El posible maná de los cubanos duerme a unos mil setecientos metros de profundidad en su territorio insular del Golfo de México. Puede que despierte de la mano de Repsol YPF cuando desde la plataforma Scarabeo 9 -construida en China- comiencen las exploraciones esta semana. Partió de Singapur e n agosto y la han esperado […]
El posible maná de los cubanos duerme a unos mil setecientos metros de profundidad en su territorio insular del Golfo de México. Puede que despierte de la mano de Repsol YPF cuando desde la plataforma Scarabeo 9 -construida en China- comiencen las exploraciones esta semana.
Partió de Singapur e n agosto y la han esperado ansiosamente en esas aguas prometedoras a solo 97 kilómetros del sur de la Florida. En la corta distancia se desatan los cálculos como un desafío: 20 mil millones de barriles de petróleo sin explotar dicen los expertos cubanos. Sólo son 5 mil millones, refutan los norteamericanos.
Por la c ifra que sea Repsol buscará en un bloque a 22 millas de las costas cubanas. O tras compañías extranjeras lo harán en seis pozos de exploración hasta 2013. Si aparece el surtidor tendrá una sensible incidencia en la vida cotidiana: las necesidades energéticas internas serán satisfechas y los más optimistas agregan que la isla pasaría a ser exportadora de petróleo.
En pleno siglo XXI una versión caribeña de La Lechera de Samaniego sustituye el cántaro por un barril con líquido oscuro y va de la fantasía al análisis aunque nadie se ha mojado aún con el petróleo cubano escondido en el golfo.
L os vigías de la otra orilla -la que está a 97 kilómetros- más que ver, observan impacientes el ajetreo de un enjambre de representaciones empresariales venidas a la islita desde muchas partes: China, Noruega, India, Malasia, Rusia, Brasil, Canadá, Angola, Venezuela, España… sobre todo España trajinando en unos yacimientos que aquellos oteadores consideran suyos. Es una especie de liga de las naciones a tenor de los 112.000 kilómetros cuadrados y cubanos en esa área y de la apuesta nacional a desarrollar sus extracciones también en tierra firme. El interés de todas las partes recuerda las proféticas palabras de Juan Pablo II al pisar la isla en 1998: «Que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba». Pero las petroleras norteamericanas no han podido adentrarse en las aguas cubanas. Estan literalmente bloqueadas. Las reacciones van y vienen.
Brookings Institution en Washington ya expuso que la comunidad de desarrollo internacional, especialmente las grandes instituciones financieras como el FMI, el Banco Mundial e incluso Estados Unidos, deberían acercarse a Cuba. Las incipientes reformas económicas iniciadas por el presidente cubano, Raúl Castro, deberían ser acogidas y alentadas por los expertos financieros del mundo.
La publicación de Brookings es uno de los varios reportes de expertos e instituciones de Estados Unidos que han aparecido instando al Gobierno del presidente Barack Obama a prestar una mayor atención a las reformas en desarrollo en Cuba, que sigue siendo blanco de un prolongado bloqueo estadounidense.
Kirby Jones, presidente de la Asociación de Comercio EE.UU.-Cuba, una organización que busca normalizar las relaciones comerciales entre ambas naciones, estima que en cuanto Cuba inicie la exploración en sus aguas se observará un mayor interés y una gran actividad por parte de las empresas de Estados Unidos. Será la primera vez en la historia de Estados Unidos y Cuba, advirtió, que habría un costo estratégico, en caso de mantenerse el bloqueo.
El congresista republicano Jeff Blake, opina que la política estadounidense actual no ayuda a las necesidades de energía de su país, ni a las preocupaciones ambientales, ni a los principios económicos. Flake, quien representa a Arizona, describió la prohibición de comerciar con Cuba como una «política arcaica».
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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