Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.
Omar Barghouti, uno de los activistas palestinos más carismáticos, ha sido sometido por parte de las autoridades israelíes a un interrogatorio extremadamente intenso. Barghouti es cofundador del movimiento de BDS [boicot, desinversión y sanciones a Israel], miembro de la secretaría del Comité Nacional de Boicot (BNC) y miembro del comité directivo de la Campaña Palestina por el Boicot Universitario y Cultural a Israel (PACBI).
Las fuerzas israelíes secuestraron a Omar hace 12 días con el fin de impedirle viajar a Estados Unidos para recibir el prestigioso Premio Gandhi de la Paz. Lo mantienen detenido bajo acusaciones falsas e inventadas que forman parte de su táctica actual de lanzar mentiras y rumores para empañar la imagen de los activistas del BDS y desacreditar el movimiento de BDS.
Este ataque a Omar no es nuevo sino que forma parte de la guerra total, tanto legal como de inteligencia y propaganda, de Israel contra el movimiento BDS que se ha intensificado desde 2016. El hecho de haber aumentado el foco de atención sobre el movimiento de BDS es una reacción ante el éxito cada vez mayor del movimiento no violento de BDS que ha logrado impedir que barcos israelíes atraquen en puertos de todo el mundo, que cientos de artistas y músicos declinaran actuar en Israel y que destacados luchadores por la libertad sudafricanos, como Ahmed Kathrada, el arzobispo Tutu y Ronnie Kasrils, se sumen al movimiento de BDS y declaren que el apartheid israelí es mucho peor que el que soportaron los sudafricanos.
Pero Israel conoce muy bien el éxito que la campaña de BDS está logrando en todo el mundo y que el BDS es una herramienta de resistencia nueva y a la vez con una larga tradición utilizada por los palestinos con el apoyo de la sociedad civil internacional para llevar a Israel ante la justicia y hacerle responsable de todos los crímenes que ha cometido contra el pueblo palestino, concretamente, la ocupación, la colonización y el apartheid. Se trata de un movimiento global que tiene apoyo global y cuyo objetivo es eliminar la opresión y la injusticia en Palestina, aunque su discurso va mucho más allá de Palestina y está fuera del alcance de la habitual herramienta brutal de Israel consistente en crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, incluidos el asesinato masivo y el castigo colectivo.
Las declaraciones y posturas de Omar emanan del movimiento de defensa de los derechos humanos palestinos. Sus consignas (libertad, igualdad y justicia) suponen una grave amenaza a los cimientos racistas de Israel como «el Estado de los judíos». El hecho de decirlo de manera diferente para pedir la igualdad y la vuelta de los refugiados que, según afirma la resolución 194 de la ONU, sufrieron una limpieza étnica en 1948 tal como hace el movimiento de BDS cuestiona la propia definición del Estado de Israel, como dejó claro el informe de la ESCWA [siglas en inglés de Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia Occidental], el cual afirma claramente que Israel es un Estado de apartheid. La condición previa para ser bienvenido en Israel es reconocer y aceptar la naturaleza exclusivista y racista del Estado. No existe la nacionalidad israelí, solo un carácter nacional judío y no uno israelí, lo que en la práctica excluye de la ciudadanía y del Estado a todas las personas palestinas y «no judías» que viven en Israel, lo que, tal como señaló el Comité de Naciones Unidas de Derechos Sociales Económicos y Culturales, «fomenta la discriminación y concede un estatus de segunda categoría a los ciudadanos no judíos [de Israel]».
Es totalmente obvio que la clase dirigente ashkenazi está harta del cada vez mayor tsunami del movimiento de BDS. La conferencia [organizada por el diario] Yediot Ahronot [para tratar estrategias contra el BDS] el año pasado, a la que asistió todo el espectro de la vida política de Israel, ¡llegó a la conclusión de que el movimiento supone una amenaza «estratégica», si no existencia, para el proyecto sionista en Oriente Próximo! De ahí las medidas extremas tomadas por el gobierno y las leyes aprobadas por el [parlamento israelí] Knesset para luchar contra el BDS. Una de esas medidas era el «asesinato civil selectivo» de activistas del BDS. No es de extrañar que dos semanas después el Knesset israelí aprobara una resolución para prohibir la entrada en el país de todas las personas activistas del BDS y que lo apoyan.
Curiosamente, y de acuerdo con la experiencia del apartheid sudafricano, no se ha sometido a ningún activista judío al tipo de trato que experimentan los activistas palestinos en manos de las autoridades; la respuesta al activismo también está sometida a la ideología racista que da forma a las declaraciones y acciones políticas de Israel y a los políticos israelíes.
Una solución positiva, justa e integral de la cuestión palestina debe incluir a todos los palestinos, incluidos los de Cisjordania y Gaza, los que permanecen en Israel y los refugiados palestinos de 1948. La forma de reparar esta desposesión no es a través de los bantustanes al estilo del apartheid sudafricano como acordaron los signatarios de los Acuerdos de Oslo. La única solución justa y equitativa que ponga fin al apartheid israelí es un Estado laico y democrático en el que se trate a todos los ciudadanos por igual, independientemente de su religión, sexo o color.
Eso es lo que Omar ha estado pidiendo y lo que sigue pidiendo en su última declaración. Esta firmeza del movimiento de BDS y su compromiso inquebrantable con la justicia para todos los palestinos es la verdadera razón detrás de la falaz campaña contra Omar. Y es la razón por la que el movimiento de BDS debe intensificar su trabajo, tal como ha pedido Omar, para obligar a Israel a acatar el derecho internacional. Más BDS es la manera de acabar con el apartheid en Israel, del mismo modo que se acabó con el apartheid en Sudáfrica.
Haidar Eid es profesor asociado de Literatura Postcolonial y Postmoderna en la Universidad al-Aqsa de Gaza. Ha escrito muchos artículos sobre el conflicto árabe-israelí publicados en Znet, Electronic Intifada, Palestine Chronicle, and Open Democracy. Ha publicado ponencias sobre estudios culturales y literatura en varias revistas, como Nebula, Journal of American Studies en Turquía , Cultural Logic, y Journal of Comparative Literature.
Fuente: http://mondoweiss.net/2017/04/campaign-against-barghouti/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.