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Hamas y al-Fatah sellan en El Cairo la reconciliación de los palestinos

Fuentes:

La Organización de la Resistencia Islámica (Hamas) y el Movimiento de Liberación de Palestina al-Fatah sellaron ayer un acuerdo de reconciliación para posibilitar la formación de un Gobierno de unidad nacional y la celebración de elecciones en el plazo de un año. El líder de al-Fatah, Mahmud Abbas, señaló solemne que «nos reunimos aquí para […]

La Organización de la Resistencia Islámica (Hamas) y el Movimiento de Liberación de Palestina al-Fatah sellaron ayer un acuerdo de reconciliación para posibilitar la formación de un Gobierno de unidad nacional y la celebración de elecciones en el plazo de un año.

El líder de al-Fatah, Mahmud Abbas, señaló solemne que «nos reunimos aquí para anunciar que pasamos para siempre la página negra de la división». Conocido también con el seudónimo de Abu Mazen, el presidente de la Autoridad Palestina (ANP) en Cisjordania lanzó, asimismo, un mensaje directo a Israel, al que conminó «a elegir entre la colonización y la paz».

El jefe de la oficina política de Hamas, Jaled Mechaal, declaró por su parte que «nuestro único combate es contra Israel» y confirmó que el tiempo de los antagonismos «queda atrás».

El líder de la formación islamista en el exilio en Damasco reiteró la posición oficial de su grupo en favor de «un Estado palestino independiente y soberano en Cisjordania y en la Franja de Gaza con Jerusalén como capital y sin renunciar ni un ápice al derecho al retorno» de los refugiados palestinos.

Desde 2007

El último encuentro entre ambos se remonta al año 2007, algunas semanas antes de que un sector de la vieja guardia de al-Fatah protagonizara un intento de golpe de Estado contra el Gobierno legítimo de Hamas -que arrasó en las urnas un año antes-, lo que llevó a la organización islamista a tomar bajo su control la Franja de Gaza. La Autoridad Palestina se refugió en Cisjordania.

El acto tuvo lugar en la sede de los servicios secretos de Egipto, cuya mediación ha sido decisiva para lograr el acuerdo. Su solemnidad quedó realzada con la presencia de los representantes de las otras once organizaciones de la resistencia palestina -que sellaron el acuerdo la víspera-, de tres de los diez diputados palestinos en la Knesset (Parlamento israelí) y del secretario general de la Liga Árabe, Amr Musa.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, envió como representante a su emisario para Oriente Próximo, Robert Serry. Destacaron, por su ausencia, representantes de la autotitulada «comunidad internacional» en un acto que fue apadri- nado por el muñidor del acuerdo, el nuevo ministro de Exteriores egipcio, Nabil al-Arabi, y el jefe de los servicios secretos, Murad Muafi.

Por contra, y desde EEUU, el ex presidente estadounidense y premio Nobel de la Paz, Jimmy Carter, apeló a washington y a la «comunidad internacional» a apoyar el acuerdo, que en su opinión podría conducir a la paz en la convulsa región.

Más allá de la mediación egipcia, el acuerdo ha sido sólo posible por el interés de ambas partes en la reconciliación. «Abu Mazen debe ir en setiembre a la ONU con una representación palestina unificada. Es importante para él convencer a la comunidad internacional de que los palestinos cuentan con un solo y sólido liderazgo», destacó el experto palestino Abdelmajid Suilem. Por lo que toca a Hamas, el movimiento islamista ve satisfecha su pretensión cuando el acuerdo constata el fracaso de la última ronda «negociadora» con Israel, una cuestión estratégica que le mantenía hasta ahora en las antípodas respecto a al-Fatah.

Presión de la calle palestina

Sin olvidar la importancia decisiva de las revueltas árabes -en Egipto y ahora en Siria- y su impulso para lograr el acuerdo, la determinación a favor del fin de la división mostrada por la población palestina ha sido un factor decisivo.

Samir Awad, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Bir Zeit, señaló que «la situación actual es diferente a anteriores tentativas, cuando la presión provenía de las potencias regionales», cada una con su propia agenda. «Ahora la presión ha llegado de la mano de las manifestaciones» en las calles de Gaza y Cisjordania, que tuvieron su punto culminante el 15 de marzo, añadió.

Coincidiendo con la firma del acuerdo en Gaza, miles de personas, muchas de ellas jóvenes, salieron a las calles de ambos enclaves en manifestaciones y concentraciones de júbilo en las que las banderas verde de Hamas y amarilla de al-Fatah ondearon juntas.

En medio de esta alegría, y como símbolo de los nuevos tiempos, las televisiones de Gaza y de Cisjordania fueron autorizadas, por primera vez en cuatro años, a emitir desde los territorios hasta ahora enemistados.

Miles de seguidores de ambas organizaciones se concentraron en la Plaza del Soldado Desconocido, en Gaza, para saludar el acuerdo. Lo mismo hicieron cientos de estudiantes que marcharon desde la Universidad de Al-Aqsa.

«Ha llegado el día tan esperado, el día de nuestra liberación», exclamaba un joven palestino desde el micro, en un acto en el que se rindió homenaje al Movimiento del 15 de Marzo, organización juvenil palestina que ha organizado concentraciones en contra de la división interpalestina en las últimas semanas.

