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Comparación obligada

La prisión de Ivonne Malleza y Camp Five

Fuentes: Rebelión

 En algunos párrafos de una carta de la contrarrevolucionaria  Ivonne Malleza Galano, fechada el 10 de enero pasado, sobre la situación que «padece» en la Prisión de Mujeres de Occidente (El Manto Negro), se evidencian tendenciosas mentiras y un claro intento por abogar a la sensibilería de sus auspiciadores en Miami y Europa, particularmente al […]

 En algunos párrafos de una carta de la contrarrevolucionaria  Ivonne Malleza Galano, fechada el 10 de enero pasado, sobre la situación que «padece» en la Prisión de Mujeres de Occidente (El Manto Negro), se evidencian tendenciosas mentiras y un claro intento por abogar a la sensibilería de sus auspiciadores en Miami y Europa, particularmente al sexteto mafioso en el Congreso norteamericano, capitaneado por Ileana Ros-Lehtinen, e integrado por Mario Díaz Balart, Marcos Rubio, David Ribera, Bob Menéndez y Albio Sires.

Se queja, por supuesto, en un lastimero y malintecionado alegato, de la carencia de agua caliente en la  prisión -como si la cárcel fuera un spá-, y miente sobre la calidad de la comida. Arguye igualmente la falacia de que le quitan el colchón a las 6 de la mañana y se lo entregan a las 6 de la tarde. No dice la verdad. En cualquier prisión del mundo el reo se levanta temprano, realiza sus tareas y luego, en determinada hora, se acuesta según lo determinen las reglas de la prisión. Para ella, esto es una celda de catigo y su «tortura» dura apenas 10 días y luego le devuelven el dichoso colchón.

Sabido es que en las prisiones cubanas los reos comen, sin grandes manjares, las calorías suficientes que necesita un ser humano. Los mismos presos son testigo de ello y yo, particularmente, que he visitado varias prisiones y he comido con ellos, específicamente en la prisión de Ariza, en Sacti Spiritus, en Granma y otros centros penitenciarios.

Pícara y afanosa por recibir reconocimientos y alabanzas de los enemigos de Cuba, Malleza urge a una de sus socias de correrías a que monte la campaña mediática a su favor, sabiendo que sus argumentos son totalmente lejanos a la realidad. Este párrafo es evidente: «Mira a ver si Martha Beatriz tira la denuncia si es que sirve esto… aunque yo no sé mucho de denuncias. Se me olvidó decirte que en la celda las llamadas telefónicas dieron solamente 5 minutos sin derecho a volver a llamar a tus familiares. No hay televisor ni para ver la novela ni nada, en fin estás encerrada todo el tiempo cogiendo esa humedad y esa frialdad en su cuerpo. Afuera trabajan presos hombres y ellos han dicho que a las mujeres las castigan y las llevan más duro y recio que a ellos».

Luego, sin percatarse se contradice. Dice estar encerrada todo el tiempo, pero luego reconoce que sale al aire libre, a espacios abiertos, y puede interactuar con otros prisioneros. No falta, por supuesto, la difamación al aludir a un miedo entre los presos a comunicarse con ella. El próximo párrafo es elocuente:«Del Penal no puedo hablar mucho, pero lo que pude ver es casi parecido, lo único que tienes un poco más de libertad, pero las condiciones son pésimas también, dicho hasta por los mismos presos que llevan años ahí he tratado de hablar con ellas en el sol cuando salgo para cogerles los nombres para hacer más creíble lo que te digo pero no se atreven ya que tienen miedo de las represalias que tomen después con ellas y sus familiares. En prisión la mujer se acaba por esas malas condiciones de vida que llevan.»

Me pregunto qué diría la pobre Malleza si le hubiera tocado purgar condena en una prisión de Estados Unidos o de otros países de América Latina, donde el hacinamiento y las malas condiciones de vida son deprimentes y realmente inhumanas.

Me pregunto qué diría si le hubiera tocado convivir en las condiciones en las que viven los prisioneros en el Centro Penitenciario en la Base Naval de Guantánamo (Camp Five) y de los que no se preocupan los representantes mafiosos en el Congreso Norteamericano, concebido para destruir moralmente al detenido, negándole un futuro, al extremo  que un periodista italiano, Carlo Bonini, lo  caracterizó en su libro » Guantánamo: USA, viaje a las prisiones del terror».

Una breve reseña es suficiente para esta obligada comparación:

Los cientos de prisioneros de más de 30 nacionalidades, incluidos menores de edad, sufren diariamente las más crueles torturas diseñadas en los catálogos de la CIA y el Pentágono. Al respecto, destacó un británico que logró ser excarcelado, Jamal Al Arit: «Las golpizas no eran ni tan de cerca tan malas como la tortura sicológica. Los hematomas se curan en una semana, pero lo otro se queda contigo».  Se refería, por supuesto, a los cientos de horas quededican a interrogarlos, torturándolos sin descanso, que muchos se vieron obligados a dar falsas declaraciones para detener el martirio, como denunció otro excarcelado, Tarek Dergoul.

El mundo ha conocido, horrorizado, las técnicas de tortura que se realiza a los prisioneros en Camp Five, incluyendo el «submarino» y posiciones dolorosas durante horas, aplicadas por expertos de la CIA. Entre elllas sobresale  la técnica del waterboarding (asfixia simulada). Todo ello dirigido a aumentar el strés del recluso y explotar sus miedos para hacerlo dócil y cooperativo.

Una experiencia desastroza pasó también  un alemán,  Murat Kurnaz, quien fue sometido a torturas de descargas eléctricas, palizas mortales y humillación durante sus  5 años de detención ilegal en la base militar estadounidense, hasta que fue liberado por falta de pruebas. Algo parecido ocurrió con Mahmoud Habid, un australiano, a quien le quemaron el pecho con cigarrillos encendidos, golpeaduras constantes y descargas eléctricas. Se ha llegado, incluso, a cometer abusos sexuales con los prisioneros.

Luego de estas comparaciones, y sin que me alegre que ella esté en prisión bien merecida por sus intentos frecuentes de subvertir el orden constitucional en su propia Patria, a favor de un enemigo que la ha convertido en mercenaria, me pregunto: ¿De qué se queja Ivonne Malleza?

Ella no ha recibido ni un solo golpe en la prisión, ni ha sido humillada ni vejada. Lo demás es búsqueda de protagonismo y de dólares, sin sudar la frente.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.