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Amenazadas de cierre en Inglaterra 365 bibliotecas y 27 servicios móviles de préstamo bibliotecario

Emotivos testimonios de usuarios cuya vida cambió gracias a ellas

Fuentes: The Independent on Sunday

Traducido para Rebelión por LB.

The Independent on Sunday se ha visto inundado con historias sobre el papel que las bibliotecas públicas han desempeñado en la vida de los lectores. Las campañas para impedir que los ayuntamientos cierren hasta la mitad de las bibliotecas públicas municipales está ganando ímpetu, alentada por personalidades públicas que protestan con furia contra lo que califican como «vandalismo cultural». Los usuarios de las bibliotecas públicas comparten sus recuerdos con Nina Lakhani

Colin Dexter

Escritor y creador del Inspector Morse

«Cuando era niño había tres libros en nuestra casa: El Médico Casero, de 1886, una novela victoriana estilo «Mills & Boon» titulada La primera oración de Jessica, y Cantos y Partituras sagradas de los evangelistas estadounidenses Moody y Sankey. De muchacho, inscribirse en la biblioteca constituía un rito de pasaje, y fue a los 14 años, que es la edad a la que me inscribí en la Librería Stamford de Lincolnshire, cuando empecé a leer todas las 17 novelas de Hardy salvo una. La última la estoy reservando para la vejez. El servicio gratuito de bibliotecas públicas fue una de las mayores conquistas del siglo XX. La literatura abre puertas, y hete aquí a nosotros cerrándolas. Es muy triste, y exige un cambio radical de orientación por parte del gobierno, no sólo por los niños y ancianos que las usan, sino porque tenemos una tradición cultural que proteger. El gobierno habla de poder popular. Pues bien: el pueblo no quiere que se cierren las bibliotecas».

 Sandeep Mahal

32 años, se crió en West Midlands

«Mis padres vinieron desde el Punjab en 1950 y no sabían leer ni escribir. Me animaban a leer, pero nos criamos en un hogar sin libros, ya que no podían permitirse el lujo de comprar ninguno. Mi primer contacto con el acto de elegir libros por placer se produjo gracias a la biblioteca móvil que venía a mi escuela una vez al mes. Cuando era una adolescente me cambié a la biblioteca Pear Tree, en Derby. Aunque mis padres eran muy estrictos, aquél era el único lugar al que me permitían ir, porque era seguro. Yo iba allí todos los días a elegir libros y a encontrarme con amigos. Me casé joven y me mudé a otro lugar, pero por obra del azar me convertí en auxiliar de biblioteca, conseguí mi propia biblioteca móvil y luego tuve la oportunidad de ir a la universidad y formarme como bibliotecaria. Ahora trabajo para la Agencia de Lectura: queremos que todo el mundo tenga las mismas oportunidades para convertirse en lector, pero solo podemos conseguirlo mediante bibliotecas públicas gratuitas».

John Bird

Co-fundador de «The Big Issue»

«Yo quise inscribirme en la biblioteca en 1952, cuando tenía seis años, pero mi padre no me dejó porque en 1932 había tomado prestado un libro y todavía no lo había devuelto. Pensó que irían tras él. De todas formas, por aquel entonces yo apenas sabía leer y escribir, pero me entró la pasión por los libros y los robaba en las tiendas, me quedaba mirándolos y confiaba en asimilarlos por ósmosis. Aprendí a leer y escribir a los 16 años en el Insituto Ashford para menores delincuentes, cuando un funcionario comenzó a traerme libros de la biblioteca de la prisión, que estaba surtida por la Biblioteca Pública de Hillingdon. Él me ayudaba con las palabras que no entendía y finalmente conseguí acabar mi primer libro: La Pimpinela Escarlata. A partir de ese momento mi confianza y comprensión dieron un salto y desde entonces me convertí en lector. Cuando salí estaba obsesionado con las bibliotecas, en especial con la de Fulham, donde escribí la mayor parte de mi autobiografía. Para aumentar la ignorancia y el analfabetismo deberíamos desmantelar las bibliotecas. Después, los niños podrán salir a robar todo lo que quieran».

