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Comunicado de la Campaña Palestina para el Boicot Académico y Cultural a Israel (PACBI) sobre la campaña McCarthyista contra Omar Barghouti

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Ramala ocupada, 3 de mayo de 2009

El impresionante aumento de la campaña de la sociedad civil palestina a favor del boicot, la desinversión y sanciones (BDS) contra Israel, en particular después de su guerra criminal contra la ocupada Gaza, es testimonio de la moralidad y coherencia de las organizaciones de ciudadanos y de la sociedad civil de todo el mundo preocupados por restablecer los derechos palestinos y lograr la justicia para los palestinos.

El logro más reciente del movimiento de boicot a Israel fue a adopción de la campaña BDS (casi por consenso) por parte del Congreso de Sindicatos Escoceses [1], siguiendo el ejemplo del Congreso de Sindicatos Sudafricanos, COSATU [2] y del Congreso Irlandés de Sindicatos, ICTU [3].

Desesperados por no poder detener o siquiera contener la creciente marea de BDS por todo el planeta, los defensores de Israel han recurrido a una vieja táctica en la que parece sobresalir: la caza de brujas y las campañas de calumnias. Un autodenominado y McCarthyista grupo de control académico en Israel ha lanzado una petición exigiendo la expulsión de Omar Barghouti, miembro fundador del la Campaña Palestina para el Boicot Académico y Cultural a Israel (PACBI), de la universidad de Tel Aviv University, donde es alumno de doctorado. La campaña israelí urge a la administración de la universidad a expulsar a Barghouti debido a su papel dirigente en el movimiento de BDS que pide boicotear a Israel y a todas las instituciones que son cómplices de su ocupación y apartheid.

Se ha informado de que hasta la fecha más de 65.000 personas han firmado esta petición de la derecha israelí que describe a Barghouti como una «voz especialmente persuasiva y estridente» contra las políticas coloniales y racistas. Varias columnas de periodistas sionistas en Israel y en Reino Unido, entre otros, han tratado de utilizar la «revelación» de que Barghouti, «matriculado ahora» en una universidad israelí, es contradictorio políticamente al pedir el boicot a todas las instituciones académicas israelíes mientras estudia en una de ellas. Además de la clara falta de honestidad y de la falta de limpieza de estos mismos medios de comunicación al presentar el caso como si Barghouti se acabara de matricular, o se hubiera matriculado hace poco, en una universidad israelí a pesar de que ellos mismos informaron hace años de que ya estaba matriculado entonces [4], los reportajes han mecho unas omisiones palmarias del contexto del apartheid israelí, el criterio aprobado mayoritariamente para el boicot de la PACBI, y el sistema de discriminación racial contra los palestinos originarios en el sistema educativo de Israel.

Aunque la PACBI han estado pidiendo de manera continuada a los académicos del mundo que boicoteen a Israel y a sus instituciones académicas (y culturales) debido a su arraigada connivencia con las políticas coloniales y de apartheid del Estado[5], nunca ha pedido a los ciudadanos palestinos de Israel ni a aquellos que están obligados a llevar documentos de identificación israelíes, como los palestinos residentes en el ocupado Jerusalén, que se abstengan de estudiar y enseñar en esas instituciones israelíes. Esto habría sido una postura absurda dada la completa falta de alternativas disponibles. Los sucesivos gobiernos israelíes, empeñados en suprimir la identidad nacional palestina en su búsqueda por mantener el carácter de Israel como un Estado racista, han hecho todo lo posible para impedir el establecimiento de una Universidad palestina dentro de Israel. Por lo tanto, la única posibilidad que les queda a los alumnos y académicos palestinos en Israel es ir a una universidad israelí o abandonar su tierra para proseguir sus estudios o carreras académicas en el extranjero (lo que a menudo no es posible debido a razones financieras o de otro tipo). De hecho, las autoridades israelíes han trabajado sistemáticamente para despojar de sus documentos de identidad israelíes a los palestinos del ocupado Jerusalén y con ello de sus derechos de residencia mientras están estudiando en el extranjero y, por consiguiente, prohibirles retornar.

