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Siria

Al Qaida a la cabeza de la oposición contra Al Assad

Fuentes: Página 12

La guerra contra el dictador sirio no carece de curiosidades. Los países árabes amigos de Occidente que apoyan su derrocamiento tratan de financiar al Ejército Sirio Libre ante el creciente dominio de Al Qaida en el campo de operaciones. El grupo terrorista Jabhat al Nusra, la principal formación jihadista armada en Siria, anunció que conjuntará […]

La guerra contra el dictador sirio no carece de curiosidades. Los países árabes amigos de Occidente que apoyan su derrocamiento tratan de financiar al Ejército Sirio Libre ante el creciente dominio de Al Qaida en el campo de operaciones. El grupo terrorista Jabhat al Nusra, la principal formación jihadista armada en Siria, anunció que conjuntará sus fuerzas con las de «Al Qaida en Irak» (AQI) «para ayudar a nuestros hermanos oprimidos en Siria». «Los hijos del Frente Al Nusra renovamos nuestro compromiso con el sheik de la Jihad Ayman al Zawahiri y le declaramos nuestra obediencia» (Le Monde, 10/4/13). Ayman al Zawahiri, comandante en jefe de Al Qaida, es el sucesor de Osama bin Laden y planea instaurar un Estado islámico en Siria cuando Al Assad caiga. El nuevo agrupamiento se llamará «Al Qaida en Irak y el Levante».

El jefe de la rama iraquí de AQI, Abu Bakr al Baghdadi, confirmó que el Frente Al Nusra fue fundado por elementos llegados de Irak, donde lucharon contra la ocupación de la OTAN con la bendición del régimen sirio, que por entonces alentaba a los jihadistas a combatir en Irak. Pero un boomerang es un boomerang. Bien lo conocen los talibán que EE.UU. alimentó de todos los modos posibles contra la invasión rusa de Afganistán y que, cumplida la misión, no tardaron a su vez en ser expulsados del poder. Por Estados Unidos.

El tipo de oposición armada que se está creando en Siria preocupa a sus vecinos árabes y no sólo. Jordania, que hasta hace dos meses mantenía una actitud pasiva por temor a que el terrorismo se hiciera presente en su territorio, pasó a convertirse en abastecedora de armas a los rebeldes moderados por la frontera sur de Siria. Qué casualidad: contemporáneamente, recibía de Arabia Saudita más de mil millones de dólares (www.guardian.co.uk, 14/4/13). Pero no sólo Riad y Amán participan en esta empresa. «Algunos Estados del golfo, Gran Bretaña y EE.UU. han aumentado aceleradamente su apoyo a determinados sectores rebeldes a fin de frenar los avances de los grupos vinculados con Al Qaida», señala además The Guardian. ¿Entonces a quién combaten en Siria, a Al Assad o a Al Qaida?

Hay razones, claro. A fines del año pasado, más de cien organismos civiles y militares de la oposición firmaron una declaración expresando su solidaridad con Jabhat al Nusra (www.telegrahp.co.uk, 10/12/12) y rechazando la decisión estadounidense de declararla una organización terrorista (www.state.gov, 11/12/12). Luego de este anuncio del Departamento de Estado, numerosos batallones rebeldes manifestaron idéntica solidaridad (www.microsofttranslator.com, 7/3/13): su proclama subrayaba el rechazo a la intervención estadounidense «porque todos somos Jabhat al Nusra». Se explica: los avances militares más importantes contra el régimen sirio son atribuibles a estos jihadistas, ahora aliados con Al Qaida, que están mejor armados, mejor entrenados y van al frente en los ataques. Hace meses que se informa que constituyen la fuerza militar más importante de la oposición (www.mcclatchydc.com, 3/1/13).

El Consejo Nacional Sirio, reconocido oficialmente por EE.UU., Rusia y otros países como representante legítimo del conjunto de la oposición, se ha visto superado por lo que sucede en la guerra misma. Hillary Clinton, cuando fungía como secretaria de Estado, reconoció una vez que Al Qaida y otros grupos que figuran en la lista de grupos terroristas «están de nuestro mismo lado en Siria y ayudan a los rebeldes» (www.infonews.com, 1/3/12). Se estima que un grupo de Al Qaida que participó en el derrocamiento de Khadafi fue transportado a la región en aviones de la OTAN e infiltrado en Siria. Pero la nueva situación ha cambiado las apuestas, creando un estado de cosas de suma complejidad para Occidente.

Analistas como John Glass consideran que el esfuerzo de socavar la ayuda a los grupos afines a Al Qaida -los rebeldes más efectivos desde el punto de vista militar- no pondrá fin a ese conflicto interno de la oposición ni al régimen de Al Assad. «La política de ayudar sólo a los rebeldes amigos -señala- ha prolongado por demás el conflicto, empeorado la crisis humanitaria y ayudado a promover a Al Qaida en Siria» (y) no se puede confiar en que los regímenes de Arabia Saudita y Jordania ayudarán realmente a los moderados que luchan por la ‘democracia’ post Al Assad» (www.antiwar.com, 15/4/13). Mientras esto se dirime en relación con el campo opositor, se asiste a una paradoja de proporciones: Al Assad convertido en campeón de la lucha contra Al Qaida y otras organizaciones terroristas que figuran en la lista negra del Departamento de Estado.

Fuente original: http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-218281-2013-04-18.html