Ahed Tamimi pidió en Amán (la capital de Jordania) la puesta en libertad de todos los presos políticos palestinos, -alrededor de seis mil, entre ellos 400 menores, según cifras de 2018, que luchan por el establecimiento de un Estado independiente, e hizo un llamamiento a la unidad de su pueblo para terminar con el «apartheid» […]
Así se expresó Ahed Tamimi en una conferencia pronunciada el pasado mes de febrero, ante alumnos, profesores y destacadas personalidades, que acudieron a un acto celebrado en el Instituto de los Medios de Jordania (IMJ, siglas en castellano), al que asistió la princesa Rym al-Ali, fundadora de dicho centro educativo.
En su intervención, la joven activista subrayó que actualmente «está trabajando para llevar el mensaje (al mayor número de países posible) de la necesidad urgente de apoyar a los prisioneros palestinos que luchan por la libertad y unidad nacional», que tanto necesita Palestina para liberar a su pueblo del yugo de los fundamentalistas judíos.
Ahed Tamimi, quien pasó ocho meses en la cárcel por abofetear a un soldado israelí y encabezar una serie de protestas contra la decisión de Donald Trump de trasladar la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén, enfatizó que, debido «a las amenazas que ha recibido de Israel de arrestar o matar a sus familiares», se ha visto obligada a mantener «un perfil bajo» y acogerse al «derecho de permanecer en silencio y de no firmar ningún documento que ponga en riesgo la vida de sus seres queridos».
La muchacha que «vale más que mil hombres» agregó, en las primeras declaraciones que se conocen de ella en este año 2019, que «lo único que desea es la libertad de su pueblo» y que «no busca ni la simpatía ni la compasión del mundo», dejando claro que sólo aspira a que se haga justicia.
Tras su ponencia charló de la problemática palestina y de Oriente Medio con la princesa de origen argelino y periodista de la CNN, Rym al-Alí, quien está casada con el príncipe jordano Ali bin-Hussein, tercer hijo del rey Abdala II de Jordania.
De los siete millones de refugiados palestinos que hay en el mundo, la mitad, 3,5 millones, viven en Jordania, por lo que ese país es como una segunda patria para los hombres y mujeres que fueron expulsados a la fuerza de «Tierra Santa» (para musulmanes, cristianos y judíos) o tuvieron que huir de las bombas israelíes.
El Gobierno jordano ha ofrecido varias veces a Ahed Tamimi una beca para realizar sus estudios de Derecho en la Universidad de Amán, ya que en Ramallah, capital de facto de la Cisjordania ocupada, su formación podría malograrse debido a la agresiva política de Israel que en cualquier momento podría emprender una guerra total contra Palestina.
Según los últimos partes publicados por la prensa internacional, no ha habido un «alto al fuego» entre Israel y Palestina, con la mediación de Egipto, tras los enfrentamientos que tuvieron lugar a principios de esta semana, ya que por lo visto se informó de «esa tregua erróneamente».
Al parecer, Israel está considerando un ataque por aire y tierra (ha movilizado a tres divisiones de infantería y a sus fuerzas reservistas) para dar un castigo ejemplar a los insurrectos de Gaza, feudo de Hamás, y a los dos millones de habitantes que viven en «esa Numancia» que el «Pequeño David», armado hasta los dientes con armas de última generación, no acaba de doblegar.
La cosa se puso fea cuando un cohete palestino impactó el lunes en una vivienda israelí, al norte de Tel Aviv, destrozando la casa y causando siete heridos, entre ellos tres menores.
Como respuesta a ese ataque, Israel realizó al menos una decena de bombardeos el pasado martes sobre Gaza, destruyendo varios edificios que, según Tel Aviv, son una «nido de terroristas».
Aunque el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha pedido a las partes enfrentadas «máxima contención» para evitar una masacre en la región, ahora se vive en Palestina e Israel una tensa calma que en cualquier momento puede romperse con el zumbido de los cazabombardeos y las alarmas que llaman a esconderse en los refugios antiaéreos.
Algunos analistas temen que se repita la Operación Margen Protector (del 8 de julio de 2014 que se prolongó durante 50 días) y que concluyó con un saldo de 2205 palestinos muertos (entre ellos 1563 civiles y 538 menores) y más de tres mil heridos y mutilados.
Los bombardeos aleatorios sobre Gaza causaron en aquel entonces 100.000 desplazados sobre una población de dos millones de habitantes, la destrucción de 22.000 viviendas, y daños de diversa consideración a otras 113.000.
En el lado israelí, los cohetes de las milicias de Hamás y el fuego de mortero de sus milicianos mataron a 71 israelíes, seis de ellos civiles.
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