“Tensión en Altos Hornos”; es el titular principal en la portada del periódico Levante (Diario Regional de Valencia) el 5 de febrero de 1983; el itinerario podría continuar con la primera plana de Noticias al Día (Periódico Valenciano de la Mañana) de 12 días después: “La huelga general de Sagunt alcanzó un éxito rotundo”, ya que contó con el respaldo de más de 70.000 personas; y el 28 de diciembre de 1983, en el mismo rotativo: “Con graves disturbios se dio cerrojazo a AHM” (Altos Hornos del Mediterráneo).
En Noticias al Día, el 10 de febrero de 1984: “La lucha de los saguntinos se convirtió ayer en batalla campal” (en Madrid); y el 12 de marzo, según el diario El País, que adjuntó la fotografía del entonces presidente del ejecutivo socialista: “Felipe González pide en televisión apoyo para la reconversión industrial”; la ruta finaliiza con otro titular de El País: “La parte de AHM que permanece en funcionamiento se transformará en Siderurgica del Mediterráneo” (24 de diciembre de 1985).
Toda la información periodística forma parte de la exposición La batalla de Sagunto 1983-1984. Lucha social y fotoperiodismo, organizada por la Universitat de València (UV) y el Ayuntamiento de Sagunto; abierta al público entre el 25 de abril y el 26 de mayo en el Col·legi Major Rector Peset (UV), la muestra podrá visitarse a partir del mes de octubre en Sagunto.
Las fotografías y paneles conmemoran el 40 aniversario del cierre de los Altos Hornos; la recopilación está comisariada por el periodista José Manuel Rambla y dos fotoperiodistas, Provi Morillas y José Aleixandre.
Según la nota informativa de la UV, las piezas presentadas resumen 430 días de lucha protagonizada por los obreros de AHM y la población de Puerto de Sagunto, en contra del cierre de la industria siderúrgica; además la clausura de AHM se inscribe en el contexto de la llamada reconversión industrial en el estado español, durante los años 80 y 90 del siglo XX.
“Aquellos acontecimientos son inseparables del proceso de integración en Europa y los inicios de la globalización neoliberal”, apunta el comunicado de la Universitat.
La obra gráfica expuesta en la Sala de la Muralla tiene como autores a 11 fotoperiodistas: Ana Torralva; Jesús Ciscar; José Aleixandre; Antonio Tiedra; Pepe Encinas; Enrique Tort; Tomás Bueno; Jordi Vicent; Manuel Molines; José Vicente Rodríguez y Juan José Monzó.
Asimismo la muestra está organizada en cinco apartados; el recorrido podría empezar en La fábrica; este bloque aborda los comienzos de la siderurgia, la inserción en la ciudad industrial de Puerto de Sagunto, la cultura del trabajo y la identidad obrera; otro de los apartados –Bajo el foco mediático– revela cómo el conflicto trascendió el ámbito del estado español, o la función importante de emisoras comunitarias, locales y autogestionadas, en concreto Radio Unidad.
Antes de concluir en el Epílogo (fin de la lucha y desmantelamiento), La resistencia pone de manifiesto la combinación entre formas tradicionales de protesta (huelgas, asambleas populares en Puerto de Sagunto o la recogida de firmas en el estado español) y el cometido que en la lucha desempeñaron dos sectores, el de los jóvenes y las mujeres.
Otro conjunto de fotografías y textos –Las barricadas– permite visualizar el “choque entre el movimiento popular y el Estado, con graves enfrentamientos entre trabajadores y policía que provocaron numerosos heridos, uno de ellos por herida de bala, o episodios como el asedio a la comisaría de Sagunt” (comunicado UV).
Entre diciembre de 1982 y el verano de 1985 se desarrolló la Segunda Legislatura en el Estado español, con mayoría absoluta del PSOE, Felipe González al frente del Gobierno y Carlos Sochaga, del Ministerio de Industria y Energía; ejercía como presidente de la Generalitat Valenciana Joan Lerma, del PSPV-PSOE.
Al final de la batalla (10 de abril de 1984), los obreros fijos de Altos Hornos del Mediterráneo aceptaron el preacuerdo con el Instituto Nacional de Industria (INI) y el Gobierno; suponía mejoras, aunque se produjo el despido de trabajadores eventuales; el 5 de octubre cesó la producción y, pasado un año, “la mayor parte de las instalaciones fueron dinamitadas”.
Los paneles informan de cómo “mayoritariamente la prensa apoyó las medidas del Gobierno, aunque los medios más progresistas reclamaron que se minimizara el impacto social, y los conservadores vieron en la movilización de los trabajadores un pulso ‘comunista’ contra el Estado”.
El texto de Las barricadas sintetiza los “episodios de fuerte tensión”; entre otros, el 18 de marzo de 1983, con la retención del presidente de AHM, José María Lucía, en la que participaron miles de ciudadanos; además de los cortes de carretera y barreras levantadas en las movilizaciones, el 27 de abril los escoltas del presidente de la Generalitat realizaron disparos al aire para poder evacuarlo en un mitin.
La desindustrialización en el Puerto de Sagunto no se presenta en la muestra de manera aislada; el proceso se relacionaba, de hecho, con otros que afectaban a los mineros británicos o a los trabajadores de Vigo (naval), la Bahía de Cádiz o, en Bilbao, los astilleros Euskalduna y Altos Hornos de Vizcaya.
“Uno de los objetivos preferentes del primer Gobierno socialista fue dar un impulso definitivo a las negociaciones con la CEE para conseguir la integración antes de que finalizase la legislatura; la cuestión siderúrgica constituía un escollo importante, en especial si tenemos en cuenta las difíciles circunstancias que atravesaba el sector en Europa desde 1980”, escriben los economistas Miguel Ángel Sáez García y Pablo Díaz Morlán en El Puerto del Acero. Historia de la siderurgia de Sagunto. 1900-1984 (Ed. Marcial Pons, 2009).
Coordinado por Pere Beneyto, Josep Durbán y Alberto Gómez Roda, el volumen Rutas de la memoria obrera (Fundación de Estudios e Iniciativas Sociolaborales -FEIS-, Comisiones obreras, 2023) dedica un capítulo al Puerto de Sagunto (1939-1982); se incluye la biografía de Miguel Lluch Rodríguez, quien en 1941, con 16 años, empezó a trabajar en la factoría siderúrgica; fue elegido -en los años 60- miembro del Jurado de Empresa en tres ocasiones; el dirigente obrero también laboró en el campo, y militó -tanto en la clandestinidad como en la democraciia- en CCOO y el PCE (investigación de Sonia Garcés y Buenaventura Navarro).
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