Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Se ha sabido que el gobierno israelí ha aprobado subrepticiamente y por vía de urgencia la inmigración de 7.000 miembros de una supuestamente «perdida tribu judía», conocida como Bnei Menashe, que viven actualmente en una zona remota de la India.
En función de ese plan, organizaciones religiosas y derechistas llevarían a Israel a los «judíos perdidos», acomodándoles en los asentamientos de Cisjordania en un intento de desbaratar el acuerdo parcial de Israel de congelar temporalmente el crecimiento de los asentamientos.
En 2003, el ministro del interior de aquella época, Avraham Poraz, paró un anterior intento de llevar a los Bnei Menashe a Israel una vez que quedó claro que la mayoría de los 1.500 que iban a llegar serían enviados a asentamientos extremistas, algunos de ellos en la Franja de Gaza y en las proximidades de Hebrón, la gran ciudad palestina en Cisjordania.
Dror Etkes, que controla el crecimiento de los asentamientos para Yesh Din, un grupo israelí que trabaja por los derechos humanos, ha declarado que existen sospechas bien fundadas de que los nuevos Bnei Menashe acaben también en los asentamientos.
«Aquí se están explotando intereses mutuos», dijo. «Los Bnei Menashe consiguen ayuda para hacer la aliyah (inmigración) y los asentamientos consiguen que llegue un buen montón de gente a reforzar sus cifras, incluidos los asentamientos cercanos a zonas palestinas donde la mayor parte de los israelíes no quieren aventurarse».
La decisión del gobierno, filtrada este mes a Ynet, el portal israelí en Internet con mayor cantidad de noticias, ha sido posible gracias a una resolución de 2005 de Shlomo Amar, uno de los dos grandes rabinos de Israel, defendiendo que los Bnei Menashe son una de las diez tribus judías perdidas, supuestamente exiliadas de Oriente Medio hace 2.700 años.
Ordenó a un equipo de rabinos que fueran al noroeste de la India para empezar a preparar a los Bnei Menashe, que se identificaron como judíos por su conversión a las corrientes más estrictas del judaísmo ortodoxo, para que pudieran tener derecho a inmigrar a Israel bajo la Ley del Retorno.
Los Bnei Menashe pertenecen a un grupo étnico llamado los shinglung, cuya cifra supera el millón de personas y viven principalmente en los estados de Manipur y Mizoram, junto a la frontera con Myanmar. Misioneros británicos les convirtieron del animismo al cristianismo hace ya un siglo, pero un pequeño grupo afirma haber mantenido una antigua vinculación con el judaísmo.
Las muestras de ADN tomadas a los Bnei Menashe no han logrado hasta ahora establecer ascendencia común alguna con los judíos.
Tras la resolución del Sr. Amar, se paró inmediatamente la inmigración de los Bnei Menashe cuando el ministro de asuntos exteriores manifestó su preocupación por el hecho de que pudieran crearse problemas diplomáticos con la India, que tiene leyes contra la actividad misionera.
Ophir Pines-Paz, ministro del interior en 2005, que se opuso a lo que denominó la llegada «clandestina» de los Bnei Menashe, dijo en una entrevista de la pasada semana: «Estuve en contra de una política que enviaba inmigrantes [judíos] a los asentamientos. Confío en que no suceda eso ahora con el acuerdo existente para congelar asentamientos. Quiero creer que no va a ocurrir».
Sin embargo, los Bnei Menashe han conseguido dos poderosos patrocinadores de la derecha: de Shavei Israel, que dirige Michael Freund, ex ayudante de Benjamin Netanyahu, el primer ministro israelí, y de un grupo religioso conocido como la Hermandad de Cristianos y Judíos, que cuenta con amplios apoyos de los cristianos evangélicos en los Estados Unidos.
El Sr. Freund empezó a presionar para conseguir la inmigración de los Bnei Menashe a Israel cuando era asesor de Netanyahu durante la anterior etapa de éste como primer ministro, a finales de la década de 1990. Se cree que el Sr. Freund está preocupado de que el gobierno pueda recibir presiones que cambien su decisión si se crea demasiada expectación pública.
Arik Puder, portavoz de Shavei Israel, se negó a comentar nada diciendo que la organización había decidido mantener un «perfil bajo» sobre la decisión de llevar a los Bnei Menashe a Israel. Se cree que el Sr. Freund ha utilizado sus contactos con el actual gobierno para poner en marcha de nuevo el caso del grupo.
Según Ynet, Israel planea evitar complicaciones diplomáticas con la India enviando a grupos de Bnei Menashe a Nepal para una conversión por la vía rápida.
Fue el rabino Eliyahu Avichail, que ha venido trabajando estrechamente con la tribu desde los primeros años de la década de 1980, quien aconsejó en qué rama del judaísmo se debía formar a los Bnei Menashe durante su «educación judía» en campos especiales en la India. Declaró que creía en la profecía bíblica de un próximo Apocalipsis -compartido por el «Fin de los Días» de los cristianos evangélicos- en el que «todo el mundo está contra Israel» en una batalla que se decidirá en Jerusalén.
«Creo que está muy cercano el día en que llegará el Mesías y debemos prepararnos asegurándonos de que todos los judíos estén en la tierra de Israel. Hay más de seis millones entre las tribus perdidas y deben ser traídos a Israel con la mayor urgencia».
Shimon Gangte, de 33 años, a quien el Sr. Avichail ayudó a llegar a Israel hace tres años, está entre los 500 Bnei Menashe que viven en Kiryat Arba, un asentamiento extremista cuyos armados habitantes se enfrentan regularmente con los palestinos en el vecino Hebrón. Dijo: «Es importante traer aquí a las diez tribus porque el tiempo del Mesías se acerca».
El Sr. Gangte añadió que los Bnei Menashe se sentían atraídos por Cisjordania porque la vida era más barata en los asentamientos que en Israel y que los colonos «nos ayudan a encontrar vivienda, trabajo y escuelas para nuestros niños».
El Sr. Etkes de Yesh Din dijo que «la pasada experiencia» alimentó las sospechas de que se iba a animar a los Bnei Menashe a asentarse en la Cisjordania profunda, añadiendo que la supuesta congelación de asentamientos en la que insiste Naciones Unidas como preludio de renovadas conversaciones de paz, estaba teniendo muy pocos efectos sobre el terreno.
«Se está violando continuamente la cuestión de la congelación de asentamientos. Los colonos han tenido un montón de tiempo para prepararse y los cuatro o cinco meses anteriores a la supuesta fecha de entrada en vigor estuvieron presididos por una frenética actividad constructora.
Shavei Israel está presionando para que se traigan otros grupos de judíos a Israel, incluidas comunidades procedentes de España, Portugal, Italia, Sudámerica, Rusia, Polonia y China.
Los grupos por la paz israelíes se indignaron en 2002 cuando Shavei Israel colocó a un grupo de cien inmigrantes peruanos, cuyos ascendientes se convirtieron al judaísmo hace cincuenta años, en el bloque de asentamientos de Gush Etzion en Cisjordania.
Jonathan Cook es escritor y periodista. Vive en Nazaret, Israel. Sus libros más recientes son: «Israel and the Clash of Civilizations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East» (Pluto Press) y «Disappearing Palestine: Israel’s Experiments in Human Despair» (Zed Books). El presente artículo se publicó por primera vez en el periódico de Abu Dhabi The National -www.thenational.ae-.
Fuente:
http://www.palestinechronicle.