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Entrevista a Carlos Martínez, analista internacional

«Estados Unidos ha utilizado al Estado Islámico como perro de presa, pero se le ha ido de las manos»

Fuentes: Rebelión

El Estado Islámico (EI) copa la agenda mediática internacional. Bullen en los media informaciones sobre la decapitación de un ciudadano francés capturado en el norte de Argelia, los bombardeos estadounidenses sobre refinerías de petróleo controladas por el EI en Siria; las apelaciones planetarias de Obama a finiquitar la «red de la muerte», o el estreno […]

El Estado Islámico (EI) copa la agenda mediática internacional. Bullen en los media informaciones sobre la decapitación de un ciudadano francés capturado en el norte de Argelia, los bombardeos estadounidenses sobre refinerías de petróleo controladas por el EI en Siria; las apelaciones planetarias de Obama a finiquitar la «red de la muerte», o el estreno en Siria por parte del Imperio de su caza más moderno, el F-22 Raptor. Sin embargo, ¿cuáles son los orígenes del Estado Islámico? ¿Cómo se financia? ¿Por qué se organiza justo en este momento una «coalición antiterrorista» internacional? Según el analista internacional, Carlos Martínez, «a Estados Unidos le venía muy bien el Estado Islámico como perro de presa en Siria, pero se le ha ido de las manos» y actualmente lo consideran un peligro. «No le van a permitir que opere en Iraq y desestabilice la zona», añade. Carlos Martínez es colaborador de RT News, Hispan TV y Radio del Sur de Venezuela.

-El Estado Islámico (EI) constituye el nuevo objetivo militar de Estados Unidos y sus aliados. ¿Qué es y dónde buscar sus orígenes?

-Aparece dentro de la amalgama de lo que ha dado en llamarse «rebeldes» sirios, donde siempre ha habido una mayoría de grupos suníes y, dentro de estos, los takfiríes (un movimiento islamista suní reaccionario) son los que han creado este grupo terrorista. Debido a que el proyecto de Al-Qaeda se basaba exclusivamente en la lucha armada y seguía las directrices de los monarcas y nobles de las monarquías del golfo, los grupos takfiríes emprendieron la lucha armada de un modo más «integral», creando su propio estado en las zonas que controlaban. La violencia extrema la han utilizado, no sólo frente a los gobiernos laicos, sino también frente a la población civil, singularmente contra alauítas y chiítas. Los grupos takfiríes constituyen el germen del EI. Surgen y despegan gracias al apoyo de las monarquías del golfo, Estados Unidos y la Unión Europea, que ofrecieron su respaldo a todos los «rebeldes» sirios incluido el Estado Islámico.

-¿Cuáles son los objetivos que plantea el EI?

-Básicamente, crear un estado bajo los dogmas del pensamiento takfirí, y expulsar del territorio donde ellos prevalecen (Iraq y Siria) a chiítas, alauítas e incluso sunitas moderados; pero también a cristianos y judíos, además de minorías étnicas como los kurdos. La presencia del Estado Islámico es importante en la zona fronteriza entre Siria e Iraq, donde han conseguido crear una estado de notable extensión, donde hay escasa población y abundantes recursos petrolíferos (por cierto, una parte de los recursos del EI procede del petróleo que le vende a la Unión Europea). ¿Su objetivo final? La creación de un califato brutal en Siria e Iraq, que represente un retorno a la edad media.

-La primera guerra que hay que ganar, suele decirse, es la de la propaganda. ¿Qué tratamiento mediático observas en los medios occidentales?

-Mucha de la información que actualmente sale a la luz es para justificar los bombardeos de Estados Unidos. Porque en los dos últimos años, en Siria, se han producido asesinatos impunes contra soldados del «régimen», cristianos, alauítas, chiítas, kurdos o drusos. Por ejemplo, llegaron a asesinar a una joven en Siria, lapidándola, por el mero hecho de tener facebook. Y todas estas conductas han sido ocultadas, cuando no justificadas, por los medios occidentales ya que los cometían, según los media, «rebeldes» sirios.

