Aida es un campo de refugiados situado al este de Belén, en el que habitan unos 5000 refugiados palestinos. Su ubicación hace que el campo sea un lugar de tensión y enfrentamientos constantes. A escasos metros del campo de encuentra la Tumba de Raquel, un lugar sagrado del judaísmo. Con el fin de permitir que […]
Aida es un campo de refugiados situado al este de Belén, en el que habitan unos 5000 refugiados palestinos. Su ubicación hace que el campo sea un lugar de tensión y enfrentamientos constantes. A escasos metros del campo de encuentra la Tumba de Raquel, un lugar sagrado del judaísmo. Con el fin de permitir que los judíos ortodoxos vayan a rezar sin dificultades, el «Muro del Apartheid» construido por Israel se adentra en la ciudad para rodear la tumba y a su vez, una base militar que tiene acceso directo hacia Aida mediante una puerta corredera. Además de la Tumba de Raquel, a unos doscientos metros del campo se encuentra el asentamiento ilegal de Gilo, y poco más allá la ciudad de Jerusalén.
La cercanía geográfica a zonas estratégicas hace que el ejército israelí ataque el campo con brutalidad de forma habitual, para mantener la situación «bajo control», según sus propias palabras. Desde la guerra de Gaza a finales del 2012 los enfrentamientos han sido constantes en Aida y las repercusiones para los habitantes del campo terribles. El 23 de enero hará un año que el joven Saleh Ammarin de 15 años fuera asesinado con un tiro en la frente en Aida. Ha habido además múltiples heridos de bala, con balas recubiertas de caucho o a consecuencia del gas lacrimógeno. El 2013 fue también testigo de decenas de arrestos de jóvenes en mitad de la noche, muchos de los cuales fueron sacados de sus casas en pijama y sin ofrecer explicación alguna a sus familias. Algunos de ellos ya han sido liberados tras pasar meses en cárceles israelíes, otros siguen dentro cumpliendo condena, e incluso los hay que aún siguen esperando su juicio.
Empeoramiento de la situación
La situación en Aida, no obstante, empeoró a finales del año pasado y desde comienzos del 2014 ha sido un infierno. A comienzos de diciembre tuvieron lugar protestas a raíz del asesinato de tres palestinos en Yatta a manos del ejército israelí. Estas protestas fueron respondidas ferozmente, y se saldaron con más de diez heridos de bala (la mayoría menores de edad), numerosos heridos y constantes lanzamientos de gas lacrimógeno que dejaban el campo sumergido en una nube donde no se podía respirar.
A comienzos de este año los ataques israelíes se han endurecido aún más, la cantidad de gas que se lanza al campo es insoportable, y deja las calles y casas de los habitantes del campo impregnadas. Los soldados israelíes están entrando dentro del campo a diario, totalmente armados y acompañados de jeeps y francotiradores en las torres. Ha habido múltiples heridos estas últimas tres semanas, y hace pocos días en un asalto nocturno al campo, el ejército invadió varios hogares y arrestó a tres jóvenes.
El fin de semana la situación mejoró ligeramente puesto que uno de los días la gente del campo de reunió y organizaron un día de limpieza colectiva del campo debido a la huelga de los trabajadores de UNRWA. Al día siguiente, cuando ya estaban teniendo lugar enfrentamientos, los líderes del campo animaron a los jóvenes a jugar a futbol en vez de a tirar piedras y los enfrentamientos finalizaron. Sin embargo, hoy no ha sido así. Hoy ha vuelto la brutalidad y los ataques, y entre otras consecuencias, Mohammed Alazraq, líder de Fatah del campo de Aida y directos de actividades del Centro Lajee ha acabado en el hospital, herido en la cabeza con una bala recubierta de caucho.
El Centro Lajee
El centro Lajee ha cobrado un protagonismo especial durante los enfrentamientos que han tenido lugar este último año en Aida. Lajee es un centro educativo y cultural situado entre la base militar israelí y la Tumba de Raquel, y la entrada de Aida. Es por ello que los enfrentamientos tienen lugar a sus puertas y esto hace que sea imposible para el centro desarrollar sus actividades con normalidad, especialmente considerando que son principalmente niños y jóvenes los que acuden al centro.
Por ejemplo, el 10 de enero, alrededor de la una y media había niños y niñas (de 7 a 14 años) en el centro, jugando y dibujando. A las 2, el grupo de dabkah (de 15 a 20 años) tenía su clase habitual de los viernes. Cuando los niños y los jóvenes intentaron salir del centro para irse a casa, hacia las 4, qudaron atrapados dentro por los soldados israelíes que estaban disparando gas lacrimógeno al campo de refugiados. Unos minutos más tarde, unos 10 soldados totalmente armados invadieron el centro y ordenaron a todos los que estaban dentro que les diesen sus tarjetas de identificación, y junto con los voluntarios los encerraron a todos en la biblioteca. Una media hora más tarde los soldados se marcharon y el personal del centro les ayudó a salir; pero de camino a casa, los soldados dispararon aún más gas lacrimógeno que acabó cayendo en el tejado del edificio.
Fueron también las cámaras de Lajee las que grabaron el asesinato de Saleh Ammarin, que se produjo a las puertas del centro. Además, el 8 de abril del 2013 el Director de la Unidad de Arte Audiovisual, Mohammad Alazza, recibió un disparo en la cara mientras sacaba fotos de los enfrentamientos desde un balcón del centro (http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=44511«). Después de herirlo no dejaron salir a Mohammad del centro durante bastantes minutos hasta que comenzaron a gritar desde el centro que se estaba muriendo. Solo entonces les permitieron salir.
Es habitual que los soldados disparen gas lacrimógeno y hasta granadas aturdidoras al centro, independientemente de que haya niños, jóvenes o grupos de turistas en el centro. En octubre se llevaron a cabo obras para construir un parque al lado del centro, los trabajadores y voluntarios que colaboraban en la creación del parque tuvieron que abandonar el trabajo corriendo en más de una ocasión después de que se disparase gas lacrimógeno al parque desde la base militar.
Finalmente hoy, otro trabajador más del centro ha resultado herido. Otro trabajador que se encontraba realizando su trabajo dentro del centro. Mohammed Alazraq recibió un impacto de bala recubierta de caucho en la cabeza. Fue trasladado de urgencia al hospital donde fue atendido por sus heridas. Posteriormente ha sido enviado a casa y en estos momentos se encuentra bien.
Sin embargo, la situación en Aida es cada vez más insostenible. Los enfrentamientos son constantes, la vida en el campo es cada día más difícil, más peligrosa. El campo es inundado de gas lacrimógeno a diario, los soldados disparan sin reparo. Mientras el primer ministro canadiense o John Kerry se pasean por la región intentando alcanzar acuerdos y hablando de democracia, a escasos kilómetros del Knesset israelí hay una población sufriendo por vivir, resistiendo por existir.
Aida no es un caso aislado, el sufrimiento de los palestinos por toda la Palestina histórica y en el exilio es cada vez mayor, y por ello, es necesario que nuestra respuesta a tales injusticias y nuestra lucha contra ellas se endurezcan acordemente. La ONU ha declarado el 2014 año internacional de solidaridad con palestina. Hagamos de esta declaración una realidad.
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