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Gilad Shalit y los 1.027 presos y presas políticas palestinas

Fuentes: Asociación Belgo-Palestina

Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Esta semana el gobierno israelí ha llegado a un acuerdo con Hamás para liberar al soldado Gilad Shalit, cautivo desde los enfrentamientos de 2006 en la Franja de Gaza. La movilización mundial por el soldado Shalit ha sido impresionante. Sin duda su liberación será igual de impresionante. [La Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores] Catherine Ashton ya ha emitido una declaración para expresar su alegría ante el anuncio de la próxima liberación del soldado franco-israelí*. También los medios de comunicación se han centrado en la liberación de esta figura que hoy ya nadie puede pretender ignorar.

Ahora bien, los términos del acuerdo al que han llegado Hamás y el gobierno israelí no sólo comprenden la liberación de Gilad Shalit sino también la de 1.027 presos y presas palestinas. Una cifra que parece hacer olvidar que se trata de seres humanos al mismo título que Gilad Shalit. Sin embargo, detrás de cada uno de estos 1.027 presos y presas políticas palestinas se ocultan una familia, unos amigos y una situación difícil de llevar desde hace años.

La situación de los presos políticos palestinos encerrados en Israel ha vuelto recientemente a un primer plano a raíz del movimiento de desobediencia emprendido el pasado 27 de septiembre por los presos del FPLP y seguido rápidamente por muchos presos de otras facciones, incluidos Fatah y Hamás. La principal acción del movimiento consiste en una huelga de hambre hasta conseguir recuperar unas mejores condiciones en las cárceles.

En efecto, desde el pasado 23 de junio el primer ministro [israelí] Netanyahu anunció una clara política de intensificación de las medidas arbitrarias contra los presos y presas palestinas encerradas en las cárceles israelíes y ello con el objetivo de hacerles pagar la prolongada detención del soldado Shalit. Una medida que viola claramente el Artículo 33 de la Cuarta Convención de Ginebra que prohíbe los castigos colectivos.

En estos momentos hay 6.000 presos y presas palestinas encerradas en las cárceles israelíes. Desde el pasado 23 de junio las Instituciones Penitenciarias israelíes les obliga a estar esposados durante las visitas, limita éstas a 45 o 30 minutos en algunas cárceles (a menudo situadas a horas de carretera del domicilio familiar), les prohíbe acceder a la educación universitaria, a periódicos y libros procedentes del exterior, limita a tres las cadenas de televisión en árabe. Además, desde 2007 se prohíben todas las visita a los presos y presas originarias de la Franja de Gaza. Finalmente, desde el pasado 23 de junio ha aumentado el uso del aislamiento con fines punitivos indeterminadas razones de «seguridad» y ha pasado de 12 presos aislados en mayo a 20 en septiembre, con algunos de ellos que han pasado años en esta situación de aislamiento (Fuente: Consejo Palestino de Organizaciones de Derechos Humanos).

La situación de los presos y presas palestinas ya era difícil antes de estas medidas: detenciones arbitrarias, detención en territorio extranjero, interrogatorios en los que se utilizan «presiones físicas y psicológicas», esto es, tortura. Igualmente es frecuente el caso de niños presos. Desde el inicio de la segunda Intifada se ha encerrado en las cárceles israelíes a más de 2.500 niños. Igualmente se encuentran presas en Israel muchas chicas y mujeres, entre ellas madres de familia. 27 de ellas serán las primeras puestas en libertad con la liberación del soldado Shalit.

Y ya sean adultos o niños, muchos de los presos y presas se encuentran en situación de detención administrativa. Sinónimo de detención arbitraria, la detención administrativa permite un detención sin acusación ni juicio por un periodo de seis meses renovable. Esta medida permite a Israel hacer detenciones masivas por la simple razón de la «seguridad». Después de la segunda Intifada aumentó enormemente el número de presos y presas en situación de detención administrativa. De cuatro detenidos administrativos en 2004, Israel retiene hoy a unos 750 palestinos sin pruebas ni juicio (Fuente: Asociación de Apoyo a los Presos y de Derechos Humanos Addameer).

Desde 1967 más de 700.000 palestinos han estado en una cárcel israelí, es decir, el 20% de la totalidad de la población palestina que reside en los territorios ocupados. Considerando, además, que la mayoría de los detenidos son hombres, el porcentaje se eleva a un 40% de la población masculina de los territorios ocupados. El objetivo evidente de la política de detenciones que lleva a cabo Israel es romper la voluntad de resistencia del pueblo palestino y desanimarlo de continuar la lucha por su autodeterminación (Les prisonniers politiques palestiniens, número especial de Palestina (ABP), n°26, sept 2005).

Los medios de comunicación occidentales nunca abordan la problemática de los presos y presas palestinas excepto cuando son objeto de intercambios durante fríos tratos políticos. Por lo tanto, a menudo se menciona a los presos y presas en términos de cifras, deshumanizando totalmente su condición. Hay que señalar que cuando se libera a 1.000 presos palestinos, como será el caso a cambio del soldado Gilad Shalit, no se da ninguna cifra de la cantidad de detenciones. Ahora bien, la cantidad de presos y presas políticas palestinas en las cárceles israelíes permanece estable e incluso aumenta de año en año.

La Asociación Belga-Palestina denuncia las condiciones de detención inhumanas impuestas por las autoridades israelíes a los presos y presas políticas palestinas. Se solidariza con la huelga de hambre que llevan a cabo actualmente los presos y presas políticas palestinas encarceladas en cárceles israelíes. Exige a nuestras autoridades belgas y europeas que presionen al gobierno israelí para que se pliegue al respeto de las reglas del derecho internacional y de los derechos humanos, en particular, de la Cuarta Convención de Ginebra relativa a la protección de las personas civiles en tiempos de guerra. Además, invita a los medios de comunicación a dedicar la misma atención a los presos, ya sean israelíes o palestinos.

* Como muchos israelíes, Gilad Shalit tiene doble nacionalidad, en este caso francesa e israelí (N. de la T.)

Fuente: http://www.association-belgo-palestinienne.be/infos/communique-gilad-shalit-et-les-1027/

 rCR