-¿Quién financia al Estado Islámico?

-Sobre todo las monarquías del golfo y, en concreto, Qatar (los mismos que patrocinan al Barça). El armamento que utilizan se lo ha suministrado occidente. Además, hay combatientes del Estado Islámico a los que se ha atendido en hospitales de Cisjordania, con el beneplácito de la autoridad sionista. Lo curioso, por cierto, es que ni el Estado Islámico ni Al-Qaeda han atacado nunca a Israel. Las principales víctimas del EI son de hecho la población chiíta.

-Los mismos países que han ofrecido apoyo y financiación al Estado Islámico, ahora deciden un ataque militar. ¿Observas alguna contradicción?

-No cabe duda que el Estado Islámico sirve a intereses bastardos, los de Estados Unidos, Israel y las monarquías del golfo, cuyos servicios secretos están muy infiltrados en el EI. Lo que ocurre es que resulta muy difícil tener controlados a estos grupos islamistas. En Siria han desempeñado su papel. Pero que cruzaran la frontera de Siria a Iraq es algo que no entraba en los planes de Estados Unidos. Pueden acabar perdiendo el control sobre estos grupos. Piensa que en Libia terminaron asesinando al embajador de Estados Unidos que había patrocinado el derrocamiento y asesinato de Gadafi.

-Presentado el escenario complejo, ¿a qué intereses responden los bombardeos de Estados Unidos?

-Estados Unidos pretende «reordenar» el espacio sirio. Quiere erosionar al Estado Islámico para promocionar al Frente Al-Nusra y al Ejército Libre de Siria. Pero el problema es que éste último (los llamados moderados) es casi inexistente sobre el terreno, por lo que al final, de hecho, se está fomentando al frente Al-Nusra, que no deja de ser una rama de Al-Qaeda. En síntesis, la idea de debilitar al Estado Islámico responde a dos fines: que el EI no intervenga en Iraq; y que en Siria sean otros los grupos «rebeldes» los que adquieran protagonismo frente al gobierno.

-¿Qué te llama la atención de la «coalición antiterrorista» promovida para los ataques militares?

-Lo que resulta curioso es que en esta coalición se haya prescindido de países como Siria, Irán, China o Rusia, que son víctimas del terrorismo tanto del EI como de diferentes grupos de Al-Qaeda. Pero es que a la vez, dentro de la coalición, países como Turquía y los estados del golfo apoyan al Ejército Islámico y a facciones de Al-Qaeda. Por tanto, no se trata de una «coalición antiterrorista» sino de una «aventura» bélica muy coyuntural por las actuaciones del Estado Islámico. Si el objetivo real fuera enfrenarse al «terrorismo», la mejor manera de hacerlo sería apoyar a los gobiernos de Siria, Irán e Iraq, que son los que lo sufren en su territorio y lucharían contra estos bárbaros de una forma «más quirúrgica» y no desde bombardeos que acaban con la vida de civiles y causan inmensos daños en las viviendas e infraestructuras.

-¿Cómo es la relación, a grandes rasgos, entre los diferentes grupos integristas? Por ejemplo, entre el Estado Islámico y Al-Qaeda

-Han tenido episodios de duro enfrentamiento militar. Pero actualmente hay una «tregua» entre ellos. Ahora el Estado Islámico, Al-Nusra y los restos del Ejército Libre Sirio actúan de manera conjunta contra el gobierno de Siria. En Iraq, por el contrario, el EI ha emprendido una «aventura» militar sin el respaldo de grupos vinculados a Al-Qaeda.

-¿Qué peso atribuyes a la religión en el conflicto?

