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Algo malo nos está ocurriendo

Fuentes: Haaretz

Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos

Hace tres años la cadena de televisión [estadounidense] CBS emitió imágenes de soldados estadounidenses maltratando a prisioneros en la cárcel de Abu Ghraib en Iraq. Estas fotos que causaban horror llevaron al juicio de ocho soldados, a destituciones y a un gran escándalo en Estados Unidos. En el juicio de unos de los guardianes de la prisión, que fue condenado a ocho años de cárcel, un psicólogo hizo la evaluación de esta persona afirmando que este hombre era una persona completamente normal, sin ninguna tendencia particular a la violencia, y que había trabajado como guardián durante muchos años en la vida civil, pero que nunca se había comportado de manera salvaje en relación a los prisioneros estadounidenses. La situación de ocupante y ocupado, como opuesta a la de ciudadano frente a ciudadano, provoca que las personas normales se vuelvan violentas y pierdan la contención. El tribunal llegó a la conclusión de que en Abu Ghraib había un desprecio [hacia los presos] institucionalizado a todos los niveles. Los guardias de la prisión entendían que «así es como hay que comportarse aquí».

Anoche el programa televisivo de investigación «Fact» emitió imágenes de nuestro propio Abu Ghraib. Es dudoso que un país, que ha crecido acostumbrado a 40 años de ocupación y las historias que acompañan a esta ocupación, se llegue a conmocionar. Nos hemos acostumbrado a tratar a los palestinos como personas inferiores. Las generaciones pasan y nuevos soldados maltratan casi de la misma manera a los residentes de la ocupada Hebron. Hace tres años el grupo Breaking the Silence [Romper el silencio] sacó a la luz historias parecidas a las emitidas anoche. La afirmación de que «la ocupación corrompe» se ha convertido en un dicho de la izquierda en vez de ser una señal de advertencia para todo el mundo.

En esta ocasión se trataba de soldados regulares de la brigada Kfir. Enseñaron sus traseros y órganos sexuales a los palestinos, aplastaron una estufa eléctrica contra la cara de un chico joven, pegaron si piedad a chicos jóvenes, grabaron todo en sus móviles y se lo enviaron a sus amigos. Una de sus «travesuras» fue comprobar cuánto tiempo podía aguantar sin respirar un palestino al que estaban ahogando. El experimento acabó cuando perdió el conocimiento. Los soldados dijeron que lo habían hecho para «romper la rutina» que consiste enteramente en maltratos. Bastaba con que un chico «nos mirara mal» para que los soldados le pegaran.

Antes de esto, en el juicio del teniente capitán Yaakov Gigi, los oficiales hablaron de agotamiento, de que «a la brigada ocurría algo malo», de un Salvaje Oeste, de crisis moral. El comandante de la brigada, el coronel Itai Virov, afirmó: «Fallamos en varios parámetros». Sus palabras reflejan que se está negando la profundidad del fracaso. Esta rutina continua, lejos de los ojos de los comandantes, tiene que llevar a una serie de investigaciones y quizá también a dimisiones. Para el jefe de la brigada Hebron, para el comandante de división, para el Mando Central e incluso para el jefe del estado mayor supone una falta de escrúpulos el ignorar el comportamiento actual de los soldados de la brigada responsable de la rutina de seguridad en Cisjordania. El coronel Virov admitió que en la brigada existía una conspiración del silencio (dicho de otro modo, que el maltrato y su aceptación eran una norma). Para cambiar las normas uno tiene que conmocionar y estar conmocionado, y no contentarse con unos pocos encarcelamientos y palabras vacías acerca de la pérdida de valores.

Personas absolutamente normales, como dijo el psicólogo estadounidense acerca de los maltratadores de Abu Ghraib, son capaces de comportarse como monstruos cuando reciben desde arriba el mensaje de que es permisible maltratar, pegar, ahogar, quemar, hacer sentir a la gente miserable y, en general, hacer cuanto el genio del mal del ser humano es capaz de inventar contra otras personas que están bajo su control. Algo malo nos está ocurriendo, dicen en la brigada Kfir. Ese «algo» es la ocupación.

Enlace con el original: http://www.haaretz.com/hasen/spages/957536.html