos «Skyes-Picot» en los que Francia y Gran Bretaña se reparten Oriente Medio. Todo ello culmina al finalizar la Segunda GM con la invasión sionista de Palestina legalizada por la Resolución 181 de NU que dicta la partición de Palestina entregándola a los Sionistas. Este es el primer paso de unas NU al servicio de EEUU, después vendrán otros muchos más. Porque sucede que todo ello sólo es un negocio, primero del imperialismo franco británico y de los Yankis después junto con el apoyo incondicional la Unión Europea.
Es más que dudoso que Israel ni siquiera sea un país, no tiene fronteras ni las quiere, no le interesa establecerlas porque está en permanente expansión: continúa con los asentamientos, con El Muro y ocupando el Sur de Líbano y Siria. En los territorios que invadió y ocupa impone el apartheid y la tortura -ambas legalizadas- mantiene secuestrados a 11.000 palestinos -con idéntica legalidad que en Guantánamo- incluyendo a mujeres y niños y al Presidente del parlamento palestino Asis Duek, a diputados y a Ministros del Gobierno palestino. Incumple todas las Resoluciones de NU y los DDHH, no reconoce a ningún Tribunal Internacional y viola la Convención de Ginebra en todos sus apartados (Crímenes de Guerra, genocidio…). Es responsable de la situación de más de cuatro millones de refugiados a los que ni siquiera reconoce como tales, bloquea y fragmenta los Territorios Palestinos Ocupados, destruye sistemáticamente casas, propiedades expulsando a sus propietarios. Bloquea el suministro de medicinas y alimentos y de todo lo necesario para vivir.
¿Quien así se comporta en qué se diferencia de una banda de criminales o de terroristas? Pues solamente en que EEUU y la UE lo reconocen como Estado y no como a una banda.
La pregunta es bien simple ¿Por qué?. Pero la respuesta también es sencilla, porque EEUU y la UE -con el Reino de España a la cabeza- les interesa estratégicamente y, por ello, son cómplices de los crímenes que Israel está cometiendo a diario contra los palestinos y de la ocupación de Palestina. Israel es el proyecto lucrativo de un nuevo modelo colonial del siglo XX. Nace con violencia, es un Estado delincuente y así pretende perpetuarse. Lo impusieron para ocupar Palestina y desde allí dividir, enfrentar y fragmentar Oriente Medio, de esto vive y por esta razón lo financian EEUU y la UE con dinero, recursos y, sobre todo, con una impunidad sin límite.
La paz en Palestina sí es posible, pero para ello es necesario, como en tantos otros sitios, repetir lo de «Yakis go home» y «Sionistas go home», fuera ambos.