Traducido del árabe para Rebelión por Antonio Martínez Castro.
Fahim al-Sourani entrevista al profesor Ibrahim Alloush, coordinador del Grupo al-Kaluti-Yak [1], sobre la campaña emprendida para expulsar al embajador israelí de Jordania.
Fahim al-Sourani (F.S.): El doctor Ibrahim Alloush es académico, activista político y coordinador general del Grupo al-Kaluti. Bienvenido a las ondas de la radio Voz de Rusia en Moscú. Usted mantiene una campaña popular en Jordania con el objetivo de expulsar al embajador israelí y suspender todo tipo de relaciones con Israel. Esta campaña está en marcha desde hace dos años y se repite semanalmente en los alrededores de la Embajada porque las autoridades jordanas les prohíben acercarse más. Mi pregunta, sabida la importancia que tiene para el ciudadano jordano el asunto de mantener relaciones diplomáticas con Israel, ¿qué respuesta ha encontrado entre los partidos políticos y las organizaciones de la sociedad civil jordana la campaña que usted dirige?
Ibrahim Alloush (I.A.): En primer lugar hay que apuntar que el ciudadano jordano, igual que cualquier ciudadano árabe digno, es antisionista y está contra la entidad sionista. No obstante, para transformar este sentimiento en acción política hace falta la implicación de organizaciones o partidos y, lamentablemente, en el momento actual éstos no plantean las contradicciones con el sionismo y el imperialismo. Pero esto no sucede exclusivamente en Jordania, sino que sucede en toda la región. En Egipto, por ejemplo, se ve claramente que incluso la oposición a Morsi se mueve bajo el techo del Tratado de Camp David y no hace frente ni al imperialismo ni a Camp David. En Jordania tenemos una situación similar. Además lo que se ha dado en llamar Primavera Árabe ha influido negativamente en la lucha contra la entidad sionista, pues dicha primavera se centra en la demanda de reformas constitucionales y electorales, a la vez que margina las contradicciones con el imperialismo y el sionismo. Lo digo con toda sinceridad, el grado de interacción político, social y mediático con estas concentraciones continuas desde hace prácticamente dos años ha disminuido tras el arranque de lo que se ha dado en llamar la primavera árabe. La primavera árabe presenta las reformas según el patrón estadounidense y basa su modelo en la libertad y la democracia, a la vez que margina la liberación nacional del yugo del imperialismo y la lucha por la tierra ocupada, muy especialmente en Palestina.
F.S: Hay estudios que abordan las consecuencias económicas y sociales de romper relaciones con Israel. Pues bien, tomando como punto de partida la economía, ¿en qué grado, según dichos estudios, beneficia o perjudica a los jordanos la relación con Israel?
I.A: Sí, se han hecho muchos estudios sobre el tema, pero, antes de sacar las conclusiones, quiero dejar claro que nosotros nos oponemos a la normalización con el enemigo sionista aunque el intercambio económico fuera beneficioso. En cualquier caso, los estudios económicos sobre el tema concluyen que la normalización no aporta ningún beneficio a Jordania. Se trata más de una voluntad política que de unas pretendidas ganancias comerciales, no se ve por ninguna parte el «fruto económico de la paz», como se dijo cuando se firmó el tratado. Más bien, hay que decir que el intercambio comercial beneficia a la entidad sionista con creces mediante las Zonas Francas Industriales que se presentaron como ejemplo de las ventajas económicas de la paz y desde las cuales se permite exportar a Estados Unidos sin aduanas. Además, más de la mitad de los trabajadores y más de la mitad de las empresas no son de Jordania. Mientras que las infraestructuras jordanas se explotan durante el proceso, nosotros no obtenemos beneficios, pues se lo llevan empresas que ni siguiera son árabes. Hay mucho más. Actualmente los productos agrícolas sionistas invaden los mercados jordanos perjudicando a la agricultura jordana del mango, el plátano y la zanahoria. Padecemos una invasión y asfixia de productos agrícolas israelíes. Hay muchos ejemplos más. Los grupos turísticos israelíes cuando vienen, traen consigo la comida y la bebida y no utilizan las instalaciones turísticas jordanas. Aunque bien visto, este aspecto es positivo, pues eso favorece la causa de la des-normalización. El balance comercial económico es negativo para Jordania y favorece a la entidad sionista en el turismo, el comercio y la agricultura. Este es un resumen conciso, podrían abordarse otros aspectos.
F.S: Tus palabras suscitan la pregunta de que las relaciones no se establecen únicamente a nivel político y oficial, sino que también existe entre empresas privadas e individuos. ¿Cómo tratáis el tema de las empresas privadas e individuos de Jordania que colaboran con Israel en el campo económico, cultural y turístico? Recientemente ha habido un escándalo por la publicación de la lista de nombres de empresas jordanas que colaboran con empresas israelíes, de hecho el Comité de Resistencia a la Normalización ha recibido presiones por ello, ¿se están llevando a cabo campañas de concienciación?
I.A: Claro que hacemos campañas, pero no sólo de concienciación, sino que también divulgamos las operaciones de los normalizadores y el daño que hacen al pueblo, a la tierra y al país. Actualmente nos centramos en las agencias de turismo religioso que organizan grupos turísticos por Jerusalén bajo la ocupación. Ahora mismo en Jordania, al amparo del Tratado de Wadi Araba [jordano-isralí], hay un gran negocio de turismo religioso, y también hay comerciantes que importan productos agrícolas sionistas como he dicho antes. El Tratado de Wadi Araba es el que aporta la cobertura legal a gente como esa. Sin embargo carecen de protección moral, y esa gente está mal vista a ojos de una sociedad que a pesar de todo se sigue oponiendo a la normalización.
Nota del traductor:
[1] Kaluti es el nombre de la mezquita ubicada a escasos metros de la Embajada sionista en Amán. Su patio se ha convertido en lugar de salida durante los últimos 14 años de todas las manifestaciones y concentraciones contra la Embajada sionista. Cuando comenzaron las concentraciones, los servicios de seguridad jordanos denominaron a los concentrados «el grupo de al-Kaluti» a pesar de que los activistas no formaban parte de una única organización. Adoptaron este nombre, Grupo al-Kaluti, cuyas dos primeras letras en árabe se corresponden con la Yama’at al-Kaluti y se transcriben en inglés como JAK . [Nota del traductor].
Fuente original: http://arabic.ruvr.ru/2012_12_14/98073332 / (además de leerse, la entrevista puede escucharse)