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Aires de esperanza soplan en el Golán ocupado

Fuentes: Centro de Información Alternativa

La vida ha vuelto aparentemente a la normalidad en Majdal Shams, el principal pueblo sirio de la zona de los Altos del Golán bajo ocupación israelí. Los comercios están abiertos, los muchos agricultores locales van a trabajar al campo y en el centro del municipio nada indica que cuatro palestinos fueron asesinados el pasado domingo […]

La vida ha vuelto aparentemente a la normalidad en Majdal Shams, el principal pueblo sirio de la zona de los Altos del Golán bajo ocupación israelí. Los comercios están abiertos, los muchos agricultores locales van a trabajar al campo y en el centro del municipio nada indica que cuatro palestinos fueron asesinados el pasado domingo cuando cruzaron la frontera siriana para reivindicar el derecho al retorno de los refugiados.

Pero si uno se acerca a la valla que separa el territorio administrado por Israel de la zona desmilitarizada -a pocos centenares de metros de la frontera siria-, la percepción empieza a cambiar. La parte de la valla que fue derribada durante la manifestación para conmemorar la Nakba (o catástrofe) ha sido reparada y el número de soldados apostados en el municipio supera ampliamente los 40, muchos más de los que hubo inicialmente el domingo 15.

Y hablar con la población autóctona termina por derribar la imagen que la matanza no tendrá consecuencias para Majdal Shams y el Golán ocupado. «Nada volverá a ser lo mismo. Los palestinos nos mostraron el camino, porque Israel está preparado para luchar contra alzamientos violentos, pero no sabe reaccionar ni combatir la no violencia», opina Fawzi Hussein Abu Jabel, miembro de la ONG Local Golan for Development.

«Sabíamos que vendrían muchos palestinos, pero para nosotros fue una sorpresa que unas cien personas cruzaran la valla y llegarán al centro del pueblo», comenta Salman Fakher El-Deen, coordinador de Al-Marsad, una organización dedicada a la defensa de los derechos humanos. Salman Fakher fue uno de los notables locales que medió entre los palestinos y los soldados israelíes para que los primeros pudieran volver a cruzar la valla y llegar a territorio sirio sin una nueva actuación violenta por parte de los militares. Eso sí, cuando los palestinos dejaron Majdal Shams lo hicieron protegidos por un cordón humano formado por la población local.

Miedo y orgullo   Frial Mahmoud-Maray, una mujer que se está construyendo una casa muy cerca de la valla, confiesa que inicialmente temió por una posible venganza del ejército hebreo. «Tuve miedo que bombardearan o atacaran Majdal Shams, pero después me sentí orgulloso de lo que hicieron los palestinos. ¡Fueron muy valientes! La verdad es que me direon ganas de cruzar la valla y poder ir a Siria, mi patria, pero nos tenemos que quedar aquí y resistir la ocupación», cuenta.

Más allá de lo que pasó domingo, los residentes en Majdal Shams siguen expectantes las noticias que llegan de Siria y de la revuelta que está poniendo contra las cuerdas el régimen de Bashar Al-Assad. Jamil, parroquiano habitual en las tertulias de Salman y Fawzi, comenta que le cuesta opinar porque no vive allí, pero que tiene claro que apoya las demandas de «libertad y democracia».

Fawzi Husein va más allá y subraya que esta revolución también es la suya, «porque es mi patria y lo que le pase me incumbe a mí». «Los sirios han dicho basta, ya no quieren vivir más bajo un régimen tiránico. Para nosotros es positivo porque si cae el gobierno significará que hay más libertad y la revolución podrá continuar. Con ella es más fácil que llegue la liberación del Golán, después de 44 años de ocupación». «Mientras los israelíes continúen aquí, es imposible que nadie piense en un acuerdo de paz con Siria. Es inconcebible», añade Salman. Todos coinciden en comentar que desconocer cómo evolucionará la situación en Siria y en resto del mundo árabe, pero que la revolución les ha dado una cosa muy importante, esperanza.

http://www.alternativenews.org/castellano/index.php/topics/news/2879-aires-de-esperanza-soplan-en-el-golan-ocupado


Centro de Información Alternativa (AIC), Jerusalén.