Uno de los organizadores de aquellas concentraciones señaló, más cauto, que «esperamos que esto salga adelante, porque ya hemos advertido de que si la división renace, se lo haremos pagar al partido responsable saliendo a la calle. Esperemos que sean conscientes de que la reconciliación es irreversible».

Alcanzado en secreto

La elección como escenario de la sede de los servicios secretos egipcios no es gratuita y da cuenta de que, más allá de la voluntad de las dos principales organizaciones palestinas, la unidad tiene poderosos enemigos externos. En la era de las revelaciones de Wikileaks, el secretismo a ultranza en las negociaciones ha sido clave en su éxito, y en el efecto sorpresa generado en Israel y en Occidente.

La víspera de que se anunciara el acuerdo, el 26 de abril, uno de los principales líderes de Hamas, Mahmud Zahar, salió de Gaza hacia Egipto, oficialmente para visitar a unos familiares. Su homólogo en al-Fatah, Azzam al-Ahmad, negociaba en el máximo secreto. Tanto fue así que el propio Abbas no supo que se había alcanzado un acuerdo hasta horas antes del anuncio.

Toda precaución era y es poca ante la categoría de los enemigos a los que se enfrenta el pueblo palestino. Por de pronto, la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, llamó por teléfono estos días al primer ministro dimisionario de la ANP, Salam Fayyad, y evocó la ayuda estadounidense a la institución palestina. Israel ya ha anunciado que no le entregará el dinero que le corresponde por impuestos. Alemania ya ha dicho que no reconocerá «unilateralmente» el Estado palestino. París mencionó la posibilidad de convocar una conferencia sobre Palestina mientras volvía a cargar contra Hamas.

Netanyahu: «Un golpe duro para la paz»

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, criticó duramente desde Londres el acuerdo de reconciliación palestino. «Lo que ha ocurrido hoy (por ayer) en El Cairo es un duro golpe para la paz y una gran victoria para el terrorismo», señaló a los periodistas antes de ser recibido por su homólogo británico, David Cameron.

Estas declaraciones contrastan con las realizadas por un miembro de su Gabinete, Matan Vilnai, quien ayer mismo auguró escaso futuro al acuerdo, «porque al-Fatah y Hamas no se entienden en nada y la mejor muestra han sido sus dispares reacciones tras la desaparición del superterrorista Osama bin Laden».

No obstante, la contradicción en las voces en el seno del Estado sionista no es tal. Cada uno cumple su papel. Netanyahu habla con los ojos puestos en la «comunidad internacional», en un intento de segar la hierba bajo los pies de la unidad palestina.

Y el ministro Vilnai reconoce implícitamente que el objetivo de Israel es magnificar las diferencias entre los palestinos. No es otra la consigna del informe del Ministerio de Exteriores israelí sobre el acuerdo firmado ayer, que no duda en calificar de «oportunidad estratégica a largo plazo». En esta línea, el informe oficial aconseja adoptar «un enfoque constructivo que agudice las dudas en el lado palestino» y que ponga el acento en la negativa de Hamas de reconocer sin contrapartidas a Israel, «lo que mejorará nuestras relaciones con EEUU». El informe insta a «cuidar las formas y las declaraciones». GARA

Desde la formación de Gobierno a la reestructuración de la OLP

El acuerdo, firmado no sólo por Hamas y al-Fatah sino por el conjunto de las organizaciones de la resistencia palestina, prevé la formación de un Gobierno técnico hasta las elecciones en el plazo de un año.

El Ejecutivo interino estará integrado «por personalidades independientes, aceptadas por las dos partes, hasta las elecciones presidenciales, legislativas y al Consejo Nacional Palestino (Parlamento de la OLP) que deberán celebrarse simultáneamente en el pazo de un año».

El acuerdo implica, de facto, la no postulación del actual primer ministro, Salam Fayyad, tan bien visto por la «comunidad internacional» como denostado por el pueblo palestino y rechazado tajantemente por Hamas.

Este Gobierno de transición tendrá por misión vigilar el cumplimiento del acuerdo y afrontar los esfuerzos por lograr el fin del bloqueo israelí sobre Gaza y la reconstrucción de ese territorio. También tendrá como misión resolver los litigios derivados de la división y la espinosa cuestión de las organizaciones de beneficencia, uno de los bastiones parapolíticos de Hamas.

El Gobierno interino deberá crear una comisión para reestructurar la OLP, organización que mantiene la prerrogativa exclusiva de eventuales negociaciones con Israel y en la que se ha hecho fuerte la vieja guardia de al-Fatah y cuya reforma y actualización exige Hamas para una eventual integración en sus filas. En fin, deberá crear un Alto Consejo que deberá reglar las cuestiones de las fuerzas de seguridad paralelas, de cara a una futura integración en una fuerza «profesional». Mientras, las cuestiones de seguridad seguirán como hasta ahora.

http://www.gara.net/paperezkoa/20110505/264093/es/Hamas-al-Fatah-sellan-El-Cairo-reconciliacion-palestinos