Recientemente en un artículo publicado en El País por Ana Palacios (exministra de Asuntos exteriores con Aznar) defendía en el mismo la energía nuclear como alternativa energética al cambio climático justificando esto en que ya había solución a los residuos radioactivos. Como todo el mundo sabe, uno de los principales problemas que genera la energía […]
Recientemente en un artículo publicado en El País por Ana Palacios (exministra de Asuntos exteriores con Aznar) defendía en el mismo la energía nuclear como alternativa energética al cambio climático justificando esto en que ya había solución a los residuos radioactivos. Como todo el mundo sabe, uno de los principales problemas que genera la energía nuclear es ¿qué hacer con los peligrosos residuos nucleares que generan las centrales nucleares?
Para Ana Palacios, actual vicepresidenta de la multinacional nuclear francesa Areva que se dedica a la construcción de centrales nucleares, decía que, con la tecnología actual el 96% del combustible de uranio ya es reciclable. Para ella, este reciclaje es una buena solución tecnológica, económica y medio ambiental por lo que no es posible aducir como argumento el peligro de los residuos radioactivos, y en consecuencia, deja de ser válido descartar la viabilidad de la energía nuclear como alternativa al cambio climático.
Desde la aparición de la energía nuclear, siempre ha existido el debate sobre la forma de gestionar el combustible, tras su paso por las plantas nucleares. Se han aplicado dos alternativas, la primera, los que optan por almacenar los residuos y la segunda, los que recuperan el plutonio separado tras un complejo proceso industrial. Cualquiera de estas dos opciones nos provoca grandes preocupaciones. Los que optan por el reproceso, Francia, Rusia, Gran Bretaña se enfrentan a altos costes y continuas controversias políticas. Los que prefieren por el almacenaje, caso de Estados Unidos o España no saben que hacer con tantos residuos radioactivos. España tiene más de 4.000 toneladas de residuos y cada año se generan más de 160 Tm.
Los defensores del reproceso, como es el caso de Ana Palacios apuntan fundamentalmente tres ventajas:
– El ahorro de recursos naturales, ya que se recupera el 96% del material reprocesado y en consecuencia se requiere menos uranio nuevo.
– Se crea una mejor gestión de los residuos nucleares, ya que se reduce el volumen de los mismos.
– El interés económico que supone este reproceso.
Se pensó que la rápida evolución tecnológica haría que el plutonio que se obtiene de este reproceso iba a alcanzar un desarrollo mucho mayor del que finalmente ha tenido. Este plutonio que se obtiene, necesita del funcionamiento de unos reactores nucleares rápidos, diferentes de los tradicionales de las centrales nucleares típicas.
La realidad actual es que los reactores nucleares rápidos son muy caros. Todo ello unido a que a la aparición de nuevos yacimientos de uranio que ha hecho que el suministro de uranio esté asegurado, siendoel precio del mismo, relativamente bajo, debido también a que el crecimiento de nuevas centrales nucleares ha sido casi nulo en los últimos años.
Todo esto ha provocado, que el sistema de reproceso no avance, a pesar de los cantos de sirena de Ana Palacios, que lo único que hace es defender los intereses de su empresa multinacional francesa Areva y así justificar su multimillonario contrato como ejecutiva.
Actualmente, en sólo queda en funcionamiento un reactor rápido, el antiguo y pequeño Fénix. En 1997, el exprimer ministro francés Lionel Jospin firmó la parada de otro reactor rápido, el Superfénix, debido a su excesivo coste. Por eso, resulta grotesco que se nos presente el reproceso como alternativa verde para la energía nuclear. A esto se le llama intentar engañar a la gente con cosas que están fuera de la realidad.
La técnica de reproceso implica la necesidad de construir carísimos reactores rápidos (que nunca se harán) para dar salida al plutonio que genera el reproceso. Todo ello requiere cantidades ingentes de dinero, difícil de conseguir y de asimilar a un proceso en crisis como el actual.
En el año 2003, el Instituto Tecnológico de Massachusett alertaba del aumento del uso de la energía nuclear, pues consideraba que el actual régimen de salvaguardia internacional sería insuficiente. No cabe más que recordar los problemas nucleares con países como Corea del Norte, Irán o Israel.
El Foro Nuclear Español en su defensa de la energía nuclear, nos recuerda que ésta en España, es la única que nos puede suministrar grandes cantidades de energía, con bajo consumo de combustibles fósiles y sin emitir contaminantes en la atmósfera. Según ellos, las centrales nucleares españolas han evitado la emisión de 40 millones de toneladas de CO2 cada año. En este canto verde de la energía nuclear que nos venden se les olvida recordarnos que esta fuente de energía genera gran cantidad de residuos radioactivos muy peligrosos por decenas de miles de años de vida.
Las recientes fugas radioactivas muy graves que se han dado principalmente en Ascó pero también en otras centrales españolas, unido a los problemas de seguridad que estas generan, con una actuación del Consejo de Seguridad Nuclear absolutamente escandaloso y de una gran incompetencia hacen que la energía nuclear en nuestro país sea difícilmente vendible.
Estas actuaciones nefastas por continuas y reiteradas del Consejo Nuclear donde se da una defensa de los intereses de las empresas eléctricas, cuando lo que debería garantizar es la defensa de todos los ciudadanos. Su opacidad y su falta de transparencia requieren que con carácter urgente se haga una remodelación absoluta de su funcionamiento de este organismo alejada de los intereses económicos de las empresas eléctricas.
Como vemos, lo verde empieza a vender ante las evidencias del cambio climático, pero resulta chocante que aquellas empresas que nunca han tenido el menor respeto por el medio ambiente y la ecología, ahora nos quieran vender sus productos como seguros y respetuosos con la Tierra, cuando ha sido y es todo lo contrario.
Es fundamental desenmascarar todas estas campañas y publicidades de lo verde, como la energía nuclear, el agua embotellada, la industria del automóvil etc. Lo que debemos pedir es un cambio radical del modelo de desarrollo actual y que vayamos a formas de vida más sostenibles, teniendo claro que la energía nuclear no es una forma de vida sostenible en el futuro. Una vez más debemos decir NO a la energía nuclear nos la pinten de verde, rojo o azul