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Masacre en Palestina

Decálogo para una Unión Europea militante en la violencia jurídica y el terrorismo de estado

Fuentes: Rebelión

Resulta estremecedor que la Unión Europea sobre los cadáveres de 300 palestinos hoy -y de miles de víctimas del ayer producto del accionar ilegal de un Estado- esté aconsejando a Israel proporcionalidad en el ataque. Eso quiere decir dos cosas: a) no condenan la operación militar; b) avalan el argumento de la legítima defensa aconsejando […]

Resulta estremecedor que la Unión Europea sobre los cadáveres de 300 palestinos hoy -y de miles de víctimas del ayer producto del accionar ilegal de un Estado- esté aconsejando a Israel proporcionalidad en el ataque. Eso quiere decir dos cosas: a) no condenan la operación militar; b) avalan el argumento de la legítima defensa aconsejando provocar menos muertes.

La Unión Europea trata el conflicto como si de un conflicto militar simétrico se tratara. En donde no hay ni culpables ni inocentes, en donde no hay ni víctimas ni verdugos, donde se confunden causas con consecuencias y en donde parecen no existir ni el Derecho ni los derechos.

Sin embargo sí hay víctimas y las víctimas se reconocen por una identidad etno-cultural y política: son árabes y forman parte de la disidencia en el sistema. De la misma manera que los verdugos se reconocen por otro referente étnico y político: son Estado sionista y forman parte del hegemon del sistema. Una historia de violencia por todas las partes pero una historia donde la violencia es absolutamente brutal y jurídicamente culpable desde uno de los lados. El siguiente decálogo no va a instruir a nuestra clase política europea. No, porque se lo saben de memoria. Sólo pretende ser un manifiesto público de la cronología del horror y de sus vergonzantes servidumbres:

  1. La población árabe comenzó a ser eliminada (muerta o desplazada) desde 1945 como no lo había sido antes por ninguna de las ocupaciones imperialistas. Precisamente las organizaciones terroristas judías Haganá e Irgun operaron asesinando y arrasando aldeas hasta la formación del Estado de Israel (1948).

Naciones Unidas aprueba la partición de Palestina por la cual los árabes palestinos, que sumaban a esa fecha el 70% del total de la población y poseían el 92% de la tierra, fueron reducidos sólo al 43% del total del territorio de Palestina. (Resolución 181), otorgándole el restante 56% a los judíos quienes representaban el 30% de la población y poseían sólo el 8% de la tierra.

  1. En 1948 el Estado sionista de Israel y las diferentes dictaduras árabes de la zona (Egipto, Transjordania, Siria) se reparten todo el territorio palestino. Israel ocupa ya el 77% del mismo y expulsa a la mayor parte de árabes que quedan en su territorio o bien los asesina como en la famosa masacre de Deir-Yaseen (260 civiles). La mayor parte es sometida a amenazas, agresiones o asesinatos viéndose obligada a abandonar sus tierras que son expropiadas, o tomadas jurídicamente como abandonadas, por lo que pasan a dominio judío. Para 1949 el censo de refugiados palestinos expulsados de sus hogares es ya de un millón.

Hasta 1965 no se tiene noticia de la primera acción armada ofensiva organizada por parte palestina. Para esa fecha el pueblo palestino llevaba más de 5 mil muertos, más de un millón de desplazados y el 80% de su territorio ocupado.

  1. En 1967 el ejército de Israel ataca Egipto, Jordania y Siria y ocupa la península del Sinaí, los Alturas del Golán y los restantes territorios palestinos de Gaza y Cisjordania (incluida Jerusalén Oriental).

Israel utiliza la ocupación general para expropiar ilegalmente el resto de las tierras más fértiles colonizándolas fragmentariamente con civiles judíos de cara a que fuera imposible, ad futurum, la construcción de un Estado palestino.

  1. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas emitió las resoluciones 242 y 338 (1967) que mandan a Israel retirarse de los territorios árabes ocupados y avala el derecho de los palestinos al retorno y a la autodeterminación. Estas dos declaraciones no han sido acatadas por Israel y, por lo tanto, su Estado está violando de forma continuada la mismísima Carta de Naciones Unidas, tal y como expresa la propia Resolución 242, cuando habla de «la inadmisibilidad de la adquisición del territorio por medio de la guerra».
  1. En 1987 -tras veinte años de estériles reivindicaciones, de quebrantamiento de la legalidad internacional y de miles de casos de encarcelamientos arbitrarios, torturas, deportaciones, expulsiones y asesinatos- comienza el primer levantamiento civil en los territorios ocupados (Intifada). La protesta es protagonizada por jóvenes y niños cuyo habitual armamento son las piedras. El ejército israelí responde con fuego en miles de ocasiones.
  1. Desde 1990 Estados Unidos veta todas las resoluciones de Naciones Unidas que pretenden enviar misiones de observación e interposición, instrumentos vitales para la salvaguarda de los derechos humanos, el establecimiento de responsabilidades militares y la verificación objetiva de los hechos. Los territorios ocupados continúan siendo un gran cuarto oscuro por voluntad de Estados Unidos.
  1. En 1993 y 1995 (Acuerdos de Oslo) se fija un plazo de 5 años para retirarse de los territorios ocupados, fijar la estructura estatutaria de un Estado palestino, devolver los territorios administrativamente confiscados, solventar el tema de los recursos hídricos expropiados y reconocer el derecho al retorno de los desplazados.

