El gobierno turco ha decidido acabar con el aislamiento de Abdullah Öcalan, líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), después de que organizaciones de Derechos Humanos del país criticaran en varias ocasiones las condiciones a las que se hallaba sometido el prisionero. En concreto el ministerio de justicia trasladó ayer a 5 nuevos […]
El gobierno turco ha decidido acabar con el aislamiento de Abdullah Öcalan, líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), después de que organizaciones de Derechos Humanos del país criticaran en varias ocasiones las condiciones a las que se hallaba sometido el prisionero.
En concreto el ministerio de justicia trasladó ayer a 5 nuevos convictos hasta la isla-cárcel de İmralı, en el mar de Mármara. 4 miltantes del PKK y 1 del Ejército de Liberación Campesino y Obrero de Turquía (TIKKO) compartirán encierro con Öcalan quien llevaba 10 años de aislamiento.
Según publicó el diario Hürriyet, está prevista la llegada en próximos días de 3 presos más y la autorización al dirigente del PKK a mantener contacto con todos ellos hasta un total de 10 horas por semana.
Aislamiento
La Asociación de Derechos Humanos (İHD) de Turquía lleva advirtiendo desde 2003 de los excesos a los que ha estado sometido el prisionero y los peligros para su integridad personal.
El Comité para la Prevención de la Tortura (CPT) del Consejo de Europa visitó la prisión en 2007 y en su informe se pedía la mejora de las condiciones de reclusión de Öcalan, tras constatar su situación.
Miles de personas se han manifestado a lo largo de estos años en Turquía en demanda de un tratamiento acorde al respeto de la dignidad y los derechos básicos del líder rebelde.
Entre los problemas graves citados por las organizaciones de DD.HH. se encuentran el difícil acceso a la isla (lo que impide las visitas de familiares y abogados), lo reducido del espacio físico disponible, la ausencia de servicio médico y el maltrato por parte de los carceleros.
10 años en soledad
Öcalan fue capturado el 16 de febrero de 1999 en Kenia por los servicios de inteligencia turcos y trasladado a la isla de İmralı. El 29 de junio el mismo año, la corte condenó Öcalan a la pena de muerte. Sin embargo, la sentencia fue conmutada por cadena perpetua (sin posibilidad de reducción ni de tercer grado) en el marco de la armonización legal con la Unión Europea. Desde entonces Öcalan había permanecido como único ocupante de la prisión y en condiciones constantemente denunciadas por organismos humanitarios.
Antonio Cuesta es corresponsal en Turquía de la agencia Prensa Latina y editor del Blog de Turquía.
Rebelión ha publicado este artículo con autorización del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.