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Adelante, Al Qaeda

Fuentes: Al Ahram Weekly

Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Durante algún tiempo, dirigentes nacionalistas e islámicos palestinos han venido advirtiendo que el embargo económico israelí, estadounidense y europeo contra el gobierno palestino elegido democráticamente, incluido el recientemente constituido gobierno de unidad nacional de amplio espectro, está abocando al extremismo a la sociedad palestina.

La pasada semana, la credibilidad de esas advertencias quedó justificada cuando un grupo, al parecer afiliado a Al-Qaida o que al menos comulga con su ideología, atacó una celebración escolar en Rafah, en la frontera sur de la Franja de Gaza, matando a una persona e hiriendo a otras cinco.

Los atacantes no eligieron como objetivo a los escolares o a sus profesores sino a los organizadores y a la policía, matando al guardaespaldas de un dirigente local de Fatah.

El grupo había advertido públicamente con anterioridad al colegio (dirigido por Naciones Unidas) que no celebraran la festividad, con el argumento de que la celebración implicaba que se «mezclaran chicos y chicas adolescentes, lo que está prohibido en el Islam».

Al parecer, los funcionarios locales y los directivos del colegio no se tomaron en serio las advertencias y no adoptaron las necesarias precauciones de seguridad para impedir cualquier posible ataque, pensando que los salafistas (musulmanes sunníes ultra-ortodoxos) no desencadenarían finalmente el ataque.

El ataque fue condenado a lo ancho y largo de los territorios ocupados palestinos como un crimen absolutamente injustificado.

Hamas llamó a los atacantes gente «equivocada» que se dedican a «derramar a lo loco la sangre palestina». Fatah llamó a los autores «representantes de fuerzas oscuras» y «asesinos».

El ataque de Rafah, junto con otros recientes incidentes esporádicos, incluido al aún sin resolver secuestro del corresponsal de la BBC en Gaza Alan Johnston, son considerados señales de mal agüero de cara al futuro.

A diferencia de Hamas, que en comparación parece un grupo de boy scout, los grupos aliados con Al Qaida no buscan, o no les importa, la popularidad, y en sus acciones no tienen en cuenta el sentir de la opinión pública.

Esto significa que están dispuestos a proseguir con sus planes y llevar a cabo cualquier objetivo que se hayan fijado sin importarles para nada cómo les percibe la sociedad.

Es difícil establecer la fuerza numérica de los salafistas, especialmente de los que militan en los territorios ocupados. Sin embargo, se sabe bien que se concentran en la Franja de Gaza y que se están extendiendo también por Cisjordania.

No hay duda de que una de las razones de su dramática aparición es el «fracaso de la democracia» en la sociedad palestina, debido principalmente al rechazo occidental de los resultados de las elecciones de 2006 que llevaron a Hamas al poder.

Desde el principio, los salafistas trataron de convencer a Hamas para que no tomara parte en las elecciones, defendiendo que no había sinceridad en Occidente, especialmente en lo que se refería a EEUU en cuanto a la cuestión de la democracia, y que los poderes occidentales estaban sólo utilizando el tema para debilitar al Islam y servir a sus propios intereses imperiales.

Y cuando EEUU, Israel, la UE y la mayoría de los regímenes árabes impusieron un bloqueo político, financiero y económico excepcionalmente brutal sobre el gobierno palestino dirigido por Hamas, que ha llevado a la mayor parte de la sociedad palestina al borde de la miseria, los salafistas y otros, como Hizb al-Tahrir, se enfrentaron con los antiguos partidarios de la participación de Hamas en las elecciones, diciéndoles: «¿No os lo advertimos?».

Por tanto, se presume ampliamente que muchos, si no la mayoría de los que se han unido a las filas de Al Qaida, especialmente en la Franja de Gaza, son actualmente anteriores seguidores y miembros de Hamas que han llegado a la conclusión de que el objetivo real de Occidente es destruir al Islam, no el de promover la democracia, y que la única vía para parar eso es a través de la yihad.

El rechazo actual de Occidente, incluida la UE, a levantar el embargo sobre el gobierno de unidad nacional está reforzando y probablemente justificando esas convicciones entre muchos palestinos (y obviamente entre muchos otros árabes de los países vecinos), facilitando así el reclutamiento de más y más conversos a la causa de Al Qaida.

