Hoy mucha gente debe estar pensando que Fidel se ha vuelto loco, los mismos que creen que Irán está fabricando la bomba nuclear que pone en peligro la seguridad del mundo y que también pensaron que había armas de destrucción masiva en Irak. Descontextualizar y tergiversar el mensaje es un mecanismo habitual de suprema irresponsabilidad […]
Hoy mucha gente debe estar pensando que Fidel se ha vuelto loco, los mismos que creen que Irán está fabricando la bomba nuclear que pone en peligro la seguridad del mundo y que también pensaron que había armas de destrucción masiva en Irak. Descontextualizar y tergiversar el mensaje es un mecanismo habitual de suprema irresponsabilidad que se aplica por los grandes medios de difamación que controlan la información a su antojo. Pero lo más preocupante es que haya personas, con una preparación cultural muy por encima de la media, a los que aún les influyan este tipo de desvariaciones de la lógica. Mi caro amigo Francisco, profesor universitario, investigador e intelectual brillante, me llamó nada más enterarse de las declaraciones de Fidel para The Atlantic y calificó su frase, «cuban model doesn’t even work for us anymore», como demoledora. Lo primero que se me escapó fue una carcajada que seguramente dejó algo frío a mi interlocutor. Después le recordé la última supuesta polémica que se inventó a raíz de una entrevista con Silvio Rodríguez. Le prometí responderle y esta mañana, después de comprar la prensa escrita y de hacer zapping por nuestra telebasura, pude comprobar que la noticia había tenido un gran eco mediático y que estaba servida en la misma bandeja de siempre.
Las aclaraciones de la analista política estadounidense Julia Sweig, que se encontraba presente en el momento de la entrevista del periodista Jeffrey Goldberg con Fidel en el Acuario de La Habana, quedan difuminadas o escondidas en la mayoría de los artículos o coloquios que se vienen sucediendo a lo largo del día. Sweig indicó: «No estaba rechazando las ideas de la Revolución. Lo veo como un reconocimiento de que bajo el modelo cubano el Estado ha tomado un rol demasiado grande en la vida económica del país«. Pero esta ya no es noticia, ni para los medios alternativos ni para el pueblo cubano. Las mal llamadas «concesiones» al socialismo, como la doble moneda o las sociedades de capital mixto, se vienen produciendo en la isla, como respuesta al acoso económico y político, desde principios de los años noventa con motivo de la caída del bloque socialista. La Revolución es un proceso histórico, sometido a múltiples revisiones y cambios, que ha avanzando siempre en coherencia con sus ideales y bajo la premisa de conservar los logros sociales alcanzados por el pueblo en materias fundamentales para la vida de un ciudadano, como la alimentación, la educación o la sanidad.
El día 3 de Septiembre Fidel reaparecía en las escalinatas de la Universidad de La Habana ante miles de estudiantes. El titular de su discurso pudo haber sido: «La paz con la paz se paga». En este, hizo referencia a la necesidad y obligación de todos los hombres por cambiar nuestras conciencias y alcanzar un entendimiento entre iguales para terminar con las guerras anacrónicas. Y vivir como parte de la naturaleza, no a sus espaldas, sino abrazados a ella. También recordó que «no pareciera posible que un país tan pequeño como Cuba, se viera obligado a cargar el peso de la lucha contra aquellos que han globalizado y sometido el mundo a un inconcebible saqueo y le ha impuesto un sistema que hoy amenaza la propia supervivencia de la humanidad». Su mensaje internacionalista, revolucionario y humanista, una vez más, fue mitigado e ignorado por los mismos que ahora aprovechan para recoger las migajas y preparar un jugoso plato aliñado a su antojo. ¿Qué mejor victoria para los enemigos de la Revolución Cubana que su propio líder renegara del modelo socialista? Les invito a despertar de su letargo transitorio, como ya lo hicieron tantas veces, no vaya a ser que algún día sus dulces sueños se les conviertan en pesadillas.
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