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La paz -la solución final- propuesta a Palestina por Israel, EEUU, la Unión Europea, Naciones Unidas y la comunidad neoliberal

Aceptar ocupación, apartheid y exilio: el exterminio

Fuentes: Rebelión

El analfabetismo se asimila de inmediato a ignorancia para los que no poseen instrucción pero, es un insulto para los que pensando saberlo todo se creen bien informados aunque sean los más ignorantes, pero esto sólo sucede en teoría porque en realidad, los analfabetos, seguramente por marginados y por menospreciados, sienten en sus carnes la […]

El analfabetismo se asimila de inmediato a ignorancia para los que no poseen instrucción pero, es un insulto para los que pensando saberlo todo se creen bien informados aunque sean los más ignorantes, pero esto sólo sucede en teoría porque en realidad, los analfabetos, seguramente por marginados y por menospreciados, sienten en sus carnes la violencia de la discriminación y son conscientes de que su situación y la realidad no sólo es injusta, sino que además, los persigue y explota. Los cultos, los listos, hartos de telediarios y de banalidades informativas interesadas, regularmente falsas de principio a fin, dan por bueno -les es más cómodo- seguir el discurso oficial amañado porque de alguna manera esperan obtener tajada arrimándose al poder y, es comprensible, porque gracias a ello viven bien, viven mejor a costa de los marginados, por eso la mentira conviene que pase por verdad y sea la vedad oficial.

Los palestinos, aunque muy pobres y explotados -por expropiados- no son analfabetos, pero son culpables por obstinados, se niegan año tras año a abandonar sus casas, sus tierras y se oponen al exilio; dicen que son, además, violentos y fanáticos. Son osados, temerarios, se enfrentan al ejército ocupante y, por supuesto, se empecinan en no reconocer ni al ocupante ni a la ocupación cuando todo está legalizado, reconocido y aprobado por la comunidad internacional, por Naciones Unidas, EEUU y por la Unión Europea incluyendo al Gobierno español con Moratinos y Solana al frente de cualquier misión dispuesta a mantener el derecho a la ocupación de Israel sobre Palestina y a la «negación» de cualquier derecho de los palestinos.

Todos ellos tienen relaciones comerciales de favor con Israrel, le suministran armas, hacen maniobras militares conjuntas y apoyan cualquier incursión contra cualquiera de los países vecinos -como la destrucción de Líbano en el verano de 2006- pero sólo los palestinos son un peligro para el poderoso ejército israelí cuando un tanque de 60 toneladas o una pala excavadora se acerca a sus casas y los reciben a pedradas; es la prueba de su violencia.

La realidad es bien simple: existen tres clases de palestinos a juzgar por la relación que mantienen con el ejército ocupante israelí y con la comunidad internacional que impuso la ocupación, la mantiene y la apoya para incrementar, si puede, los intereses hegemónicos o neocoloniales en la zona. Un palestino sólo puede vivir -y así es como vive- de tres maneras: bajo Ocupación, en Apartheid o en el Exilio, aparte de en las cárceles israelíes en las que mal viven 11.000 palestinos.

Ocupación

Denominan Territorios Ocupados, TTOO, solamente a lo invadido por Israel, por la fuerza, en 1967, Cisjordania, Gaza y Jerusalem Este, que abarcaba una superficie de 5.600 km2 pero, olvidando que el resto de Palestina -la mayor parte, el 78%- ya había sido barrido y masacrado por los sionistas que expropiaron y diezmaron a los palestinos en lo que fue la primera y más importante ocupación que culmina en 1948. Ahora los tres millones de palestinos de estos territorios viven aislados -cautivos- en sus propios pueblos o aldeas y a merced, en todo, del ejército israelí: El Muro, las alambradas, los 700 puestos de control israelíes que hacen la función de rigurosas aduanas separando tierras de cultivo, lugares y familias, más las carreteras de uso exclusivo de los sionistas, cuando no las incursiones con tanques, toques de queda de semanas o de meses en los que nadie puede moverse ni salir de su casa.

Pero nada de todo esto es sorpresa, la ocupación de un territorio es como el asalto a una vivienda habitada que sólo puede hacerse con violencia y sólo puede mantenerse con más y más violencia, tal como está sucediendo en Palestina. La violencia es la esencia de la ocupación, nunca lo es de la resistencia. Y, la violencia -la ley de la ocupación- que ha de mantenerse y repetirse una y otra vez, conduce al asesinato, al crimen y a toda clase de atrocidades, tantas como sean necesarias para mantener la ocupación, no hay otro modo.