El crecimiento de organizaciones similares en los territorios palestinos ocupados, y posiblemente también entre los palestinos en Jordania, Líbano y Siria, tendrá graves ramificaciones sobre la misma causa palestina, dado el enfoque casi nihilista adoptado por esos grupos.

En efecto, Al Qaida cree en una confrontación existencial con el enemigo hasta el final. Considera como tal no sólo a EEUU e Israel sino a cualquier grupo o gobierno o gente que obstaculice la consecución de sus objetivos. Bajo este prisma, la lista de enemigos potenciales de Al Qaida incluye a Hamas y a la Yihad Islámica, así como a los Hermanos Musulmanes, que rechazan muchos aspectos de la ideología de Al Qaida.

Por lo tanto, se teme que la aparición de Al Qaida o grupos similares como actores políticos de importancia en la arena palestina podría llegar a redefinir toda la lucha palestina por la libertad frente a la ocupación israelí.

Además, es casi una conclusión sabida de antemano que Israel sale beneficiado del fortalecimiento de Al Qaida entre los palestinos, especialmente a corto plazo, lo que le permitirá proclamar que tiene una causa común con Occidente al combatir el «terror islámico», consiguiendo así otra excusa más para consolidar su ocupación y usurpación de la tierra palestina.

Como antes se mencionó, el crecimiento de Al Qaida en Palestina será, según se teme, a expensas de movimientos islámicos como Hamas, un movimiento comparativamente moderado que está abierto al compromiso.

Por lo tanto, es probable que Hamas emprenda una campaña para educar a los palestinos contra los peligros de la ideología nihilista de al Qaida, especialmente después de los recientes agrios intercambios entre Hamas y el segundo de Al Qaida en el mando, Ayman El-Zawahri. Castigó a Hamas por firmar el Acuerdo de la Meca con Fatah el 8 de febrero, denominándolo de «venta».

De hecho, los eruditos musulmanes afiliados a Hamas están ya entablando contactos con los activistas salafístas, intentando convencerles de que su forma de pensar no es compatible con el auténtico Islam.

Hace unos días, un número de sabios religiosos musulmanes trató de convencer a los presuntos secuestradores del periodista de la BBC Johnston que tenerle cautivo era incompatible con las normas de la Sharia o ley islámica, ya que Johnston era un «Mustaaman» o no musulmán, un miembro de Ahl Al-Ketab (la Gente de la Biblia) que llegó a Gaza no como combatiente sino como periodista para transmitir los sufrimientos palestinos al mundo exterior. Y lo hizo con el permiso de la Autoridad Palestina. Por lo tanto, desde el punto de vista islámico su secuestro es inmoral e ilegal.

Los secuestradores declararon supuestamente que Gran Bretaña, al igual que EEUU e Israel, estaba en estado de guerra con los musulmanes, citando la ocupación anglo-estadounidense de Iraq, y que esto justificaba el secuestro de Johnston como ciudadano británico.

Los sabios afiliados a Hamas replicaron que las cosas han cambiado históricamente desde los días en que todos los ciudadanos y habitantes de un país seguían a su rey. Defendieron que muchos británicos estaban en contra de la ocupación de Iraq y habían obligado ya a dimitir a su Primer Ministro Tony Blair.

Se informó anteriormente que los secuestradores pedían al gobierno británico 5 millones de dólares, además de la liberación por parte de las autoridades jordanas de una mujer iraquí que pudo ser una suicida bomba. Sin embargo, esas peticiones fueron rechazadas como «especulaciones» por Ahmed Yusef, el consejero político del Primer Ministro palestino Ismail Haniyeh.

Yusef dijo que creía que Johnston sería liberado en pocos días, o en unas semanas como mucho.

En cualquier caso, lo que resulta de una claridad incontestable es que la traición de Occidente a los palestinos y la continuación del bloqueo contra el gobierno palestino, está llevando a muchos palestinos hacia Al Qaida.

Si continúan las cosas como están, todo esto debería considerarse como una advertencia muy seria de los acontecimientos por sobrevenir si las políticas estadounidenses, israelíes y europeas continúan alimentando las raíces del extremismo y del terrorismo en Oriente Medio, reduciendo cada vez más los horizontes palestinos y dando de hecho carta blanca a Israel para que culmine su objetivo de desposesión del pueblo palestino.

Enlace texto original en inglés:

http://weekly.ahram.org.eg/2007/844/re1.htm

Sinfo Fernández forma parte del colectivo de Rebelión y Cubadebate.