-Se produce una alineación por creencias religiosas, pero pienso que éste no es el factor decisivo. Es lo mismo, por otro lado, que ocurre en Palestina. El conflicto esencial, a mi juicio, se da entre imperialismo y antiimperialismo. En el frente imperialista hallamos a grupos takifiríes, pero también a los sionistas de Israel. En el frente antiimperialista se posicionan personas de toda etnia y religión, por ejemplo, entre las fuerzas leales al gobierno sirio encontramos chiítas, sunitas, alauítas, cristianos y drusos. Son precisamente los gobiernos antiimperialistas (Siria e Irán), los que se han destacado por el respeto a las creencias religiosas, como antes lo fueron los gobiernos derrocados de Gadafi o Sadam Husein. Otro elemento relevante es que el país chií con mayor peso en la región es Irán, que además es el primer objetivo a batir de Estados Unidos, Israel y las monarquías del golfo. Estas potencias han manipulado a grupos fanáticos suníes para que erosionen a Irán. Pero un ejemplo bien distinto es el de Hezbollah.

-¿En qué sentido?

-Hezbollah, de origen chií, se destaca por no ser un grupo sectario ni asesinar a nadie por su origen religioso. Es más, se caracteriza por su componente antiimperialista y antisionista. De hecho, ha sido el único ejército que ha conseguido derrotar a Israel, y no precisamente desde posiciones minoritarias. Hezbollah ha logrado reunir el apoyo mayoritario de la población del Líbano, incluidos cristianos, alauítas y sunitas.

-Hay en el «avispero» potencias como Turquía que desempeñan un rol no menor. ¿Cómo intervienen en el conflicto?

-Dentro del territorio turco se emplazan las oficinas de reclutamiento del Estado Islámico y el Frente Al-Nusra. A través de sus fronteras penetran combatientes y los suministros bélicos para estos grupos, que actúan en Siria e Iraq. Además, en ocasiones, Turquía ha dado cobertura militar a los «rebeldes» sirios. Pero lo curioso es que ahora Turquía figura en la coalición «antiterrorista», lo que además de una gran contradicción supone un coste político para el gobierno de Erdogán.

-¿Y en cuanto a Egipto?

-Durante el gobierno de los Hermanos Musulmanes, Egipto prestó un apoyo sin fisuras a los «rebeldes» sirios. Pero ahora el gobierno egipcio, que ha renunciado a este decidido respaldo, se encuentra en una especie de «impasse». De hecho, no se ha significado todavía dentro de los bloques en conflicto, aunque lo normal es que termine siendo un gobierno títere de Estados Unidos y las potencias del golfo, estás últimas estuvieron detrás del golpe de estado contra Mursi.

-Arabia Saudí es otra potencia central en la zona. ¿Con qué criterios actúa?

-Arabia Saudí no sólo es la potencia hegemónica, insisto, con Estados Unidos e Israel; financia asimismo a grupos terroristas, pero ocurre que en ocasiones las diferentes monarquías y los señores feudales apoyan a diferentes bandas terroristas. Esto le ha generado a Arabia Saudí problemas internos, y a veces también con la monarquía de Qatar.

-Por último, se presenta el problema de las minorías étnicas y religiosas. ¿Ocupan realmente a las potencias hegemónicas en la región?

-En las zonas de Siria con presencia del Estado Islámico se ha estado durante dos años matando a hombres, mujeres y niños -por ejemplo, cristianos- por el hecho de abrazar una fe diferente. También se han arrasado sus centros de culto. Pero estas acciones terroristas perpetradas por el Estado Islámico y el Frente Al-Nusra contra los cristianos no se han publicitado. Ahora bien, cuando esas mismas acciones las han llevado a término en Iraq, contra cristianos y kurdos, las grandes potencias las han utilizado para justificar su ataque militar. Que ahora los medios occidentales se acuerden del genocidio del EI contra las minorías forma parte de la campaña propagándistica para que la opinión pública pida «que se haga algo», el siguiente paso es el bombardeo. Es un proceso que el imperio ha utilizado con demasiada frecuencia en estos últimos años.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.