Yemen ha sufrido un fin de semana agitado por la agudización de la gran crisis política que vive el país luego del derrocamiento del dictador Ali Abdolá Saleh en 2011, tras 33 años de gobierno de facto y masivas protestas que culminaron en su dimisión. Enfrentamientos recientes entre miembros de la tribu Houthi y salafistas […]
Yemen ha sufrido un fin de semana agitado por la agudización de la gran crisis política que vive el país luego del derrocamiento del dictador Ali Abdolá Saleh en 2011, tras 33 años de gobierno de facto y masivas protestas que culminaron en su dimisión. Enfrentamientos recientes entre miembros de la tribu Houthi y salafistas causaron el sábado la muerte de al menos 80 personas y unos 160 heridos.
Según medios locales, el conflicto ocurrió en la provincia norteña de Omran entre los grupos Houthi de Yemen y salafistas, vinculados a las tribus Hashid. Rompiendo el acuerdo que había llamado a la tregua pactada entre ambas partes, el viernes, salafistas, apoyados por Arabia Saudita, atacaron a miembros de la tribu Houthi en Omra. De acuerdo con el jefe tribal houthi, Abdul-Malik al-Houthi, los movimientos de los grupos salafistas, patrocinados por Arabia Saudita, buscan generar inestabilidad y enfrentamientos internos en este país.
En los últimos choques registrados entre houthis y salafistas de la tribu Hashid, los combatientes Houthi consiguieron arrestar a varios militares de las Fuerzas Armadas yemeníes, quienes han confesado que combatían junto a los integrantes salafistas, obedeciendo órdenes de las autoridades militares de Sanaa. Al-Houthi, líder de los chiíes, ya había advertido al actual presidente Abdu Rabu Mansur Hadi que algunas unidades del Ejército yemení brindan apoyo militar y logístico a los integrantes de la tribu Hashid.
El presidente Abdrabuh Mansour Hadi ha prometido que Yemen adoptará una constitución federal en un intento de hacer frente a problemas locales que han alimentado la violencia a lo largo y ancho del país más pobre del mundo árabe. La perspectiva de un Yemen federal, originalmente discutida como una forma de atender las quejas del sur antes independiente -donde la violencia secesionista ha ido en aumento- ha dado lugar al aumento de las demandas de autonomía en otros lugares, incluyendo el poder de los rebeldes houthis al norte.
Por otro lado, este fin de semana Yemen fue testigo de cuatro atentados, tres de ellos en la ciudad capitalina de Sanaa. Funcionarios locales afirmaron que el sábado miembros de tribus armados yemeníes han bombardeado un importante oleoducto en el distrito Serwah, en la provincia central de Ma’arib, deteniendo el flujo de petróleo. La explosión causó un gran incendio que provocó el cierre de la tubería y la obstaculización del flujo de petróleo de los campos Ma’arib a la terminal petrolera de Ras Isa en el Mar Rojo.
En tanto, el domingo por la noche en el barrio diplomático de Sanaa un proyectil lanzado desde un mortero estalló frente a la embajada de Francia, sin ocasionar víctimas ni daños materiales. Asimismo, a pocos metros de allí un coche – bomba explotó a medio camino entre la embajada y la residencia del dictador Ali Abdullah Saleh, también sin generar víctimas mortales.
Ese mismo día dos explosiones se sucedieron en Sanaa, una en el Ministerio de Defensa y otra en la sede del Banco Central. Las fuentes policiales no han informado todavía sobre víctimas fatales o daños materiales.
En estos momentos Yemen pasa por una grave crisis, y miles de ciudadanos copan las calles para reclamar la reestructuración política del país y exigir la destitución de miembros del régimen de Saleh que aún continúan en sus cargos en el gobierno.
Yemen es el país más pobre del mundo árabe. El 40% de la población vive con 2 dólares estadounidenses por día o menos, y un tercio están luchando contra el hambre crónica. Por otro lado, desde 2004 hasta 2010, el régimen del dictador yemení Ali Abdolá Saleh, patrocinado por los saudíes, entró seis veces en guerra con la tribu chií Houthi, que ha estado luchando desde 1980 por sus derechos en el país árabe. A pesar de que los chiíes representan alrededor del 42% de la población yemení, a esta comunidad se le negaron muchos de sus derechos durante los 33 años que duró el régimen de Saleh.
Desde el comienzo de las protestas populares contra el depuesto dictador yemení Ali Abdolá Saleh, en enero de 2011, los integrantes de Al-Qaeda han sacado ventaja de la situación y han intensificado sus ataques en el país árabe. Tras el derrocamiento de Saleh, la lucha contra el terrorismo y el restablecimiento de la calma y la seguridad en Yemen se han convertido en las prioridades del nuevo Gobierno.
Fuente original: http://www.noticiaspia.org/se-agudiza-la-crisis-en-yemen/