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A la calle que ya es hora de pasearnos a cuerpo…

Fuentes: Rebelión

Y mostrar que pues vivimos anunciamos algo nuevo, algo nuevo. Y lo que anunciamos hoy es más que evidente: la III República, la República democrática, de trabajadores y trabajadoras de todas las clases, una República de justicia social, feminista y diversa, la República de todos los pueblos de Sefarad, una República que quiere vivir en […]

Y mostrar que pues vivimos anunciamos algo nuevo, algo nuevo.

Y lo que anunciamos hoy es más que evidente: la III República, la República democrática, de trabajadores y trabajadoras de todas las clases, una República de justicia social, feminista y diversa, la República de todos los pueblos de Sefarad, una República que quiere vivir en paz con otros pueblos hermanos, con todos los pueblos de la tierra, con ella misma y con la Naturaleza. No la España de la hybris, ni la del ecosuicidio, ni la del uniformismo que aplasta, ni la de la esquilmación de los más desfavorecidos, ni la de explotación, ni la de la muerte. Queremos la Sefarad de Castelao, de Espeiu, de Aresti, de Machado, de García Lorca. La España de Jorge Riechmann, de Daniel Salgado, de Antoni Domènech, de Lidia Falcón, de Arnaldo Otegi y de Manolo Monereo. La España que soñaron Giulia Adinolfi, Manuel Sacristán, Francisco Fernández Buey, Teresa Pàmies y Gregorio López Raimundo.

Juan Carlos, el padre de dona Cristina, el suegro de don Urdangarin, dice haber tomado la decisión el día que cumplió 76 años. Nada, se lo crean, ni caso. Dijo todo lo contrario. Que estaba en plena forma, que palante, siempre palante. No cola, esta vez no cola. Nos sabemos todos los malos y sesgados cuentos borbónicos.

Dice que cede el trono y la jefatura del Estado a su hijo para que «una generación más joven» se encargue de «las reformas que la coyuntura actual está demandando». ¡Pero qué dice! ¡No se entera! No está en sus manos ceder el trono a nadie. Ni a su hijo ni a nadie. Está en el poder del demos, de la ciudadanía, por ahí va eso que solemos llamar democracia, decidir qué forma de Estado deseamos. Sí, por supuesto, dret a decidir, dret a decidir la forma de estado republicana para todos los pueblos, diversos y fraternales, de Sefarad.

El PSOE seguirá siendo monárquico por lo que parece, a pesar de sus continuas y publicitarias apelaciones a la necesidad de abrir la participación de la ciudadanía en la política, y de reclamar una regeneración de la democracia. Parole, parole, parole cantaba Mina. Dicen que el aún secretario general, don Alfredo Pérez Rubalcaba, que conocía la cocina de la abdicación según cuentan, ha zanjado el debate que se ha vuelto a abrir este lunes en el seno del partido sobre si es necesario que se instaure una República en España. Nada de eso. Apoyan y apoyarán al sucesor de Juan Carlos de Borbón, su hijo Felipe de Borbón, como en los viejos tiempos de otro Felipe monárquico, don Felipe Gas Natural.

Una voz, sola una voz según las crónicas, la del líder de Juventudes Socialistas, Nino Torre, ha planteado abiertamente la necesidad de que se convoque un referéndum para que los ciudadanos puedan decidir entre monarquía y República. Bienvenida sea, todos juntos. Hechos, queremos hechos, incluso rupturas, separaciones. También ha manifestado sus dudas respecto a la respuesta que debían reivindicar los socialistas la secretaria general de los socialistas baleares, Francina Armengol. Dos mejor que uno.

Don Mas, por su parte, ha afirmado que «habrá cambio de rey, pero no en el proceso catalán». Tampoco se entera. ¿Y por qué va a ver cambio de rey, por qué vamos a admitir un cambio de Rey borbónico sin más y como si no pasará nada? ¿No alcanza el reclamado dret a decidir a este nudo? ¡Pero no eran tan demócratas!

El president nacionalista de nuevo apela a una división tajante entre el pueblo catalán y el pueblo español. No es el caso, no debe ser el caso. No permitiremos que separe un gajo autónomo, libre, diferente, autodeterminado, de la misma naranja, como le gustaba decir a Gregorio López Raimundo. Estamos en la misma tierra de fraternidade.

Mas dice querer lo mejor para España y lo mismo para Catalunya. ¿Apuesta entonces por una República de todos los pueblos hermanados? No, nada de eso, se ha entregado ya a los pies de los caballos borbónicos. «Tras expresar que la voluntad de las instituciones catalanas y de la ciudadanía es que a España «las cosas le vayan bien», ha deseado al Príncipe Felipe suerte, aciertos y éxitos como monarca.». ¿En eso consiste el dret a decidir? ¿Ese es su concepto de democracia?

Por cierto, ¿estaría ya don Felipe Gas Natural preparando a los votantes del PSOE, a los ciudadanos en general, para apoyar al PP en la sucesión dinástica cuando habló de la necesidad de una coalición de gobierno? No piensen que exagero. Don Gas Natural se las sabe largas, y está en la cocina de todas las operaciones por arriba. Es miembro del consejo de administración de un gran corporación y conoce esas estrategias.

El compañero Monedero de Podemos ha comentado que una parte de IU -una parte, no el todo- es ya un sector del sistema. ¿Un disparate sectario? No es imposible que tenga más de un gramo de verdad su comentario. ¿Seremos capaces de desmentirlo, de practicar una enmienda global a la globalidad? Es una forma de aproximarnos y de unir esfuerzos republicanos. ¿Podemos, IU plural et alii estamos en esto?

Como quería Gabriel Celaya: somos, debemos ser los factores de un comienzo: Vuelvo a decirte quién eres./ Vuelvo a pensarte, suspenso./ Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que empiezo.

¡A la calle, compañeros, a la calle, compañeras! ¡A pasearnos a cuerpo! Sin miedo, con tesón, ¡hasta enterrarlos en el mar! ¡Viva la III República! ¡Queremos decidir la forma política de nuestro Estado!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.