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El desarme del PKK y la ingeniería política de Erdoğan

Fuentes: Rebelión

¿Paso histórico o maniobra táctica?

Tras el anuncio del desarme por parte del PKK y la quema simbólica de armas por un grupo vinculado, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, comunicó este hecho durante la reunión parlamentaria del AKP el 12 de julio de 2025, presentándolo como una «victoria» del Estado[1]. No obstante, el significado político de este acontecimiento debe analizarse no solo desde la perspectiva de la lucha contra el terrorismo, sino también en relación con la construcción del régimen y las estrategias de política exterior.

¿Victoria del Estado o postergación de la solución?

La afirmación de Erdoğan de que “no negociamos ni hicimos concesiones” refleja una tendencia a presentar el desarme como una rendición unilateral. Esta postura puede socavar la legitimidad social de la paz. La experiencia del proceso de solución 2013–2015 mostró la necesidad de transparencia, acuerdos mutuos y principios legales para pasar de la lucha armada a la política democrática[2].

La paz como respuesta a la crisis del régimen

Después de las elecciones de 2023, en un contexto de crisis económica profunda, erosión institucional y polarización social, el desarme del PKK ha sido presentado como un paso hacia la “normalización”. Este proceso ofrece oportunidades estratégicas para el gobierno en distintos niveles:

  • Reconstrucción de alianzas políticas: Los contactos indirectos con el Partido DEM pueden ser parte del intento de Erdoğan de reequilibrar el escenario político de cara a las elecciones de 2028[3]. Aunque Erdoğan declaró que AKP, MHP y DEM están decididos a colaborar, portavoces del DEM negaron tal alianza.
  • Nueva constitución y consolidación del régimen: Erdoğan busca vincular su visión del “Siglo de Turquía” con una nueva constitución que institucionalice aún más el sistema presidencial[4].
  • Equilibrio en el bloque nacionalista-conservador: El desarme del PKK permite una “apertura” controlada sin generar tensiones con el MHP ni con su base nacionalista.

Reconfiguración geopolítica en Oriente Medio

El fin de la lucha armada abre la posibilidad de redefinir la presencia militar turca en Irak y Siria y revisar su política hacia estructuras como el PYD/YPG[5].

  • Gestión del expediente kurdo: Con el debilitamiento del PKK, el Estado turco busca construir un sistema de actores kurdos más controlable.
  • Hacia un nuevo eje regional: El discurso de una “alianza turco-kurdo-árabe” apunta tanto a limitar la influencia iraní como a establecer puntos de convergencia con los países del Golfo. Algunos interpretan esto como una reactivación del “Neo-otomanismo” centrado en la idea de la umma islámica.
  • Neo-otomanismo y visión imperial: Según análisis de centros como TAÜRK, la política exterior de Erdoğan, inspirada en el concepto de la umma, refleja su deseo de reposicionar a Turquía como potencia hegemónica en Oriente Medio. La alianza turco-kurdo-árabe no sólo busca estabilidad regional, sino que también representa un intento estratégico de contener a Irán y posicionar a Turquía como líder del eje suní. En este sentido, el neo-otomanismo no es solo una narrativa simbólica, sino una visión imperial destinada a expandir la influencia militar, política y cultural del país. El desarme del PKK elimina un obstáculo clave para esta visión y brinda a Erdoğan una oportunidad tanto para consolidar el régimen como para reorientar su política exterior.

Lo que se necesita para una paz duradera

El fin de las armas no equivale automáticamente a la paz. Para que haya una paz verdadera y duradera, se necesitan reformas constitucionales en los ámbitos de la expresión, la identidad y la educación; un proceso de justicia y reconciliación; y una mayor autonomía y representación de los gobiernos locales. De lo contrario, el desarme puede convertirse en un “régimen de silencio” más que en una paz genuina.

El desarme del PKK representa tanto una oportunidad histórica como el riesgo de convertirse en herramienta de ingeniería política. La estrategia de Erdoğan de utilizar este desarrollo para consolidar el régimen y reconfigurar su política exterior será el factor más determinante para el futuro de la paz. Se requiere, por tanto, no solo la voluntad del Estado, sino un proceso de paz transparente, igualitario y democrático, construido sobre un amplio consenso social.

Referencias

[1] Sitio web oficial de la Presidencia de Turquía, “Discurso del 12 de julio de 2025”, https://www.tccb.gov.tr
[2] Gürbey, G. et al. (2017). The Kurdish Conflict in Turkey: Obstacles and Chances for Peace and Democracy. Palgrave Macmillan.
[3] Yıldız, K. (2021). “La política kurda y las estrategias de alianza”, Sociedad y Democracia, 15(2), 44–59.
[4] Keyman, E. F. (2024). “Debates sobre la nueva constitución y el sistema presidencial”, Revista de Ciencias Políticas de Bilkent, 29(1), 12–30.
[5] International Crisis Group (2025). Turkey and the PKK: A Fragile Ceasefire?, ICG Report No. 270.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.