Pero los palestinos siguen siendo obstinados, tercos y hasta violentos ¡no aceptan la ocupación!, y dicen que no están dispuestos a ceder su lecho, su casa, sus enseres, sus haciendas y su vida a los ocupantes por mucho que la «democrática» comunidad internacional diga que la resistencia es una violencia inadmisible – fanática y terrorista- condenable y criminal como así repiten a cada segundo, en la prensa, en los telediarios y en todos los foros los que, precisamente, están ejerciendo la violencia.

El expolio y la ocupación lo es porque otras razones geoestratégicas lo justifican y porque esta auto denominada democracia Occidental lo aprueba, situando a Naciones Unidas siempre a favor, y nunca en contra, de la ocupación y de sus dramáticas consecuencias, legalizando así el genocidio.

Apartheid

En régimen de apartheid es como viven ahora, en Israel, 1,2 millones de palestinos que no fueron expulsados al exilio en 1948 por «error» o por que se camuflaron, pero acabaron atrapados dentro de su propia tierra con la invasión israelí. Seguramente son demasiados para hacerlos desaparecer con prisa, lo mejor es proceder con cautela y para ello nada mejor que concederles una identidad de marginados, sin derechos y con toda clase de dificultades y problemas; así viven los palestinos en su propia tierra bajo la ocupación.

Exilio

Es el destino de la mitad de los palestinos, casi cinco millones, como consecuencia directa de la Resolución 181 de NU por la que se legalizó su expulsión en 1947 a la que denominaron «partición» de Palestina que la dividía en dos mitades, una para los sionistas y otra para los palestinos. Al año siguiente, en 1948, cuando los sionistas ya habían ocupado el 78%, NU les reconoce el derecho al retorno a los palestinos, Resolución 194, pero como no hay espacio en su propia tierra porque es la predestinada de los sionistas y es, además, la tierra prometida para los planes estratégicos de EEUU, Reino Unido y Francia que acababan de iniciar el reparto de la descolonización de Oriente Medio que, en 2008, aún no han terminado y ni siquiera saben cómo pueden hacerlo porque, cuando media la ambición neoliberal, las líneas fronterizas y los recursos nunca son suficientes.

Exterminio

Es la solución final; es el propósito y el camino al que lleva la actuación belicista e implacable de EEUU, la UE y de Naciones Unidas con su apoyo a Israel. Su permanente complicidad está propiciando el genocidio de los palestinos; apretando cada vez más el nudo del hambre y de la asfixia, y provocando una degradación social en la Franja de Gaza, en cada localidad de Cisjordania y en los Campos de Refugiados llevando a todos ellos al límite de la subsistencia, paulatinamente, y causando muchos más muertos que los que diariamente comete el ejército sionista israelí, pero que los telediarios repiten cada día como si de una crónica de sucesos se tratara.

La comunidad internacional ha decidido exterminar Palestina, no está en su mapa, y, para ello, presta todo el apoyo necesario. Sarkozy recibe de forma oficial al Presidente israelí Simon Peres y Angela Merkel se suma a la política israelí en su parlamento, etc. El ministro de asuntos exteriores español Moratinos no ha perdido la ocasión de viajar a la Palestina ocupada para prestarle todo el apoyo necesario y más a Israel, principalmente desde el bombardeo de Líbano y el posterior asedio a Gaza y a Cisjordania, siempre de la mano de Condoleza Rice y por supuesto de Solana, máximo representante de la Unión Europea de la guerra.

Bloqueo

Los palestinos llevan sesenta años de bloqueo, de asedio y de exilio, más aún que Cuba, pero cada vez tienen más identidad. En cambio, Israel, no sobreviviría más allá de una semana sin la cuantiosa ayuda y protección que recibe, pero no a causa de ninguna agresión externa, sino porque sus propias contradicciones lo axfisiarían en pocos días, aunque sólo fuera por la huida masiva, por la desbandada. Todo es una pura contradicción, Israel, cuanto más expande sus fronteras, cuanto más territorio roba y ocupa, menos dice tener y más y más dice necesitar. Cuantas más incursiones militares, bombardeos y asesinatos comete más inseguros dicen estar, más amenazados se sienten y más ayuda recaban. Es la evidencia de ser un país impuesto por la fuerza, artificial, en retroceso y en coma. Obsesionado por incrementar y apurar al máximo la violencia, cree que sólo la violencia lo salvará pero, ¿Hasta cuando?, pues hasta que su propia violencia lo devore.

Ni los tanques, ni los fusiles, ni las bombas, ni siquiera los miles y miles de millones de dólares son suficientes para dar vida al sionismo israelí, para hacer un pueblo, en cambio, con todo esto encima, cinco millones de adolescentes palestinos menores de 15 o 16 años esperan, desde la miseria pero con mucha más convicción y tenacidad, por el carné de palestino que tan violentamente les arrebataron y cada día les niegan.