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A propósito de una pluralidad electrónica sesgada y el pensamiento dominante

A vueltas y revueltas con la cuestión judía

Fuentes: Rebelión

Laurent Guyénot escribe un artículo, “Karl Marx and Jewish Power”, en el cual cita pasajes del trabajo de Bruno Bauer La cuestión judía (así como tantos otros autores). Queremos creer que este autor, francés, ha tenido acceso al trabajo de Bauer en su lengua original o en otro idioma, que no el castellano.[1]

Guyénot nos recuerda que Bauer llevó a cabo la crítica al asimilacionismo postulado por Moses Mendelsshon (y llevado a cabo por una buena parte de la población judía de la época, al menos en Alemania) analizando la noción de “pueblo elegido” tan cara al judaísmo que de hecho impide toda comunidad radical de judíos con no judíos. Y por lo mismo, Bauer, pese al éxito del asimilacionismo (premiado, por ejemplo por Napoleón Bonaparte con el reconocimiento de la igualdad jurídica plena entre judíos y demás ciudadanos franceses), sostendrá que los judíos no podrán emanciparse políticamente si no se emancipan primero religiosamente, para romper o superar la noción de “pueblo elegido”.

Marx explicita en algunos pasajes lo planteado por Bruno Bauer; la idea de “pueblo elegido”. Pero Marx aclara, con acierto, que la idea de la sociedad cristiana es también una limitación, una exclusión.

Y de ese modo desestima la observación, certera, de Bauer; sustituye los términos de la cuestión. Niega que lo judío sea una cuestión religiosa; “Nos proponemos romper la concepción teológica del problema. […] No busquemos el secreto del judío en su religión, sino busquemos el secreto de la religión en el judío real.”

Todo bien, la inversión proverbialmente marxiana promete; Marx establece otra configuración que nos resulta mucho más convincente: atender la economía, lo material y no lo religioso, inmaterial, abstracto y para muchos de nosotros, agnósticos o ateos, irreal.

De ese modo critica Marx a Bauer por estar atado al plano religioso que Marx, con su enfoque materialista pone sobre sus pies, abordándolo críticamente.

Pero Guyénot nos muestra aquí un significativo escamoteo de Marx: porque Bauer hablando de lo religioso se refería a la noción de pueblo elegido que singulariza a los judíos respecto de otros pueblos. “Bauer nos mostró que definir la judeidad como una religión o como un rasgo étnico no constituye una diferencia significativa porque en cualquiera de las dos opciones la esencia de la judeidad es la separatidad.” Es decir, la noción de “pueblo elegido”, tan cara a la religión judía.[2]

Guyénot va (mucho) más lejos preguntándose cómo luego de que Marx explica la íntima relación de dinero y judeidad, no diga una palabra sobre los judíos, su permanente diferenciación, el cuidado genético de la comunidad; la separatidad de que nos habla Guyénot en suma.  

Con lo cual, el aplastante espacio que el mundo de la cultura le da a Marx a costa de Bauer toma un significativo tinte político.[3]

Dejamos a eruditos desentrañar esta polisemia. Pero algo aprendimos: no confiar, una vez más, en las verdades archisabidas. Y preguntarnos por la falta de diálogo en nuestras búsquedas electrónicas.


[1]  Véase mi nota “Pluralidad electrónica sesgada y el retorno permanente al pensamiento dominante”

[2]  Es cierto que esa noción se cobija en las cosmogonías de muchos pueblos, como el mapuche, por ejemplo, pero el caso judío es excepcional por la excepcional posición que tienen los judíos en las sociedades democráticas modernas.

[3]  Ibíd.