Ian McMillan

Poeta y presentador del programa ‘El Verbo’, de Radio 3

«Una de las principales razones por las que he conseguido ganarme la vida como escritor y locutor durante estos últimos 30 años es la biblioteca de Darfield. Me hice socio cuando era un muchacho, atravesando la calle desde la escuela secundaria. Mrs Dove me daba unos tickets y salía disparado a zambullirme en Biggles como quien se zambulle en el agua en un desierto. Durante años he tomado prestados libros de la biblioteca, he llevado a mis hijos a la biblioteca, y cuando inscribí a mi nieto en la biblioteca el chaval se emocionó tanto que se orinó. Y ahora, en un acto atroz de vandalismo cultural, las bibliotecas van a ser cerradas. No culpo a los ayuntamientos. Culpo al Gobierno, que no puede soportar la idea de que haya nada gratuito y que, por lo tanto, no sea clasista. Las bibliotecas pueden ser lugares de encuentro, pueden ser salas de debate, pueden ser lugares donde la vida de las personas se enriquece y cambia. Deberíamos abrir más bibliotecas y no cerrarlas. Vaya, me pregunto de dónde habré sacado esta idea radical. Ah, sí: de la biblioteca….»

Vicente Umenyiora

68 años, nacido en Nigeria, ha vivido en Bethnal Green, al este de Londres durante 14 años. Desde que se retiró de su trabajo como guardia de seguridad ha escrito un libro sobre política africana utilizando los recursos en su biblioteca local.

«Cobro una pensión del Estado y no puedo permitirme pagar Internet en casa, así que viajo todos los días a dos bibliotecas, la de Hackney Central y la de Holborn, para utilizar Internet para investigar, escribir, mecanografiar, escanear la prensa, comentar artículos online y utilizar libros de referencia. En realidad, aprendí a manejar el ordenador aquí, pero también me gusta la paz y la tranquilidad de este sitio. Si cerraran nuestras bibliotecas muchas personas se quedarían varadas, y ello afectaría profundamente a mi vida».

Mavis Cheek

Escritora «Sin bibliotecas me habría ahogado antes de empezar. Me crié en dos cuartos traseros en el sur de Londres. Mi padre estaba ausente. Mi madre trabajaba largas jornadas en una fábrica. Introducíamos chelines en el contador para tener electricidad, teníamos problemas para reunir el dinero del alquiler, y artículos de lujo como los libros quedaban muy atrás en nuestra lista de prioridades. Sin embargo, tanto a mi hermana como a mí nos animaron a utilizar la biblioteca de Wimbledon, y todavía recuerdo la emoción que sentía al volver a casa en el autobús cargada con nuevo libros. Leía, leía y leía, y nadie me dijo nunca: «Deja ese libro y haz algo útil». La lectura se consideraba como algo bueno (mi madre, en la década de 1930, adquirió su propia pequeña biblioteca Everyman, que perdió cuando llegaron los alguaciles), y la biblioteca se consideraba como una especie de templo del aprendizaje. Todavía sigo usando regularmente la biblioteca de aquí, en Marlborough. Cometerán un crimen si cierran estos lugares. Los libros y la lectura expanden la mente. Solo un necio puede pensar que se puede prescindir de las bibliotecas».

Becky Grant

29 años, del sur de Londres, ayuda a encontrar empleo a graduados con discapacidad.

«Crecí en un hogar donde leer era como respirar. Además de tener estanterías repletas de libros -apilados en dobles hileras cuando era posible-, y desde los tres años comencé a ir todas las semanas a mi biblioteca local de Putney. La pura variedad de libros disponibles me permitió alcanzar un nivel de lectura propio de los once años cuando solo tenía seis. Creo que fue eso lo que me inspiró una pasión por la literatura que me ayudó a sobrevivir en la escuela y a desenvolverme bien académicamente, a pesar de ser una persona discapacitada. Estoy parcialmente sorda y uso audífonos desde que tenía dos años, lo que significa que en la escuela me acosaban terriblemente. Pero los libros no te juzgan. La biblioteca se convirtió para mí en un refugio de paz y me convertí en una perfecta rata de biblioteca. Sin mi biblioteca nunca habría leído a, o comprado libros de, Margaret Atwood, Douglas Coupland, Diana Gabaldon, Jackie Collins, Jilly Cooper y muchos otros autores. Todavía no tengo hijos, pero cuando los tenga espero que las bibliotecas sigan estando ahí para ellos».

