Cuando aún no se han encontrado por las autoridades norteamericanas los autores del atentado contra la compañía Airline Brokers, organizadora de viajes a Cuba desde el Sur de la Florida, el congresista cubanoamericano David Rivera -aparentemente a salvo de los escándalos de corrupción que recientemente le salpicaron– vuelve a la carga con una legislación que […]
Cuando aún no se han encontrado por las autoridades norteamericanas los autores del atentado contra la compañía Airline Brokers, organizadora de viajes a Cuba desde el Sur de la Florida, el congresista cubanoamericano David Rivera -aparentemente a salvo de los escándalos de corrupción que recientemente le salpicaron– vuelve a la carga con una legislación que pretende convertir en ley el objetivo de la mano criminal que incendió la empresa de vuelos charters: limitar la relación con su país de origen de los emigrados cubanos.
Concretamente, Rivera propone enmendar la Ley Pública 89-732, – The Cuban Adjustment Act (conocida como Ley de Ajuste Cubano), para que que ninguna persona, que haya llegado a Estados Unidos procedente de Cuba, pueda viajar a la Isla hasta que no le haya sido otorgada la ciudadanía norteamericana. La Ley de Ajuste Cubano, establecida en 1966 para reforzar la conversión de la emigración cubana en un arma política contra Cuba, determina que quien llegue a EE.UU. procedente de la Isla puede obtener la residencia permanente al año y un día de arribar a territorio estadounidense; pero con la modificación propuesta por Rivera, si un inmigrante cubano viajara a la Isla antes de tener la residencia permanente no podría solicitarla al año y un día, y si lo hiciera siendo ya residente perdería esta condición, por lo que en ambas situaciones los trámites para obtener la ciudadanía norteamericana se prolongarían cinco años más, como sucede con los demás inmigtrantes que no son cubanos. Voces como las de Howard Simon, director ejecutivo de la Unión Norteamericana de Libertades Civiles en La Florida, han advertido acerca de que muchas personas podrían ser deportadas si se aprobara la enmienda de Rivera.
Se trata de convertir en ley un chantaje para mantener el control que sectores de ultraderecha ejercen sobre la comunidad cubanoamericana, limitando además la posibilidad de que personas que tienen una percepción más abierta sobre las relaciones con Cuba se incorporen al electorado y así perpetuar la dominación que ha convertido el Sur de la Florida en un coto de caza política para los extremistas, donde, como vemos en cada período electoral, se compite entre los candidatos proponiendo las medidas más agresivas contra la Isla.
De hecho, la maniobra de Rivera evidencia lo que es una realidad molesta para los sectores que él representa: los emigrantes cubanos que arriban hoy a Estados Unidos no son «exiliados» ni «refugiados políticos» y aspiran a mantener una relación normal con su país de origen. Contra eso, empeñados en detener el paso del tiempo, terroristas y políticos corruptos comparten objetivos, y de la mano de David Rivera, que ha llegado a apoyar públicamente al criminal Luis Posada Carriles, tratan de alcanzar con las leyes lo que las bombas ya no pueden lograr. (Publicado en CubAhora)
Fuente: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2012/06/12/david-rivera-el-terrorismo-legislando/