Foto: Ahmed Erekat, un hombre palestino de 27 años asesinado por soldados israelíes cerca de un puesto de control en Abu Dis [Twitter]
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Ahmed Erekat no ha sido el primer palestino asesinado a sangre fría por las fuerzas de ocupación israelíes, ni será el último en morir de esa manera “porque intentaba atacarlas”. El joven fue asesinado a tiros mientras ayudaba a su hermana con los preparativos de su boda. En lugar de coadyuvar a la alegría de la novia, los sionistas convirtieron su boda en un funeral para toda la familia Erekat y todos los palestinos.
Crímenes atroces como este se perpetran de forma regular, y los israelíes y sus partidarios intentan justificarlos en cada ocasión. Le repiten al mundo sus falseadas afirmaciones de derecho a la “autodefensa”, defienden su presencia en tierras ocupadas y afirman estar luchando contra terroristas antisemitas que niegan al pueblo judío una patria en Israel. Matan y desplazan a los pueblos indígenas y luego justifican sus despreciables actos criminales sin pestañear. Sorprendentemente, el mundo no solo les cree, sino que también simpatiza con ellos, como si fueran las víctimas en lugar de las personas que están matando y desplazando. Es un mundo cobarde que ve con un único ojo; un mundo sin conciencia que apoya a los delincuentes a expensas de las víctimas. Los sionistas son hábiles mintiendo y engañando a la gente, algo que se ha convertido en parte clave de su código de conducta. Su misma ocupación se basa en la mentira de que Palestina era “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”.
Ah, y todo eso les fue prometido por un Dios en el que la mayoría de los israelíes al parecer ya no creen. Una encuesta de la que Haaretz informó en 2018 afirmaba que “solo el 30% de los israelíes dicen que son religiosos”. Sin embargo, eso no impide que los sionistas en Israel citen a rabinos que incitan contra los palestinos, a los que se refieren como “gentiles”. El rabino Ovadia Yosef, que murió en 2013, era un “venerado erudito halájico”, informaba el Times of Israel, también “conocido por algunas declaraciones controvertidas sobre judíos, árabes, estadounidenses y otros”. Al firmarse la paz con los árabes, dijo en agosto de 2000: “¿Cómo puede hacerse la paz con una serpiente?” El destino de los “Goyim”, dijo en 2010 “… es servirnos. Si no es así, no hay lugar para ellos, su único fin es servir al Pueblo de Israel”.
Mientras que los sionistas ven la tierra de Palestina desde una perspectiva paradójicamente religiosa aunque no sea religiosa, nos encontramos con que la Autoridad Palestina-títere de Mahmud Abbas y su pandilla pro-Oslo, creada exclusivamente para proteger a Israel y su ocupación, persiguen y arrestan a todos los palestinos que ven la cuestión desde una perspectiva islámica. La AP es hostil con el Movimiento de Resistencia Islámica, Hamas, en Gaza e incita al mundo en su contra. La Autoridad Palestina incluso informa a las autoridades de ocupación sobre los esfuerzos de resistencia de Hamas y sus miembros, y los arresta. La división entre Hamas y Fatah, que controla la AP, desgarra el tejido social, propagando odio y animosidad.
Si bien la AP mima a los palestinos en Cisjordania, priva a los que se encuentran en la Franja de Gaza de sus derechos humanos más básicos, como el acceso a la educación, la salud, la electricidad, el agua, etc. También priva a Gaza de los ingresos fiscales y la ayuda donada por Estados amigos. Abbas, cuyo mandato en realidad expiró en 2009, ha estado jugando un papel sucio en el asedio liderado e impuesto por Israel a Gaza desde 2006, cuando Hamas derrotó a Fatah en unas elecciones libres y justas. Por increíble que parezca, los sionistas aconsejan a su agente Abbas que no intensifique el asedio a Gaza de una forma tan severa que haga que la situación explote y se vuelva contra ellos.
Al haber traicionado a su patria y al pueblo palestino, este traidor y sus compinches han destruido el espíritu de acción colectiva y cooperación contra la ocupación israelí que solía ser la norma. Han reemplazado la confianza que una vez compartieron todos los palestinos por la mutua sospecha. Incluso han destruido la moralidad de la gente.
La Autoridad Palestina de Abbas no se ha contentado con lo que él llama la “sagrada” coordinación de seguridad con Israel, sino que también ha despojado a Cisjordania de su capacidad para resistir la ocupación. Sabe que su existencia está vinculada a la continuación de la ocupación, tanto es así que si los israelíes decidieran ponerle fin, probablemente la indigna AP les rogaría que se quedaran. La Autoridad es en realidad parte integral de la ocupación que suprimió las protestas contra el reconocimiento por Donald Trump de Jerusalén como la capital de Israel y la decisión de anexionarse Cisjordania mediante el llamado acuerdo del siglo.
Sin embargo, aunque no ha habido ninguna reacción tangible de los palestinos sobre el terreno, en gran medida gracias a la colaboración de la AP con Israel, la llama de la resistencia aún arde en sus corazones. Ni Abbas ni nadie pueden extinguirla. Llegará el día en que las llamas quemarán los Acuerdos de Oslo y eliminarán a esa AP delirante, inválida y colusoria, y se volverán contra el usurpador para que la tierra de Palestina sea devuelta a sus legítimos propietarios, los palestinos.
Tal es la complicidad de la Autoridad Palestina con la entidad sionista, que Mahmoud Abbas y sus colegas de Oslo han tenido que aceptar que la ejecución extrajudicial de Ahmed Erekat se llevó a cabo con total impunidad, sabiendo Israel que no harían otra cosa que hablar de boquilla sobre condena y condolencias. Solo por esta razón, es difícil concluir con algo que no sea decir que el asesinato se llevó a cabo con su bendición.
Fuente:
Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.