Sam West

Actor «Me hice socio de mi biblioteca pública local, en Battersea Rise, cuando tenía siete años. Mis padres [los actores Timothy West y Prunella Scales] me llevaban -no todos los padres lo hacen. Leí Watership Down un par de años después de hacerme socio y me dejó K.O. Sin la menor idea de cómo sustituir ese libro en mis afectos, mi madre me volvió a llevar a la biblioteca y regresamos con El Hobbit, y eso fue todo. Sin embargo, las bibliotecas deben estar ahí para que los niños las encuentren por sí mismos, y para que dispongan de un lugar de estudio tranquilo, seguro y gratuito si su hogar es muy ruidoso. Con las amenazas a Sure Start(1) y el desguace de EMA(2), es útil recordar lo que las bibliotecas significan para los niños: no sólo son un lugar para trabajar, sino también un tesoro de libros ilustrados para compartir y un lugar para tropezar con cosas nuevas. Un niño puede zamparse un libro ilustrado cada noche antes de acostarse. ¿Cuántos padres pueden permitirse el lujo de comprar tantos libros?»

Robin Ince

Comediante y co-anfitrión de la emisión de Radio 4 ‘The Infinite Money Cage’

«Subir los tres escalones de la biblioteca móvil de mi pueblo en Hertfordshire resultaba una tarea hercúlea para mis piernecitas de cinco años, pero merecía la pena aquel esfuerzo con tal de experimentar el esplendor de su interior. Guardo un recuerdo nebuloso de los libros infantiles que tomé prestados, pero el primer recuerdo claro que tengo es que con seis años decidí llevarme prestado un libro sobre Adolf Hitler. Más tarde, la monotonía de aquellos días londinenses sin un centavo en el bolsillo se disolvía gracias a la lectura de libros sobre asesinos en serie y excéntricos sexuales. Ocasionalmente también alquilaba alguna película extranjera de la que pensaba que podría hacerme un ser humano mejor. Ahora me siento con mi hijo de tres años bajo gatos con sombrero y viendo episodios de Charlie y Lola».

 

Adele Parks

Escritora «Crecí en Teesside en la década de 1970. En realidad no me gustaba ser una niña. Era rolliza y vivía a pocas millas de mi escuela primaria, lo que era inusual, y eso fue suficiente para hacer de mí una especie de solitaria -en cualquier caso, una persona en soledad. Sin embargo, un enorme elemento positivo de mi camino a casa era que casi todas las tardes mi madre se detenía en la biblioteca de Egglescliffe para que ella, yo y mi hermana pudiéramos intercambiar puñados de libros que leíamos en 24 o 48 horas. En aquellos tiempos las bibliotecas eran austeras; sin embargo, en un momento dado yo podía estar tumbada sobre una alfombra rasposa y luego estar sentada en la silla de los deseos de Enid Blyton, o encaramada en los Alpes de Heidi, o transportada a Massachusetts y tomando el té con las Mujercitas. Mi biblioteca era un refugio, mis visitas a ella el punto culminante de mis jornadas. Mi confianza creció gracias a la lectura y aprendí que la meta a seguir no era ser igual que los demás. En mi biblioteca empecé a comprender el poder del entretenimiento, la educación, la inspiración y el escapismo. La biblioteca me enseñó a no aceptar límites».

NOTAS:

  1. Sure Start: iniciativa promovida por el Ministerio de Hacienda británico para «facilitar a los niños el mejor comienzo posible en la vida» a través de mejoras en el cuidado infantil, la educación temprana, la salud y el apoyo familiar, haciendo especial énfasis en el desarrollo personal y comunitario. El programa se concibió originalmente para apoyar a las familias desde el embarazo hasta la edad de cuatro años, pero más tarde se extendió a una responsabilidad indefinida que se extendía hasta la edad de catorce años, o dieciséis en el caso de las personas discapacitadas.
  2. EMA: Education Mantenance Allowance (Ayuda para Mantenimiento Educativo): Programa público británico de financiación y apoyo a estudiantes y a personas que cursan en Gran Bretaña estudios con base en trabajo no remunerado, con edades comprendidas entre los 16 y 19 años y pertenecientes a familias con un nivel de renta determinado.

http://www.independent.co.uk/arts-entertainment/books/news/libraries-hands-off-our-doors-to-learning-2191987.html