El CNS ha solicitado «suspender la pertenencia del régimen de Damasco a la Liga Árabe y aportar protección internacional con cobertura árabe a la población civil», así como ha reclamado «que se reconozca al CNS como representante de la revolución y el pueblo sirios», y ha pedido a «los hijos de Siria que incrementen las […]
El CNS ha solicitado «suspender la pertenencia del régimen de Damasco a la Liga Árabe y aportar protección internacional con cobertura árabe a la población civil», así como ha reclamado «que se reconozca al CNS como representante de la revolución y el pueblo sirios», y ha pedido a «los hijos de Siria que incrementen las protestas pacíficas populares hasta conseguir totalmente las aspiraciones del pueblo».
El CNS manifestó esta postura antes de que la Liga Árabe anunciase los puntos del acuerdo al que había llegado con el régimen de Damasco para resolver la crisis siria. Los redactores del comunicado conocían las negociaciones que el comité de la Liga Árabe y el gobierno sirio estaban llevando a cabo, e incluso estaban al tanto de la «letra pequeña» según informó un diplomático del Golfo a un diplomático libanés ayer en los pasillos de Liga Árabe.
El objetivo del comunicado era tomar una distancia previa sobre cualquier acuerdo que los miembros del CNS no considerasen que cumplía lo requerdido para forzar al régimen de Siria a entregar el poder al CNS. Así lo expresó el más destacado portavoz del Consejo, el Dr. Burhan Ghaliun, al periódico al-Akhbar el lunes 17 de octubre de 2011: «No necesitamos intermediarios para hacer llegar mensajes al régimen, nosotros no dialogamos con él pero estamos dispuestos a negociar con cualquier representante suyo un único punto: cómo traspasar el poder, disolver el régimen actual y pasar a la fase de transición hacia la democracia en Siria».
La postura de Ghaliun, que expresa el acuerdo unánime de todos los componentes del CNS y está respaldada por una gran parte de los manifestantes activos en la ciudades sirias, significa una sola cosa: que la oposición siria representada por el CNS, cuyos dirigentes están activos en el extranjero, no quiere acuerdo ni diálogo, lo único que quiere es derrocar al régimen mediante protestas o que éste se disuelva. No obstante el comunicado de ayer añade nuevas medidas al solicitar a los árabes que actúen para conseguir ese propósito mediante: «la suspensión de la pertenencia del régimen sirio a la Liga Árabe»; «la aportación de protección internacional a la población civil con cobertura árabe»; y «el reconocimiento del CNS como representante de la revolución y el pueblo sirios».
El problema del CNS no está en ignorar la realidad sobre el terreno y no considerar que una pequeña parte del pueblo sirio apoya al régimen actual tal como es, y que otra parte mayor defiende la continuidad del régimen con amplias reformas. El problema está en su subida de tono en el enfrentamiento confiándose a apuestas desconocidas. Por supuesto tiene todo el derecho, al igual que cualquier otro opositor al régimen, de buscar la forma que más le convenga para conseguir sus fines.
El CNS ha intentado distinguirse del resto de grupos opositores, sin embargo esos intentos han quedado al final en una operación de cosmética consistente en fichar a figuras destacadas como Ghaliun pero sin proporcionar en esencia un discurso diferente. Y es que el CNS, al solicitar a la Comunidad Internacional una intervención con cobertura árabe, dice de forma más educada lo mismo que Jaddam, por ejemplo, y que otros sobre la necesidad de una intervención extranjera para derrocar al régimen.
Cada vez hay más paralelismos entre El CNS y el Consejo libio de la OTAN.
¡Que Dios los bendiga!
Fuente: http://www.al-akhbar.com/node/
Traducción del árabe Antonio Martínez Castro