El muro estaba pintado de blanco y había que derribarlo de todas maneras. Antes, escribieron sobre la superficie oportunismo, mediocridad, burocratismo y otras tantas palabras similares que fueron cayendo, poco a poco, bajo la fuerza de la mandarria y al compás de la música. Esta acción simbólica, para conmemorar en noviembre en La Habana el […]
El muro estaba pintado de blanco y había que derribarlo de todas maneras. Antes, escribieron sobre la superficie oportunismo, mediocridad, burocratismo y otras tantas palabras similares que fueron cayendo, poco a poco, bajo la fuerza de la mandarria y al compás de la música.
Esta acción simbólica, para conmemorar en noviembre en La Habana el 20 aniversario de la caída del Muro de Berlín, pauta el tono de los jóvenes de la Red Protagónica Observatorio Crítico a la hora de analizar el pasado y presente de Cuba, no desde la complacencia o la exaltación, sino en toda su amplia gama de contradicciones. Ese espíritu también estuvo presente en el encuentro de este mes en San José de Las Lajas, en el que participó IPS.
Ya hace unos años, la Cátedra de Pensamiento Crítico y Culturas Emergentes Haydeé Santamaría había organizado un encuentro sobre «las otras herencias de octubre» para analizar «la experiencia del socialismo en el siglo XX, incluido el estalinismo y la degeneración de las izquierdas», contó a IPS el investigador Dimitri Prieto.
Insertada desde 2005 como proyecto sociocultural en la Sección de Crítica e Investigación de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), una agrupación de jóvenes creadores de alcance nacional, la Cátedra creó el Observatorio Crítico en 2006 como un mecanismo anual que permitiera la confluencia de investigaciones y propuestas.
Desde ahí, diferentes representantes y proyectos socioculturales autogestionarios crearon la red que, de alguna manera, ha facilitado el intercambio, la articulación y la promoción de acciones conjuntas y de incidencia social que rompen con las «dinámicas dominadoras» existentes en toda sociedad.
«Aprendimos a dialogar en un país donde no hay una cultura del diálogo. Fuimos compartiendo y creando un fondo común de lecturas, vivencias y polémicas comunes. Poco a poco, el dial se fue corriendo de temas más universales hacia las problemáticas cubanas», afirmó a IPS Ramón García Guerra, uno de los fundadores de la Cátedra.
Citando a otro de los promotores, García recordó que «el observatorio se fue convirtiendo en un espacio que creaba otros espacios». MIRAR Y PENSAR UN PAÍS
«La juventud no está perdida ni se quiere perder. La juventud está buscando su camino en un contexto marcado por la crisis de los modelos de sociedad a nivel global y por una crisis de referentes que le den seguridad a esas nuevas generaciones», dijo Carlos Simón, profesor del Instituto Superior de Arte y otro fundador de la iniciativa.
«Tenemos que preguntarnos qué queremos para Cuba. Hay tradiciones del pasado que no vale la pena rescatar. Yo no lo intentaría nunca», añadió Simón durante el debate surgido a propósito de dos trabajos sobre la pérdida de tradiciones culturales en un antiguo batey (área de instalaciones en un ingenio azucarero) y en la oriental provincia de Santiago de Cuba.
El tema del rescate de las tradiciones, la memoria y la historia surgió en la primera jornada del foro socio-cultural IV Observatorio Crítico de Cuba, realizado el 13 y 14 de este mes en la localidad de San José de Las Lajas, a 38 kilómetros de La Habana, con la participación de intelectuales de siete de las 14 provincias del país.
En un ambiente distendido y participativo fue abordada una amplia variedad de «urgencias» como la autonomía universitaria, la ampliación de las muy limitadas posibilidades de creación de cooperativas, el racismo, los modos de vida respetuosos de la naturaleza, la contradicción centro-periferia, las diásporas y las migraciones.
El Observatorio coincidió con otro espacio auspiciado por la AHS en el corazón de La Habana que, con el título de Encuentro Teórico-cultural Pensamos Cuba, incluyó mesas de diálogo sobre espacios de participación y trabajo, el arte de la crítica, la visión del país en el audiovisual de las nuevas generaciones y el escritor ante la realidad social.
Para Hiram Hernández, profesor de la Universidad de La Habana y uno de los coordinadores de Pensamos Cuba, la coincidencia en el tiempo de ambos encuentros no es casual. Es una prueba de que «estamos conectados con la realidad y por eso tenemos eventos similares, con públicos similares», dijo.
OBSERVAR HACIENDO
Con la premisa de que la realidad hay que observarla, pensarla, criticarla, pero también construirla, la Red Protagónica Observatorio Crítico cerró 2009 como un año de presencia activa a nivel comunitario, pero también en diferentes foros culturales y en los debates que se realizan sobre la Cuba actual.
«Abajo la burocracia, arriba los trabajadores, más socialismo», podía leerse en un cartel llevado al desfile por el Día Internacional del Trabajo, el 1 de Mayo. Integrantes de la red se sumaron también a una marcha contra la violencia y, el 27 de noviembre, estuvieron en el homenaje a cinco héroes negros olvidados por la historia.
La red está integrada por un grupo de proyectos y personas que laboran de manera autogestionaria, generalmente voluntaria, en la comunidad. Entre otros proyectos están El Guardabosque, Socialismo Participativo y Democrático, El Trencito, Ahimsa (no a la violencia en sánscrito) y el Grupo de Estudios Culturales Nuestra América.
Los proyectos participantes ofrecen servicios gratuitos de publicaciones digitales, «software» libre, posturas de árboles y reforestación, vacunación de animales, vigilancia ecológica y recreación infantil. La Cátedra, en tanto, cuenta con una mini-biblioteca y mediateca pública, en su sede central en La Habana. Como colofón del I Encuentro Teórico Medios Digitales y Cultura, organizado por el proyecto cultural Esquife en diciembre, se elaboró y presentó al Ministerio de Cultura una carta de rechazo a determinadas «obstrucciones y prohibiciones de iniciativas sociales y culturales», registradas durante el 2009.
La misiva, que ha sido suscrita por varios proyectos y 77 personas, llama la atención sobre el «incremento del control burocrático-autoritario» y la necesidad de contrarrestar esta tendencia a través de «promover el diálogo» y «el respeto a la autonomía» de proyectos y personas que emergen en la sociedad cubana actual.
«No se trata tanto de exigir como de hacer por nosotros mismos, de contribuir a Cuba. Aunque sea legítima, no creemos en la utilidad de una posición de sólo denuncia y crítica. Además de señalar los problemas hay que proyectarse hacia realidades futuras que tengan un carácter emancipador», sintetizó Dimitri Prieto.