Fuerzas israelíes detuvieron ayer a quince personas, entre ellas un destacado dirigente de Al-Fatah, en una marcha en Belén para protestar por las restricciones de acceso a Jerusalén para los palestinos que quieran acudir a la procesión del Domingo de Ramos. Abas Zaki, miembro del Comité Central del movimiento nacionalista palestino Al-Fatah, fue detenido en […]
Fuerzas israelíes detuvieron ayer a quince personas, entre ellas un destacado dirigente de Al-Fatah, en una marcha en Belén para protestar por las restricciones de acceso a Jerusalén para los palestinos que quieran acudir a la procesión del Domingo de Ramos.
Abas Zaki, miembro del Comité Central del movimiento nacionalista palestino Al-Fatah, fue detenido en el principal puesto de control militar israelí cuando participaba junto a unas 200 personas en ese recorrido, que se inició en la Iglesia de la Natividad de Belén y tenía como destino Jerusalén. Soldados israelíes detuvieron a Zaki en el paso militar, situado junto a un muro de hormigón de nueve metros que rodea esa ciudad cisjordana, y lo introdujeron en un vehículo militar que abandonó la zona poco después.
Algunos manifestantes trataron de atravesar el puesto de control, pero los soldados se lo impidieron y arrestaron a varios, entre ellos un fotógrafo de prensa. La mayor parte de los integrantes de la marcha eran cristianos que querían participar en la procesión que abre la Semana Santa en Jerusalén y que hace el recorrido que presuntamente hizo Jesús a su entrada triunfal en esa ciudad a lomos de un burro.
La Semana Santa coincide este año con los festejos del Pésaj, la pascua judía, que conmemora la «liberación de la esclavitud en el Egipto faraónico», hace, dicen, unos 3.500 años.
Las autoridades militares han clausurado todos los accesos a Jerusalén desde el territorio palestino ocupado de Cisjordania.
Iglesias cristianas de Oriente Medio denunciaron el sábado que Israel ha impuesto dificultades de acceso de sus fieles a Jerusalén y pidieron a la comunidad internacional que impidan esas acciones «discriminatorias e ilegales». En un comunicado, suscrito por el Consejo de Organizaciones Árabes Ortodoxas en Palestina, se afirma que la decisión se enmarca en «las políticas que aplica Israel para erradicar la herencia cristiana e islámica» de la ciudad.
A pesar de todo ello, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusó a los palestinos de «endurecer sus posiciones», pero se declaró dispuesto a continuar los contactos con Estados Unidos para favorecer un reinicio del diálogo.
Al inaugurarse la cumbre árabe el sábado en Libia, el presidente palestino, Mahmud Abbas, excluyó negociaciones indirectas con Israel si no termina la colonización en Cisjordania y en Jerusalén Este. Catorce jefes de Estado de los veintidós miembros de la Liga Árabe participan en esta cumbre ordinaria anual, cuyo primer día estuvo centrado en la defensa de Jerusalén.
Por su parte, el ministro israelí de Finanzas, Yuval Steinitz, recomendó «liquidar» a Hamas para poner fin a los disparos de cohetes contra el Estado sionista: «Tarde o temprano tendremos que liquidar el régimen militarista pro iraní de Hamas que controla la Franja de Gaza».
500 metros
Vehículos blindados israelíes penetraron ayer 500 metros en el interior de la franja de Gaza, al este de Jan Yunis, cerca del lugar donde palestinos e israelíes se enfrentaron en los últimos días, señalaron testigos.
Temen el derribo de 20.000 viviendas palestinas
Ahmed Ruweidi, uno de los asesores jurídicos del presidente Abbas, advirtió de que más de 20.000 viviendas palestinas de Jerusalén podrían ser destruidas en virtud de las órdenes de evacuación que pesan sobre ellas. Los habitantes de estas casas podrían ser acusados en los tribunales israelíes de haber quebrantado las normas que impiden la construcción a los palestinos. Esta cifra no incluye las viviendas que ya han recibido órdenes firmes de demolición. Las familias palestinas que ocupan estas casas viven una constante situación de miedo, ya que su casa podría ser demolida en cualquier momento.