Los palestinos en Israel son tratados como ciudadanos de segunda categoría en cada aspecto vital de la vida y está sometidos a un sistema de «discriminación institucional, legal y social» , como ha admitido hasta el informe del Departamento de Estado estadounidense sobre Derechos Humanos [6]. En el campo de la educación esta discriminación es dominante a lo largo todo el sistema, como afirma la siguiente conclusion de un estudio pionero de Human Rights Watch publicado en 2001:

«Las trabas a las que se enfrentan los estudiantes árabes palestinos desde el jardín de infancia a la universidad funcionan como una serie de tamices que tienen unos agujeros cada vez más finos. En cada etapa, el sistema educativo deja fuera una proporción mayor de estudiantes árabes palestinos que judíos. (…) Y, sin embargo, los tribunales de Israel tiene que utilizar … leyes o principios más generales de igualdad para proteger a los niños árabes palestinos de la discriminación en la educación» [7].

Los palestinos, como cualquier pueblo bajo apartheid y el gobierno colonial, han insistido en sus derechos, incluyendo el derecho a la educación, aunque las únicas posibilidades fueran las instituciones coloniales o de apartheid. Nelson Mandela estudió derecho en la Universidad Witwatersrand de Johannesburg, una de las instituciones del apartheid con peor reputación entonces. De forma similar, los dirigentes de la resistencia anti-colonial en India y Egipto, entre otros muchos países, recibieron su educación en universidades británicas en la época cumbre de la era colonial.

La PACBI siempre ha distinguido entre las formas y ámbito del boicot académico que urge al mundo a adoptar y lo que deben implementar los propios palestinos. En el primer caso se tiene la opción moral de boicotear a las universidades israelíes para hacerlas asumir su responsabilidad por su vergonzosa y multifacética complicidad con la perpetuación de las políticas racistas y de ocupación del Estado; a los segundos no les suele quedar más remedio que utilizar los servicios del Estado opresivo, al que pagan impuestos.

Por último, insistimos en que es precisamente los cinco años de coherencia moral y política de la PACBI y la creciente influencia de sus principios y de las campañas que ella y sus socios han emprendido por todo el mundo lo que ha provocado a las fuerzas sionistas en contra del boicot a tratar, una vez más, de mezclar los viejos ataques que incoherencia, sin entender o ignorando intencionadamente el criterio de boicot establecido por la PACBI. Urgimos a todos los académicos, sindicalistas, figuras culturales y asociaciones a que adopten cuanta forma creativa de BDS les permita su contexto. Esto sigue siendo la forma más eficaz y moralmente contundente de solidaridad con el pueblo palestino en nuestra lucha por la educación, la dignidad, la igualdad y la autodeterminación.

Campaña Palestina para el Boicot Académico y Cultural a Israel (PACBI)

[email protected]

www.PACBI.org

 

[1] http://bdsmovement.net/?q=node/376

 

[2] http://www.pacbi.org/etemplate.php?id=271

 

[3] http://www.bdsmovement.net/?q=node/20

 

[4] Véase, por ejemplo: http://www.israel21c.org/bin/en.jsp?enDispWho=Views%5El181&enPage=BlankPage&enDisplay=view&enDispWhat=object&enVersion=0&enZone=Views

 

[5] http://www.pacbi.org/etemplate.php?id=869

 

[6] http://www.state.gov/g/drl/rls/irf/2008/108484.htm

 

[7] Human Rights Watch, «Second Class: Discrimination Against Palestinian Arab Children in Israel’s Schools», septiembre de 2001. http://www.hrw.org/reports/2001/israel2

 

Enlace con el original: http://www.pacbi.org/etemplate.php?id=992