La noticia pasó inadvertida, -no en su vestidura-, más bien en sus trasfondos y es que amerita hurgar en sus aristas y en sus esencias. El titular: «Prohíben a Danny Glover visitar a antiterrorista cubano preso en EE.UU» . La nota, publicada en el diario digital www.cubadebate.cu tiene detalles que son esenciales reproducir. La publicación […]
La noticia pasó inadvertida, -no en su vestidura-, más bien en sus trasfondos y es que amerita hurgar en sus aristas y en sus esencias. El titular: «Prohíben a Danny Glover visitar a antiterrorista cubano preso en EE.UU» . La nota, publicada en el diario digital www.cubadebate.cu tiene detalles que son esenciales reproducir.
La publicación cubana señala: «Se le prohibió al reconocido actor Danny Glover realizar la visita que tenía prevista a Gerardo Hernández. Las autoridades de la prisión dijeron a Glover, quien ha visitado a Gerardo en 9 ocasiones desde el 2010, que no sería admitido porque no tenían conocimiento de la realización de la visita. Esta es una decisión absolutamente arbitraria de la prisión. Cualquier persona que esté incluido en la lista de un preso tiene derecho a realizar las visitas».
La postura de la prisión avalada por el gobierno de los Estados Unidos, responde a la política de hostigamiento contra los cinco patriotas cubanos presos en las cárceles de este país. Sus nombres: Gerardo Hernández, Fernando González, Ramón Labañino y Antonio Guerrero. En el caso del también Héroe de la República de Cuba René González -integrante de los cinco antiterroristas cubanos-, está siendo cruelmente obligado a pasar tres años en libertad condicional en los EE.UU., a pesar de haber cumplido su injusta sentencia en el año 2011.
Los cubanos están encarcelados en ese país, por defender al pueblo cubano y a la humanidad de los terroristas cubanoamericanos radicados en la nación norteña. Son organizaciones que no han cesado en diseñar y materializar acciones criminales contra Cuba y otros países progresistas. Son actos que por su naturaleza serían juzgados por cualquier tribunal penal del mundo.
Pero el eje de mi escritura es Danny Glover como punto de partida ante un tema que ha sido abordado en varias etapas de la cultura y la sociedad contemporánea, sin embargo requiere de una mayor profundidad. El actor norteamericano goza de una imponente filmografía en la que destaca el filme: «El color purpura», realizada en el año 1985 por el afamado director de cine Steven Spielberg. La pieza cinematográfica se construye a partir de la novela epistolar de igual título escrito por la escritora norteamericana Alice Walker.
La obra de Glover supera los cincuenta filmes. Sus dotes actorales siguen siendo demandados por los más prestigiosos directores de cine. Su trabajo entraña una diversidad gestual y corporal en cuanto a proyección escénica. Su presencia en cualquier filme es una garantía de resultados artísticos, en tiempos donde el trabajo de los actores se resquebraja por la ruta de facilismo y la impronta del desmesurado protagonismo que entraña la banalidad y la popularidad extra actoral.
Danny Glover no es solo un actor demandado. Su activismo por los derechos del afro estadounidenses y las minorías de ese país. Su entrañable amistad con el entrañable Comandante Hugo Chávez y el pueblo venezolano. O su labor en el consejo consultivo de la cadena de televisión Telesur, le hacen crecer como hombre de su tiempo más allá de su labor profesional.
El actor de 67 años no ha cesado en su lucha por la liberación de los cinco antiterroristas cubanos. La historia de ese país caracterizada por una «cacería de brujas», -ante este claro compromiso- le hace elevar su postura como un comprometido humanista. Baste recordar a dos celebres artistas como John Lennon o Charles Chaplin, víctimas de la vigilancia y el oscurantismo del Buró Federal de Investigaciones (FBI).
Glover no está solo en esta guerra contra los desmanes de la humanidad. Los cineastas Michael Moore y Oliver Stone de Estados Unidos, Saul Landau de Canadá, John Pilger de Inglaterra, Gianni Mina y Flavio Signore de Italia, Willy Toledo, Laura Arau y Javier Couso de España, son algunos de los muchos intelectuales del audiovisual -por citar unos pocos- que encaran la vida más de allá de su obra.
Los intelectuales y los artistas tenemos el deber social y moral de tomar partido ante los derroteros de la vida. No somos marionetas ni figurantes de los medios de comunicación que actúan como mamparas de los políticos corruptos y del empresariado que los sostiene. Hay que precisar que los medios de comunicación han dejado de ser herramientas para convertirse en hacedores de la política. Me refiero a la manipulación, a la desinformación y a la burda omisión de la verdad. Nuestro trabajo ha de trascender nuestra obra para ennoblecer y multiplicar los valores que contribuyan a hacer de la humanidad un espacio más justo para todos.
Esta actitud encara un sacrificio y un compromiso con la ética y los principios más universales que -entre todos- debemos de exigir y refundar. Detrás de un artista o un intelectual mediocre -si es que se le puede llamar de esta manera-, se escuda un ente manipulable para el uso y abuso de los poderes de transito.
El trabajo del artista y el intelectual entraña una permanente entrega y un denotado ejercicio del conocimiento para salvaguardar nuestro noble oficio de los que pretenden prostituirlo. El ser una personalidad pública implica una responsabilidad con cada ruta de nuestro tiempo.
Asumir una actitud política contra los poderes imperiales, fascistas y retrógrados que siguen aflorando en este planeta, es parte de la obra que debemos de construir en nombre de la humanidad. La obra humanista de Danny Glover y de todos los intelectuales y artistas que hacen causa común en tiempos guerreristas, se ha de poner en el umbral de nuestra ruta para acompañarles con hechos de compromiso y entrega.
Nuestra herencia tiene nombres y apellidos. José Martí, Mark Twain, Rubén Darío, Pablo Neruda, Roque Dalton, Gabriela Mistral, Ernest Hemingway, Tina Modotti, Miguel Hernández, Frida Kahlo, Federico García Lorca, Víctor Jara o Mario Benedetti, son algunos de los hombres y mujeres de nuestros pueblos que sirvieron a la humanidad. La historia, sus historias son parte de una herencia que debemos de retomar por la dignificación del arte y la cultura.
Nota citada: http://www.cubadebate.cu/
*Editor del blog www.cinereverso.org