Se renegocian a la baja los acuerdos de 1993 en las conferencias de Wye Plantation (1998) y Sharm el Sheij (1999) y, a pesar de ello se siguen ignorando y violando los acuerdos originarios produciéndose paralelamente un aumento de la violencia en todos sus niveles.

  1. La estructura permanente de terror y miseria propicia la irrupción social, electoral y militar de múltiples formaciones islamistas. Entre ellas sobresale Hamas, siendo más que una organización militar una entidad que genera una red sanitaria, educativa y de servicios sociales inédita bajo las anteriores administraciones de la OLP.
  1. En el año 2000 los acuerdos siguen sin cumplirse y la victoria electoral de Sharon denuncia explícitamente los acuerdos y se burla de su cumplimiento escenificándolo con su provocadora visita a la explanada de las mezquitas. Su gobierno adopta nuevas medidas de militarización, colonización y represión. La subida al poder de Sharon es simultánea al segundo levantamiento civil (Intifada) que esta vez incluiría decenas de atentados en territorio israelí.

En los siguientes años las mecánicas de represión-acción se incrementan a veces de forma tan brutal como en Yenin cuya ciudad fue arrasada en 2002. Tal vez para celebrar ese mismo año la definitiva renuncia a los Acuerdos de Oslo que jamás fueron cumplidos salvo para la institucionalización de la costosísima, precaria y falaz administración autónoma palestina.

  1. A día de hoy el balance no sólo se cuenta por incumplimientos formales sino por la represión extensa practicada, día a día, a todos los niveles. La asimetría de los datos habla por si sola. Desde esta segunda Intifada han muerto 430 civiles israelíes en los diversos atentados y acciones armadas llevados a cabo por todas las facciones de la resistencia palestina en su conjunto. En el mismo período, las Fuerzas Israelíes de Ocupación han asesinado a más de cinco mil civiles palestinos, entre ellos casi 900 niños (menores de 18 años no combatientes).

La lógica de las acciones palestinas han sido ordenadas casi siempre como «reacción» (al contrario de lo mostrado por las planillas mediáticas) y suceden después de una acción policial o militar israelí de especial gravedad. Acciones que se cuentan por miles y que no siempre son tan «vistosas» como las ejecuciones extrajudiciales consumadas por sus soldados.

Finalmente, tres respuestas y una pregunta:

  1. Al Presidente palestino Abbas que acusa a Hamas de romper la tregua (que finalizaba el 19 de diciembre).

El 5 de noviembre Israel mato a cinco oficiales de Hamás después de haber acabado con otro militante más el día anterior. Fue entonces cuando Hamás respondió con los cohetes. El propio portavoz de Hamás, Fawzi Barhoum, expuso el correlato de los hechos, concluyendo que los cohetes fueron «en respuesta a la masiva violación israelí de la tregua».

  1. Al Estado judío que justifica la masacre militar.

Le importan muy poco el lanzamiento de los cohetes caseros Qasam puesto que para neutralizar su lanzamiento le bastaría con apuntar y hostigar a sus lanzadores y vigilar las pocas y muy visibles zonas operativas para su lanzamiento. Cosa fácil con sus sistemas de vigilancia y detección de última generación.

  1. A Estados Unidos (y su epígono geopolítico la Unión Europea) que hablan de proporcionalidad militar sin condenar y que, sin embargo, criminalizan el lanzamiento de los cohetes caseros Qasam.

En correlación con la propia lógica y lenguaje belicista de la Unión Europea se podría decir que los cohetes contra colonias judías no dejarían de entrar en el marco de acciones legítimas de guerra puesto que sus objetivos son territorios ilegalmente ocupados por acciones armadas, que forman parte de una estrategia de ocupación militar general, y cuyos sostenedores se componen de brigadas voluntarias ocupantes que forman parte de la base logística bajo regímenes administrativo-militares especiales.

  1. A la Opinión Pública en general:

¿Cuántos dirigentes judíos han sido asesinados por palestinos?

¿Cuántos ciudadanos israelíes están presos en cárceles palestinas?

¿Cuántos ciudadanos israelíes han muerto por desnutrición o morbilidad producto de bloqueo militar palestino?

¿Cuántos ciudadanos israelíes han sido torturados en las comisarías y cuarteles palestinos?

¿Cuántos trabajadores israelíes han sido inspeccionados y humillados diariamente por la Administración Palestina?

¿Cuántos ciudadanos israelíes están desplazados o exiliados?

Si la respuesta en el lado judío es ninguno y si la respuesta al otro lado palestino se cuenta por decenas, centenares, miles, decenas de miles, centenares de miles o millones es que algo falla en la calificación proporcional de los victimarios y de las víctimas por parte de la criminal y totalitaria estructura mediática y política que nos rodea.

****Francisco Palacios Romeo es profesor de Derecho Constitucional (Universidad de Zaragoza) y miembro del Comité Internacionalista de Aragón