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Israel-Facebook

¿Acaso los mensajes espurios tienden a malograr un Estado palestino?

Fuentes: Rebelión

Cada 66 segundos se lanzan mensajes en las redes para denigrar a los palestinos que viven en Gaza y en Cisjordania con el fin de forjar la idea de que es inviable la solución de los dos Estados, con ciudadanos con los mismos derechos y obligaciones, y proyectar al mundo un rostro deformado de la […]

Cada 66 segundos se lanzan mensajes en las redes para denigrar a los palestinos que viven en Gaza y en Cisjordania con el fin de forjar la idea de que es inviable la solución de los dos Estados, con ciudadanos con los mismos derechos y obligaciones, y proyectar al mundo un rostro deformado de la Palestina histórica.

«Durante 2018 se difundieron 474.250 mensajes en las redes sociales contra los palestinos de Israel y de los territorios ocupados (Cisjordania y Jerusalén Este)», señala el informe «Amlet» del Centro Árabe para el Avance de los Medios, que es citado por el diario Jerusalén Post.

El promedio se disparó el primero de mayo de 2018, cuando el parlamento israelí (la Kneset), aprobó la Ley del Estado-Nación, disposición que discrimina a la población no judía de la región, agrega la fuente.

«Los mensajes más agresivos son los que hacen un llamamiento a la violencia contra los palestinos incitando, incluso, a la violación de las mujeres palestinas», subraya dicho Centro Árabe, instituto que se dedica a hacer un seguimiento de los comunicados antipalestinos en las redes sociales de Israel.

El estudio señala que la mayoría de los mensajes, un 66%, circulan por Facebook y que proceden de grupos racistas o de extrema derecha, y pide a la compañía estadounidense que revise su política para no convertirse en una plataforma que impulsa el odio y el racismo contra los árabes, en general, y contra los palestinos, en particular.

Las autoridades palestinas vienen denunciando desde hace décadas la ausencia de «información y documentación rigurosas» (en las redes y en los medios) acerca de «la invención del Estado de Israel» lo que, al parecer, el lobby judío intenta ocultar a la opinión pública internacional para que no tome conciencia de la realidad histórica.

Para ir al origen del problema tenemos que remontarnos al año 1897, cuando se fundó la Organización Sionista Mundial (OSM). En ella había dos grupos principales: Uno que defendía crear un Estado de Israel en Argentina y otro que postulaba por Palestina, país que en aquel entonces contaba con un 85% de población árabe, un 11% cristiana y entre un 2 y 3% judía, según datos del profesor de historia contemporánea en la Universidad de Valencia y experto en Israel y Palestina, Jorge Ramos Tolosa.

(A principios del siglo XX, la población palestina rondaba los 757.182 habitantes, si es fiable un censo publicado por el Mandato Británico de Palestina).

Antes, durante y después de la proclamación del «Estado de Israel», el 14 de mayo de 1948, millones de judíos de todo el mundo se trasladan a Tierra Santa y ocupan, a la fuerza, los territorios que pertenecieron, principalmente a los árabes, durante diecinueve siglos.

Tras la Nakba (1948) -la expulsión de unos 780.000 palestinos de sus casas y tierras en unas 600 aldeas y pequeñas ciudades- y las guerras de 1948 y 1967, los judíos, que a finales del siglo XIX representaban, como hemos dicho, entre el 2 y el 3% de la población, «se multiplican» y poco a poco ocupan el 85% del territorio de la Palestina histórica y la población judía supera, por primera vez en dos mil años, a la árabe-palestina.

Según el último censo, Israel tiene actualmente 8.972.000 habitantes. De ellos un 74% son judíos y un 20,8% árabes-palestinos.

Los datos de la Oficina Central de Estadísticas de Palestina, correspondientes a 2017, señalan que en la Cisjordania ocupada viven 2.881.291 palestinos; en Jerusalén Este (también ocupada) 435.480 palestinos y en la Franja de Gaza 1.899.291.

Hay unos siete millones de refugiados palestinos en el exterior, de los que unos 3,5 residen en Jordania.

Conclusión, Palestina pasó de tener una población judía del 2%, a finales del siglo XIX, a convertirse gracias a la ONU, Gran Bretaña y EEUU, «en una potencia invasora» que, mediante la limpieza étnica, expulsó o masacró a la población nativa, creó un Estado apisonadora, y aisló en «campos de concentración» a los descendientes de los pueblos, incluidos cristianos, que vivían allí desde el siglo II d.C.

Blog del autor: http://m.nilo-homerico.es/reciente-publicacion/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.